Estoy en el estacionamiento de la fundación observando al personal salir, el día ha finalizado y estoy esperando a verla por última vez hoy. Estoy loco por ella y mis deseos de escuchar su voz y oler su perfume carcomen mi alma. La veo salir, Gianni no está con ella por lo que camina sola hasta su auto. Camino detrás de ella con sigilo o a lo mejor, no tanto porque notó que sus hombros se tensan. No quiero espantarla, pero tampoco resisto la idea de tomarla entre mis brazos sorpresivamente, porque no creo que me permita hacerlo de otra manera.
Me coloco detrás de ella, su nerviosismo la entorpece, por lo que sus manos temblorosas dejan caer las llaves de su auto. En el momento en que se inclina por ellas, observo con picardía y detenidamente sus formas, como todo hombre hubiera hecho en mi lugar. Los hombres mentimos cuando decimos que no hacemos estas cosas y más cuando el objeto de nuestra lujuria es la mujer qu
—Noah —respondo.—¡Hola! ¿Interrumpo algo importante? —me pregunta con voz sugerente, bien sabe que estaba con ella, los policías que la siguen debieron advertirle.—No. ¿Cómo fue tu día?—¡Excelente! Me torcí el tobillo jugando una partida de baloncesto.—¡Qué idiota! ¿Mamá?—Preocupada porque no le has llamado —golpeo mi frente con la palma de mi mano por haberme olvidado llamarla.—Comunícamela, por favor.—¿Hijo? —su voz ronca me hizo saber que se encuentra enferma.—Hola, madre. ¿Estás enferma?—No es nada, solo una gripe.—¿Has ido con el médico?—Sí, no te preocupes. Dime, ¿te gusto tu apartamento?, ¿te gustaron las flores que coloqué antes de irme?—Todo me ha gustado.—Estaba muy preocupada, por favor llámame. No me gusta que estés cerca del peligro. Ethan, no quiero perderte ahora que te tengo.—No pasará. Me cuido. ¿Qué te parece si mañana nos reunimos todos para comer? —sugiero, los extrañó, y quiero pasar tiempo con ellos. Después de todo, ahora son lo único que tengo.—¡
Marco el número de Nick, no ha hecho mucho con respecto a la investigación, lo sé. Pero también comprendo que él está entre su familia y un amigo. Pero tengo que presionarlo.—Diga —responde, por lo que de inmediato le suelto dos palabras que sé que entenderá a la perfección.—Las pruebas.Corto la llamada de inmediato. Maldigo mi suerte porque no traigo el auto de mi hermano, de otra manera hubiera ido manejando detrás de Elena solo para asegurarme de que haya llegado a casa, sana y salva. Por lo que solo termino saliendo del edificio a pie. Espero a que pase un taxi vacío y le hago la parada. Me voy directo a mi departamento. Mientras que el taxi hace su recorrido, intento ver la ciudad sin ponerme melancólico.Mi teléfono vibra, al sacarlo de mi pantalón observo que es uno de los policías que cuidan de Elena. Reviso el mensaje, ella se ha desviado. De inmediato llamo a Gianni.—¿Ethan?—¿A dónde va Elena?—No lo sé, ¿por qué?—Se desvió.—Tranquilo, Ethan. Seguramente fue con su as
Mi velada en casa de Quella termina a las dos de la mañana, me he despedido de ella con un gran abrazo, al ver a Sophia con su enorme vientre me pone nostálgica. Ella es feliz con el hombre que ama y no puedo evitar sentirme envidiosa y muy mal. Soy horrible.Cuando llego a mi departamento las luces están apagadas, por lo que supongo que Gianni está dormida. Voy a la cocina, saco un vaso y de la nevera una jarra de agua de frutas. Me sirvo y devuelvo la jarra dentro de la nevera. Tomo mi vaso y camino hasta el ventanal, allí observo fuera del edificio el mismo coche que me sigue a donde quiera que voy, estacionado a contra esquina del edificio.—¿Qué hora son estas de llegar, señorita? —Salto en mi lugar por el susto de la voz acusatoria de Gianni.—¡Gianni, me asustas!—Es tu conciencia la que te asusta —me dice encendiendo la luz de la sala.—Siento no haberte avisado, fui con Quella.—Estaba preocupada, la próxima ocasión avisa —me pide—. Aunque, por otro lado, también se me pasó p
Veo salir a Ethan devastado de la oficina. Y me pregunto por qué no es honesto conmigo. Por qué siempre todo tienes que ser verdades a medias. Lo he llamado por su nombre por segunda vez y no lo ha notado. Camino hacia mi escritorio y me siento. Sus palabras, su loca fantasía, lejos de halagarme me hace sentir tanta rabia. Porque lo teníamos y lo arruinó.Cree que puede engañarme, desaparecer por años y, luego, aparecerse en mi vida con otra identidad y tener la osadía de pensar que puedo perdonarlo. Nunca podría hacerlo, el daño que me hizo es irreparable y su vida un desastre completo. Además, no se atreve a mirarme a la cara y decirme la verdad.La puerta se abre abruptamente, es él, quien ha irrumpido en mi oficina. Por su rostro eufórico y su intensa mirada sé que se ha dado cuenta de que he dicho su nombre real. Él espera a que yo hable y le diga lo que quiere escuchar, quiere saber si solo fue un error mío, sin embargo, creo que él merece la agonía.—¿Ahora qué, señor Reader? —
