Cap. 1 El resultado de la inseminación

—Quiero que respires hondo Narel.

Ella lo hacía.

—Vamos a iniciar el proceso de fecundación, ya que estás ovulando y si todo sale bien quedarás embarazada dentro de poco.

—Es lo que más quiero…

Cerró sus ojos y entonces pudo sentir ese fuego en su interior, supo que lo lograría, estaría embarazada y sería madre.

Cuando Narel recibió la noticia de la evolución de su embarazo en ese eco y el doctor le anunció.

—Gemelos… tenemos dos a bordo.

Ella no podía considerar que estuviera dos bebes en su vientre, ahora si sería toda una madre completa, bendito el semen que le habían dado.

El día del parto fue programado y sería cesárea, había esperado ver a sus dos pequeños por mucho tiempo y ya tenía todo listo: cunas, ropita y detalles para recibir a los pequeños. Sería duro todo el camino, pero con su carrera de arquitecta y paisajista lo haría bien.

Fue a lo lejos, en medio de la anestesia, que escuchó un potente llanto y supo que habían nacido, luego se durmió y al despertar su mejor amiga Luisa la esperaba emocionada.

—Son hermosos…

—¿Son varones o niñas?

—Niño y niña, toda una monería te salieron divinos.

Ella sonrió orgullosa, después de todo no era nada fea, así que tuvo su contribución sobre ese menester.

—Tienes que elegir los nombres…

—Quiero que el niño se llame Dave y la nena se llamará Lana.

—Entonces Dave y Lana.

Narel sonreía triunfal y se tomaba fotos con sus pequeños bebes hermosos.

**

Andrew Miller escuchaba al médico decir su pronóstico con respecto de su hijo.

—Lamentablemente, no hay reacción de parte de Jason, tememos que su estado pueda ser irreversible.

—No puede ser.

—Lo siento, podrían desconectarlo, pues su cerebro no tiene actividad.

—Creo que sería lo mejor para un hombre como él.

Lorna gritó en ese momento:

—¡Nunca!

—Entonces lo mantendremos conectado hasta que decidan lo que desean hacer con él.

Lorna lloraba desconsoladamente cerca de su hijo y le reclamó a su esposo.

—¿Cómo pudiste pensar siquiera en desconectarlo?

—Solo pienso en Jason, en su bien. Que descanse en paz.

—¡No!

Su hijo volvería a la vida, ella lo intuía y solo su fe la mantenía junto a él. Fue nueve meses después que él despertó. En la habitación 210 se vivían momentos angustiantes.

—¿Qué tiene mi hijo?

—Parece que está reaccionando —dijo el doctor—. ¡Está despertando!

Lorna emocionada se llevó las manos al rostro. Su hijo era trasladado a cuidados especiales y solo fue cuestión de horas para ver resultados.

Cuatro años después

No podía considerar lo que el doctor le decía en esos momentos.

—Su material genético fue utilizado hace varios años.

—No entiendo, se supone que tenían que esperar mi consentimiento para cualquier uso.

El sujeto se removió en su puesto y le explicó.

—Es cierto, pero debe comprender que soy nuevo en este puesto y que he encontrado ciertas irregularidades.

Eso crispó a Jason que le gritó.

—¡No me puede salir con esa mamada! Es de mi vida de la que estamos hablando.

—Bien… —le mostró—. El material fue usado casi al pasar por el laboratorio.

—¿Quién lo uso?

El doctor intentó paliar el asunto poniéndose profesional tardíamente.

—Usted debe saber que esa información es confidencial.

Jason lo tomó de la camisa y lo alzó de su asiento y le dijo molesto.

—¡Voy a demandar a su puta clínica por millones por hacerme esto, así que me lo dice todo o le pesará!

No les quedó de otra que dar la información de la persona que había sido la receptora y cuando leyó con atención los datos que le habían proporcionado solo esperó poder hallar a esa mujer y conocer a su hijo. Era padre después de todo, respiró hondo, no podía ni considerarlo.

Su madre lo vio con rostro de circunstancias y ella le preguntó.

—¿Y bien?

—Usaron una muestra mía.

—¿Sin tu autorización?

—Así parece…

Lorna entonces lo miró escandalizada y exclamó.

—¡Eres padre!

Su hijo apenas asimilaba ese hecho y ella sonrió conmovida.

—¡Eres padre!

—Madre, por favor, apenas si puedo con la noticia.

Lorna solo pensaba en su nieto y le preguntó a su hijo.

—¿Saben quién fue la mujer?

—Eso me dijeron… —sacó la copia del archivo—. Es joven, soltera, se hizo atender durante los primeros seis meses y luego dijo que se iba de viaje.

—¿De viaje a dónde?

—No lo sé, pero la hallaré…

Lorna solo quería conocer a un nieto de ella, tal vez con los ojos azules de su hijo, su porte y nariz, suspiró.

—Mamá, no quiero que mi padre lo sepa, sabes cómo es él.

Después de todo, su padre se mantuvo lejano en su recuperación, rechazaba verlo enfermo, es más, odiaba ver a su ganador dando manotones de ahogado. Su madre rompió el silencio y le aseguró a su hijo.

