Cap. 4 Lo que pasó en la obra

Esa mañana estaba en la cama dando vueltas, recordaba al joven héroe salvando el día y comenzó a sentir una oleada de emoción: un héroe, por fin un héroe que la salvara del mundo, de las deudas, de la soledad.

Ella estaba en el suelo y él se acercaba poderoso a ella.

—¿Están bien?

—Sí… Tuve tanto miedo.

—Descuida, mientras yo esté con ustedes jamás van a tener miedo.

—¡Eres lo que siempre soñé!

—Te amo, preciosa.

Esas palabras la emocionaron y de repente a lo lejos escuchó el timbre del teléfono.

—No, no… No me dejes héroe.

—¿Mami?

—¡Mami!

Ella balbuceó:

—El héroe… que no nos deje el héroe.

—¡Mami! —gritó Lana.

Ella se levantó aturdida y miró a sus gemelos cerca de ella.

—¿Dónde estoy?

—En la cama.

—¿Quién es el héroe?

Ella miró el reloj y estaba tarde.

—Dios mío, vamos a llegar tarde a la guardería.

Y así aterrizaba en la tierra para vivir su realidad.

**

Candy Fleman no podía creer que el hombre que amaba tuviera hijos y con una desconocida.

—Entiendo.

—Sé que es complicado, estoy demandando a la clínica, pero esto sobrepasa todas mis expectativas.

—¿Ella lo sabe?

—No, claro que no, apenas si conocí a los niños y son hermosos.

—Entonces, cuando lo sepa, ¿qué pasará?

—No lo sé, estoy un paso a la vez.

Ella cerró los ojos. La vida con Jason era una constante decepción. Primero su negativa a un compromiso y luego el accidente y ahora esto de sus hijos, entonces preguntó.

—¿Es bonita?

Jason la miró sorprendido y ella preguntó.

—¿Ella es bonita?

—No lo sé… Apenas si la conozco, solo espero que sea razonable y me deje tratar a los niños.

—Sería una loca si no.

Estaba molesta, pero no podía hacer nada por cambiar lo sucedido y entonces pensó en la fase dos del plan.

**

Esa mañana tenía que conocer el sitio de la obra y se despertó tarde y salió con los niños hacia una guardería que quedaba lejos y cuando llegó no había cupo.

—No puede hacerme esto.

—Lo siento, nuestro cupo es limitado y son gemelos.

Ella miró a sus dos bendiciones y las subió en la Van y llamó a Luisa.

—Paso por ti, llevo a los niños.

—¿Qué pasó?

—No alcancé la guardería.

Entonces les dijo a sus niños.

—Van a trabajar con mami.

Ellos gritaron emocionados y ella los llevó a la dirección que le habían dado. El panorama cambió, Dave miraba por la ventana y entonces le comentó a su mamá.

—Quiero vivir así.

—Claro que viviremos.

Luisa miraba todo boca abierta.

—Este lugar tiene nivel.

—Sí, son clientes de nivel. Las grandes ligas, estamos en el mapa, chicos.

—¡Sí! —en coro.

Cuando ingresaron a la mansión. El sitio era hermoso de techado azul y con amplios ventanales.

—El jardín tiene que ser espectacular, para que sea apreciado desde esas ventanas —señaló Narel.

—Este sitio sí que es grande, amiga.

—Es una mansión, Luisa.

Analizó los planos y le indicó a su colega:

—Tiene que haber un lago por allá.

—¿Con lago incluido?

—Ajá.

Los niños corrían por todos lados descubriendo cosas. Ella caminaba hacia el lago y descubrió un muelle con barquitas.

—Cielos, ¡qué nivel!

Luisa respiró hondo y lleno sus pulmones de aire limpio.

—Amanecer aquí debe ser divino.

Narel le dijo entonces.

—Una fogata, asar malvaviscos y contarles cuentos a los chicos, ese es el escenario ideal de toda madre.

—Con suficiente dinero para pagar las cuentas y poder darse un atracón de compras.

Ella tomó varias fotos del entorno y luego de lo que había en el jardín.

—Hay que quitar las malas hierbas y ver las plantas que podrían ir en el entorno, como tiene muchas ventanas, asumo que desean un jardín colorido… —se señaló—. Al menos yo lo tendría.

Entonces reflexionó en ese momento.

—Unas plantas tropicales suele ser la salida más fácil y obvia, hay que saber aprovechar la vista que tienen y escoger lo mejor.

Estaba diseñando una idea cuando vio un auto elegante entrar y eso llamó su atención cuando reconoció al hombre que le había ayudado, el tal Jason llegaba y estacionó cerca de la vieja van. No esperó verlo nunca más y más después de ese sueño loco que tuvo por la mañana

—¡Hola!

Narel arrugó el ceño y lo vio mirar todo.

—Es una gran casa, ¿verdad?

—Disculpa, ¿qué haces aquí?

Él la miró y le dio una sonrisa de campeón y le comentó.

—Vivo por aquí cerca.

—Vaya…

—Entonces escuché que habían comprado esta preciosa casa y no sabía que habías sido tú.

Narel le explicó entonces.

—Los dueños son otros, solo me encargo de arreglar el jardín.

—¿Eres jardinera?

