Esa mañana estaba en la cama dando vueltas, recordaba al joven héroe salvando el día y comenzó a sentir una oleada de emoción: un héroe, por fin un héroe que la salvara del mundo, de las deudas, de la soledad.
Ella estaba en el suelo y él se acercaba poderoso a ella.
—¿Están bien?
—Sí… Tuve tanto miedo.
—Descuida, mientras yo esté con ustedes jamás van a tener miedo.
—¡Eres lo que siempre soñé!
—Te amo, preciosa.
Esas palabras la emocionaron y de repente a lo lejos escuchó el timbre del teléfono.
—No, no… No me dejes héroe.
—¿Mami?
—¡Mami!
Ella balbuceó:
—El héroe… que no nos deje el héroe.
—¡Mami! —gritó Lana.
Ella se levantó aturdida y miró a sus gemelos cerca de ella.
—¿Dónde estoy?
—En la cama.
—¿Quién es el héroe?
Ella miró el reloj y estaba tarde.
—Dios mío, vamos a llegar tarde a la guardería.
Y así aterrizaba en la tierra para vivir su realidad.
**
Candy Fleman no podía creer que el hombre que amaba tuviera hijos y con una desconocida.
—Entiendo.
—Sé que es complicado, estoy demandando a la clínica, pero esto sobrepasa todas mis expectativas.
—¿Ella lo sabe?
—No, claro que no, apenas si conocí a los niños y son hermosos.
—Entonces, cuando lo sepa, ¿qué pasará?
—No lo sé, estoy un paso a la vez.
Ella cerró los ojos. La vida con Jason era una constante decepción. Primero su negativa a un compromiso y luego el accidente y ahora esto de sus hijos, entonces preguntó.
—¿Es bonita?
Jason la miró sorprendido y ella preguntó.
—¿Ella es bonita?
—No lo sé… Apenas si la conozco, solo espero que sea razonable y me deje tratar a los niños.
—Sería una loca si no.
Estaba molesta, pero no podía hacer nada por cambiar lo sucedido y entonces pensó en la fase dos del plan.
**
Esa mañana tenía que conocer el sitio de la obra y se despertó tarde y salió con los niños hacia una guardería que quedaba lejos y cuando llegó no había cupo.
—No puede hacerme esto.
—Lo siento, nuestro cupo es limitado y son gemelos.
Ella miró a sus dos bendiciones y las subió en la Van y llamó a Luisa.
—Paso por ti, llevo a los niños.
—¿Qué pasó?
—No alcancé la guardería.
Entonces les dijo a sus niños.
—Van a trabajar con mami.
Ellos gritaron emocionados y ella los llevó a la dirección que le habían dado. El panorama cambió, Dave miraba por la ventana y entonces le comentó a su mamá.
—Quiero vivir así.
—Claro que viviremos.
Luisa miraba todo boca abierta.
—Este lugar tiene nivel.
—Sí, son clientes de nivel. Las grandes ligas, estamos en el mapa, chicos.
—¡Sí! —en coro.
Cuando ingresaron a la mansión. El sitio era hermoso de techado azul y con amplios ventanales.
—El jardín tiene que ser espectacular, para que sea apreciado desde esas ventanas —señaló Narel.
—Este sitio sí que es grande, amiga.
—Es una mansión, Luisa.
Analizó los planos y le indicó a su colega:
—Tiene que haber un lago por allá.
—¿Con lago incluido?
—Ajá.
Los niños corrían por todos lados descubriendo cosas. Ella caminaba hacia el lago y descubrió un muelle con barquitas.
—Cielos, ¡qué nivel!
Luisa respiró hondo y lleno sus pulmones de aire limpio.
—Amanecer aquí debe ser divino.
Narel le dijo entonces.
—Una fogata, asar malvaviscos y contarles cuentos a los chicos, ese es el escenario ideal de toda madre.
—Con suficiente dinero para pagar las cuentas y poder darse un atracón de compras.
Ella tomó varias fotos del entorno y luego de lo que había en el jardín.
—Hay que quitar las malas hierbas y ver las plantas que podrían ir en el entorno, como tiene muchas ventanas, asumo que desean un jardín colorido… —se señaló—. Al menos yo lo tendría.
Entonces reflexionó en ese momento.