—Ya estoy dentro —responde Nick. Y a pesar de que interrumpió algo sumamente importante, me alegro de que lo haya hecho, porque de esto depende para salvarla a ella.Nick está en el área de contaduría, se supone que, desde el ordenador del gerente contable, puede sacar toda la información que necesitamos para descubrir los movimientos fraudulentos y lavado de dinero que Jonathan junto con su gente han hecho con la empresa y la firma.—Entrarás con la clave 02022004HDLF.Lo escucho teclear, su respiración es agitada, está nervioso.—Estoy dentro.No quiero distraerlo ni que lo encuentren hablando conmigo, por lo que decido cortar la llamada.—Llámame cuando lo tengas todo.Me dirijo hacia la oficina de Gianni, ella está en una llamada. Simplemente, la saludo con la mano, camino hasta ella y empujo su silla lejos para poder adueñarme de su ordenador. Desde allí, comienzo a hackear la información de contabilidad de la fundación. Necesito que la fundación por la que Elena ha luchado tanto
—Elena, discúlpame. Se me cayó el café encima de mi ordenador y le pregunté a Oliver si podía trabajar aquí en lo que me arreglaban mi situación. Como creímos que no vendrías… —responde Nick, un poco nervioso. Lo cual es extraño, ya que él jamás se ha sentido incómodo conmigo. Para él y Oliver soy la esposa del hombre que fue su gran amigo. Y, por, lo tanto se preocupaban por mí.—Está bien, no te preocupes.Dejo mi bolso junto dentro del cajón de mi escritorio, y luego me dispongo a preparar un café, Ethan tenía un minibar de bebidas alcohólicas. Prefiero evitar, y mucho menos imitar esa mala costumbre de él, de beber un trago cuando estaba estresado.—Pero ya me voy a los juzgados. Ten un excelente día, Elena —me dice con una sonrisa nerviosa.—También tú, Nick.Lo veo abrir la puerta para salir, pero Jonathan también estaba del otro lado, se saludan y luego Nick se marcha. Jonathan entra.—Buenos días, Elena. ¿Tienes un momento?Camino detrás de mi escritorio, para tener algo entre
He decidido visitar Emma, quiero saber si sus investigadores han encontrado algo más. Nunca les daría esperanza, pero, sí, consideraba conveniente ver a sus padres. Además, si Joseph tiene el expediente de Jean Carlo, me gustaría tenerlo en mis manos.Ahora, Nick, estaba sacando información confidencial de la empresa; seguramente porque Ethan lo envió, lo que quiere decir que decidió recurrir al idiota de Nick antes que a mí. ¿Yo que era la supuesta mujer que amaba? ¿Es que me consideraba tan idiota como para no poder sacar una estúpida información de la computadora? Esto demuestra que nunca me ha visto ni me verá como alguien igual a él.Al llegar a casa de los Donovan, siento un nudo en la garganta, han pasado años desde la última vez que pise este lugar al lado de Ethan, volver aquí parece no ser lo correcto.Toco la puerta y la chica del servicio abre, no la conozco; sin embargo, ella parece reconocerme, a lo que me pregunta:—¿A quién busca?—Buenas tardes, a la señora Donovan.—
CANSADAAl llegar al departamento me siento exhausta, tanto como para dar un paso seguido del otro sin tambalearme. El aire me falta, y la cabeza me duele por el llanto, había sido tan fácil hablar con Emma, que hasta pude hablarle de las cosas de las que nunca he hablado con nadie, ni siquiera con Gianni. Abrí la puerta y mi amiga está mirando la televisión. Me acerco a ella y me siento a su lado.Ella gira su rostro y me mira con atención. Se ha dado cuenta de que he llorado, pero me siento tan cansada como para levantarme del sofá y esconder mi tristeza. Tampoco era como si fuera un secreto, pero tenía demasiado tiempo que no lloraba.—Elena, ¿te sientes bien? ¿Has llorado? —Gianni se acerca un poco más para inspeccionar mi rostro. La alejo con mis manos.—No te preocupes, Gianni. Estuve con Emma y me puse sentimental, eso es todo.—Tu esposo fue un maldito patán, deberías odiarlo, no amarlo, ni guardarle respeto como si hubiera sido un santo. Lo peor es cuando le lloras. Me da tant