—Soy arquitecta paisajista, ¿qué haces aquí?

—Vine… para verlos.

Escuchó los gritos de los niños acercándose y sonrió al verlos ir por él.

—¡Jason!

Los niños lo abrazaron con tanta familiaridad.

—¡Qué grandes están!

Narel pensó que era un tonto, pues solo los vio un día antes.

—¿Ya comieron?

—No.

—¿Quieren hacerlo?

—¡Sí!

—¡Pollito frito! —gritó Dave.

—No, claro que no —intervino ella—, no tienes que comprarle nada a mis hijos.

Jason alzó sus manos y le dijo a la mujer.

—Son niños, necesitan alimentarse.

—Mis hijos son alimentados a diario por mí.

Enarcó una ceja y preguntó.

—¿Con pollo frito?

Dave entonces le dijo a Jason con tono suplicante.

—Nos gusta el pollito frito.

—Bien, pollito frito para todos.

Eso le pareció mucha petulancia y cuando los niños corrieron a buscar a Luisa quedaron solos.

—No me gusta que te tomes atribuciones con mis hijos, ni siquiera te conozco.

—O sea, si me conocieras lo permitirías, ¿verdad?

Se hacía el muy listo el tunante, entonces le escuchó decir.

—Este trabajo es importante para mí, se trata del futuro de mis hijos, por primera vez estoy en el mapa y no quiero que eso cambie.

Entonces lanzó la pregunta en su rostro.

—¿Y el padre de los niños?

Narel lo miró molesta, era un confianzudo ese sujeto.

—Bien, gracias, ¿y tu novia o esposa?

—Las dos están bien.

Ella lo miró sorprendida por su descaro y él se rio.

—Es una broma, soy soltero —entonces comentó—. Es una gran coincidencia, ¿no crees?

Ella lo miró de soslayo y preguntó.

—¿Qué cosa?

—Que estemos solteros.

—Yo tengo hijos y digámoslo, así estoy casada con ellos.

—Casada, pero no muerta…

La miró de forma descarada y Narel, sorprendida por su lance.

—Muerta no, pero tampoco para un muerto de hambre con un carro bonito.

Se fue con la nariz respingada y pensó: «Pues este…». Jason se dio cuenta de que el camino con ella sería largo y penoso, pero no cejaría por sus dos hijos que corrían por el jardín dando color a toda la oscuridad que lo rodeaba.

**

Intento fallido número dos, estaba desanimado y su madre comenzó a aconsejarlo.

—Hijo, tienes que ser inteligente para conseguir a tus hijos.

—¿Qué puedo hacer, madre? Esa mujer es una testaruda, intenté ser su amigo, pero no me da chance.

—Blindada, eso es lo que está.

—Blindada y tiene a mis hijos con ella.

Lorna pensaba que la chica, era una mujer y le aconsejó a su hijo.

—Usa tu encanto con ella, demuéstrale que eres lo mejor que le pudo pasar en la vida, que eres el padre indicado para los niños.

—¿Hablas de seducirla?

—Hijo, hablo de que necesitas a tus hijos y que todo vale, y si ella nunca fue seducida por un hombre, pues que sepa cómo son las cosas, lo importante es que estén en buenos términos.

Jason meditó en sus palabras y decidió que haría todo lo necesario para conseguir a sus hijos.

**

Narel revisaba esa noche las fotos sacadas en su computador, algunas eran de sus hijos correteando o interponiéndose frente a la cámara, eso le sacó algunas sonrisas. Veía las posibilidades del proyecto: buen espacio, un lago, senderos… La casa de sus sueños y entonces comenzó a dejar volar su imaginación al respecto.

Entonces recordó al tipo entrometido.

—¿Quién m****a eres?

Narel no creía en las coincidencias, al menos no con los hombres y ese sujeto, aunque apuesto se estaba metiendo en su camino y en más de una ocasión.

**

Candy estaba harta de todo eso, no esperó que el hombre de su vida tuviera hijos y que ahora desease tener contacto con esos hijos. Esa tarde estaba en el club y vio a Jack Heller acercarse.

—Esta debe ser una afortunada coincidencia, la bella Candy sola.

—Espero a Jason.

—Jason, el sujeto más afortunado del mundo.

—¿Será?

Se sentó junto a ella y le comentó.

—¿Te tiene descuidada?

—Tiene problemas.

—Nunca unos problemas serían más importantes que tú.

Ella sonrió, si Jason pensase así sería tan feliz.

—Pienso que te desperdicias con ese patético de m****a.

—Puede ser, invítame un trago.

—Te invito a algo mejor, te invito a divertirte un rato.

Ella accedió, total su cabeza no estaba para nada más.

**

La noticia de la demanda de Jason Miller contra la clínica de inseminación artificial se filtró a la prensa, ocasionando todo un barullo en el medio social.

Una reportera alegaba.

“Tengo una copia de la demanda del señor Miller en la que dice que usaron su semen para fertilizar a una mujer”.

—Eso nos dice que un hijo de Miller está pululando sin saber que tiene un padre millonario.

Esa era la noticia del momento y salió en su canal de noticias privado. El millonario del acero, Jason Miller, tiene un hijo y se investiga su identidad.

La Pluma

Iniciamos esta hermosa historia de amor.

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