—Unas plantas tropicales suele ser la salida más fácil y obvia, hay que saber aprovechar la vista que tienen y escoger lo mejor.
Estaba diseñando una idea cuando vio un auto elegante entrar y eso llamó su atención cuando reconoció al hombre que le había ayudado, el tal Jason llegaba y estacionó cerca de la vieja van. No esperó verlo nunca más y más después de ese sueño loco que tuvo por la mañana
—¡Hola!
Narel arrugó el ceño y lo vio mirar todo.
—Es una gran casa, ¿verdad?
—Disculpa, ¿qué haces aquí?
Él la miró y le dio una sonrisa de campeón y le comentó.
—Vivo por aquí cerca.
—Vaya…
—Entonces escuché que habían comprado esta preciosa casa y no sabía que habías sido tú.
Narel le explicó entonces.
—Los dueños son otros, solo me encargo de arreglar el jardín.
—¿Eres jardinera?
—Soy arquitecta paisajista, ¿qué haces aquí?
—Vine… para verlos.
Escuchó los gritos de los niños acercándose y sonrió al verlos ir por él.
—¡Jason!
Los niños lo abrazaron con tanta familiaridad.
—¡Qué grandes están!
Narel pensó que era un tonto, pues solo los vio un día antes.
—¿Ya comieron?
—No.
—¿Quieren hacerlo?
—¡Sí!
—¡Pollito frito! —gritó Dave.
—No, claro que no —intervino ella—, no tienes que comprarle nada a mis hijos.
Jason alzó sus manos y le dijo a la mujer.
—Son niños, necesitan alimentarse.
—Mis hijos son alimentados a diario por mí.
Enarcó una ceja y preguntó.
—¿Con pollo frito?
Dave entonces le dijo a Jason con tono suplicante.
—Nos gusta el pollito frito.
—Bien, pollito frito para todos.
Eso le pareció mucha petulancia y cuando los niños corrieron a buscar a Luisa quedaron solos.
—No me gusta que te tomes atribuciones con mis hijos, ni siquiera te conozco.
—O sea, si me conocieras lo permitirías, ¿verdad?
Se hacía el muy listo el tunante, entonces le escuchó decir.
—Este trabajo es importante para mí, se trata del futuro de mis hijos, por primera vez estoy en el mapa y no quiero que eso cambie.
Entonces lanzó la pregunta en su rostro.
—¿Y el padre de los niños?
Narel lo miró molesta, era un confianzudo ese sujeto.
—Bien, gracias, ¿y tu novia o esposa?
—Las dos están bien.
Ella lo miró sorprendida por su descaro y él se rio.
—Es una broma, soy soltero —entonces comentó—. Es una gran coincidencia, ¿no crees?
Ella lo miró de soslayo y preguntó.
—¿Qué cosa?
—Que estemos solteros.
—Yo tengo hijos y digámoslo, así estoy casada con ellos.
—Casada, pero no muerta…
La miró de forma descarada y Narel, sorprendida por su lance.
—Muerta no, pero tampoco para un muerto de hambre con un carro bonito.
Se fue con la nariz respingada y pensó: «Pues este…». Jason se dio cuenta de que el camino con ella sería largo y penoso, pero no cejaría por sus dos hijos que corrían por el jardín dando color a toda la oscuridad que lo rodeaba.
**
Intento fallido número dos, estaba desanimado y su madre comenzó a aconsejarlo.
—Hijo, tienes que ser inteligente para conseguir a tus hijos.
—¿Qué puedo hacer, madre? Esa mujer es una testaruda, intenté ser su amigo, pero no me da chance.
—Blindada, eso es lo que está.
—Blindada y tiene a mis hijos con ella.
Lorna pensaba que la chica, era una mujer y le aconsejó a su hijo.
—Usa tu encanto con ella, demuéstrale que eres lo mejor que le pudo pasar en la vida, que eres el padre indicado para los niños.
—¿Hablas de seducirla?
—Hijo, hablo de que necesitas a tus hijos y que todo vale, y si ella nunca fue seducida por un hombre, pues que sepa cómo son las cosas, lo importante es que estén en buenos términos.
Jason meditó en sus palabras y decidió que haría todo lo necesario para conseguir a sus hijos.