—Lo sé, no lo sabrá. No de mí… Jason, debemos encontrar al niño.

De repente dijo turbado.

—No sé siquiera hacer eso…

Lo cierto es que después de todo lo pasado en su rehabilitación, el dolor de su madre y las pocas expectativas que le habían dado, superó todo eso y ahora, le decían que su esperma había sido usado. ¡Era padre!, y eso lo abrumaba demasiado. Su madre lo sacó de sus cavilaciones.

—Es tu hijo, mi nieto, un Miller.

Sí, todo eso, pero también no se sentía listo para tantos cambios, después de ese accidente. Bueno, no fue un accidente, aunque no entendía quién pudo intentar matarlo.

—Tienes razón, madre, al menos podría saber si está bien —sonrió—, conocerlo…

—Sí, conocerlo y ver si heredó tus genes apuestos y viriles.

Era toda una locura, y ¿la madre? ¿Qué clase de mujer era esa tal Narel Jones? Solo esperaba que sea una madre adecuada para su hijo. Contrató a un detective privado y entonces le especificó.

—Deseo que localice a esta mujer y me informe todo de ella, fotos de ella y del niño.

El detective Colt tomó el caso y procedió a investigar a Narel Jones.

**

Andrew vio a su hijo llegar en compañía de su madre y le espetó molesto.

—Espero que tu madre no te eche a perder en sus faldas.

No esperaba menos de su padre.

—Papá, también me agrada verte.

—Hijo —lo abrazó—, no te he visto en días.

—Lo sé, he estado ocupado, pero ya me tienes aquí.

Lorna miró censora a su exmarido, pues parecía que intentaba decirle que ella le hacía daño a su hijo.

—Denis desea tanto verte.

—Y yo a él, solo dame tiempo.

Tenía que resolver lo de la demanda a la clínica, sería un gran escándalo, pondría a su «hijo» en el blanco y no deseaba eso, además de llenar algunos vacíos en su vida, llamó a Colt.

—Colt, ¿qué sabes de mi accidente?

—Lo que dijeron los medios es que fue un incidente fortuito.

—¿Nunca investigaron el auto que me sacó del camino?

—Lo cierto es que su familia se centró en su recuperación.

—¿Analizaste lo que quedó de mi moto?

—La moto presenta un golpe en la parte trasera. El incidente fue provocado, además se encontró las huellas de un auto, pero su padre no quiso ahondar en el asunto.

—¿Puedes encargarte de descubrir los detalles?

—Claro, señor.

Alguien había intentado matarlo, ¿la razón? Desconocía la razón, no era malo, al menos no había hecho perradas para que se la juraran, pero uno nunca sabía si era una cuestión de envidia o solo una m*****a venganza, aunque quedaba a flote la causa, tampoco podía alterar la paz de sus padres con sus conjeturas, solo deseaba hallar respuestas.

**

Narel iba a retirar a sus hijos de la guardería, se había suscitado un problema y la requerían. No era la madre modelo, más bien desordenada, poco dada a planificar y siempre llegaba con las justas al mes, ahora el problema de la guardería.

—Tú lo quisiste Narel, tú lo quisiste.

Caminaba apresurada y llegaba a la guardería en donde las madres estaban alborotadas por el cierre intempestivo.

—Lo sentimos, es una fuga de agua, por favor comprendan.

Ella se abrió paso y la señora Weller le indicó.

—Sus niños están por acá.

Ella vio a sus dos gemelos, Lana y Dave, de 4 años, que al verla alzaron sus manos para ser cargados.

—Mis amores… —besó a uno y al otro, Dave insistía en ser cargado—. No, Dave, hay que caminar.

Los tomaba de las manos y salía con ellos rumbo al departamento.

—Había agua —explicaba su hijo—. Todo se mojaba.

—¡Qué aventura tuvieron!

Llegó al auto y los comenzó a subir.

—Quiero ir adelante.

—No, los niños pequeños van atrás.

—No soy una niña pequeña.

—Claro que sí —le dio un beso.

La aseguró y entonces fue por su pequeño Dave.

—Mami los va a llevar al trabajo y se van a portar bien.

—No —negaban.

Ella sonrió y manejó hasta su sitio en un hermoso lugar de Treeman llamado: Dríades del Bosque, un sitio en donde hermosas construcciones de plantas daban la bienvenida.

—Hola, hola.

—¡Qué bueno que llegas! La señora Carter quiere que trabajes en su jardín y en el jardín de la casa de su hijo.

—Bien…

—Hola, niños.

Dave comenzó a relatar lo pasado:

—La escuela se inundó y había agua por todos lados y nos sacaron fuera.

Luisa lo miró con ternura y comentó.

—¡Qué ternura!

Lana miraba unas flores con suma atención.

—Hija, ven siéntate mi amor, mientras mami se encarga de arreglar las cosas aquí.

Trabajaba y de cuando en cuando miraba a los niños jugando, lo cierto es que ser madre soltera a veces le dificultaba todo, pero amaba a sus hijos, eran lo mejor que le había pasado en la vida. Sin embargo, lo que iba a suceder podía cambiar las expectativas de sus vidas.

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