**
Narel revisaba esa noche las fotos sacadas en su computador, algunas eran de sus hijos correteando o interponiéndose frente a la cámara, eso le sacó algunas sonrisas. Veía las posibilidades del proyecto: buen espacio, un lago, senderos… La casa de sus sueños y entonces comenzó a dejar volar su imaginación al respecto.
Entonces recordó al tipo entrometido.
—¿Quién m****a eres?
Narel no creía en las coincidencias, al menos no con los hombres y ese sujeto, aunque apuesto se estaba metiendo en su camino y en más de una ocasión.
**
Candy estaba harta de todo eso, no esperó que el hombre de su vida tuviera hijos y que ahora desease tener contacto con esos hijos. Esa tarde estaba en el club y vio a Jack Heller acercarse.
—Esta debe ser una afortunada coincidencia, la bella Candy sola.
—Espero a Jason.
—Jason, el sujeto más afortunado del mundo.
—¿Será?
Se sentó junto a ella y le comentó.
—¿Te tiene descuidada?
—Tiene problemas.
—Nunca unos problemas serían más importantes que tú.
Ella sonrió, si Jason pensase así sería tan feliz.
—Pienso que te desperdicias con ese patético de m****a.
—Puede ser, invítame un trago.
—Te invito a algo mejor, te invito a divertirte un rato.
Ella accedió, total su cabeza no estaba para nada más.
**
La noticia de la demanda de Jason Miller contra la clínica de inseminación artificial se filtró a la prensa, ocasionando todo un barullo en el medio social.
Una reportera alegaba.
“Tengo una copia de la demanda del señor Miller en la que dice que usaron su semen para fertilizar a una mujer”.
—Eso nos dice que un hijo de Miller está pululando sin saber que tiene un padre millonario.
Esa era la noticia del momento y salió en su canal de noticias privado. El millonario del acero, Jason Miller, tiene un hijo y se investiga su identidad.
Iniciamos esta hermosa historia de amor.
La noticia llegó a los medios principales de la ciudad y Andrew leyó el titular: Jason Miller demanda a clínica de fertilidad.—¡Qué m****a!Tomó el teléfono y marcó un número.—Lorna, ¿qué es eso de una demanda de Jason a una clínica de fertilidad? ¿Qué es lo que intentan decir?La voz de Lorna lo sorprendió.—¿Ya se hizo público? Andrew, tenemos que hablar.—Entonces este asunto trae cola, ¿verdad?—Sí, y una bastante grande…Odiaba a su familia en el centro del huracán, siempre le gustó la vida tranquila, casi determinada a un reducido círculo social, con amigos que podía contar y hasta evitar. Todo aquello removió recuerdos de esa mujer.—Tenemos que hablar, Andrew.—Ya lo estamos haciendo, Clare.—Estoy embarazada.—Eso cambia las cosas… —había dicho—. Te lo advertí.—No puedo interrumpirlo de nuevo.—Debes hacerlo.Entonces, como una loba furiosa, esgrimió.—Iré a los medios y a los sitios de chismes, pagarán para saber que el gran hombre de acero tiene una amante.Entonces le ad
Eso comenzaba a ponerse denso y ella lo encaró.—¿Cómo sabes eso? —preguntó enojada—. ¿Acaso me has investigado o qué?—Primero, cálmate…—No me calmo, no me gusta nada de esto.—Narel en esa clínica te hiciste una inseminación artificial, ¿verdad?Narel estalló diciendo.—¡A ti, qué m****a te importa eso!—Lo que sucede es que yo había dejado mi esperma congelado allí.Ahí venía la parte complicada del asunto.—No di órdenes de que fuera usado y sufrí un accidente, estuve un año en coma y luego en rehabilitación.¿A dónde quería ir por el amor de Dios?—Resulta ser que cuando recordé ese hecho, me contacté con la clínica y me dijeron que mi semen había sido utilizado sin mi consentimiento.Narel lo miraba desconcertada.—Parece que alguien se confundió o qué rayos, lo cierto es que lo emplearon…—¿Y?—La que lo aprovechó, fuiste tú.Narel lo miró con horror y luego se echó a reír nerviosa y le dijo al sujeto.—¿Qué m****a quieres decir?—Quiero decirte… —tomó aplomo para continuar—, q
Andrew miraba el pequeño negocio de Dríades y Bosques, miró todo con burla y desprecio, era tan poca cosa para él. Cuando vio a la joven trabajando, intentando retomar su vida en medio del caos, Miller…—Así que aquí estás.Ella frunció el ceño al ver al tipo frente a ella.—¿Qué quiere aquí?Él sacó su chequera y garabateó algo en un cheque y se lo dio a la joven.—¿Dinero? ¿Por qué es este dinero?—Por los chicos, claro está.—No entiendo.—Te estoy comprando a mis nietos y es una buena suma para que desaparezcas de la vida de todos.Eso era el colmo del descaro y comenzó a odiar su trato con Jason Miller.**Los tacos resonaban en el piso de mármol y cuando se apersonó en el rellano, la secretaria esbozó una sonrisa amable.—Señora Jones, es bueno verla.—Quiero hablar con Jason Miller.Nada de amabilidades, ni sonrisa en el rostro. Esa mujer estaba hecha una fiera.—El señor Miller tiene una junta en este momento y luego un almuerzo y…—No me interesa su agenda, tengo que verlo aho
Cap. 8 Problemas de convivenciaLuisa la ayudaba a empacar y le mostraba unos muñecos de tela a los niños.—El señor cerdito y el señor ovejita, ¿irán?—Son nuestros preferidos —comentó Lana.Se dio cuenta de que, aunque viejitos, guardaban un valor importante para los pequeños. Narel entró con unas camisetas.—Estas, son nuevas y son frescas, recuerda que allá hay lago y buen clima.Vio las maletas de sus hijos y sintió pesar. Las suyas estaban ya hechas, cojeando fue a la cocina a mirar las ollas viejas que tenía.—No podré llevarlas conmigo…Platos despostillados, tazas rajadas que guardaban un valor sentimental para ella.—Deberé tirar todo.Luisa salió con las maletas de los pequeños.—Sus juguetes empacados.—Bien, entonces estamos listos, ¿verdad?Los niños gritaron emocionados y ella sonrió. Uno de los guardaespaldas de Jason bajó las maletas. Las vecinas estaban atentas viéndola salir con los niños, cojeaba, pero al ver el rostro de sus vecinas, todas mujeres luchadoras como e
Andrew quería conocer a sus nietos y manejó a Almeville y cuando vio la mansión, se topó con el auto de Candy saliendo.—Candy.—Señor Miller —frenó.—¿A dónde vas?—Parece que en la vida de su hijo estoy de más.No entendió y, cuando llegó, Jason salía con unos leños y se frenó al ver a su padre.—Parece que viste a un fantasma.Se acercó el campechano y palmeó la espalda de su hijo mayor.—¿Y esos leños?—Vamos a realizar una actividad con los niños —respondió.—Bien, ¿y mis nietos?—Bajarán pronto.—Me topé con Candy, se la veía muy mal.—Después hablaré con ella.Entonces le dijo a su hijo.—Clark, no desprecies a Candy, en estos momentos puedes pelear la custodia de los chicos y ella ser la madre adecuada para los mismos.Los niños bajaban las escaleras junto con Narel, entonces Andrew preguntó.—¿Qué hace esta mujer aquí?Miró a su hijo y Narel se frenó en seco, ¿ese era el comité de bienvenida?—Buenas noches.El sujeto se acercó a admirar a sus nietos que lo miraban con sus pre
Jason bufaba de la rabia, su pequeña princesa hablaba como una callejera, Narel apenada se excusó con ellos.—Lo siento, Lana siempre repite cosas…—Deben de educarse, no es posible eso.—Lo sé, hablaré con ella.—Trata de corregirte también. Ella aprendió de ti todo eso.Ahora ella era una maleducada, era insoportable.—Perdón, he hecho mi trabajo sola y tengo dos preciosas bendiciones por eso.—Gracias a mí las tienes y mi hija no puede hablar como una callejera.—La corregiré.Entonces le dijo con firmeza.—Mañana tenemos la entrevista, es muy importante para el futuro de los niños.—Solo es una guardería.—Es el futuro de una educación brillante para mis hijos.—Hablas como si fuese Harvard.—¡Es el Harvard de los niños pequeños!Narel se daba contra la pared, es que nunca pensó que su vida cambiaría tanto en tan solo unos meses. Salió con su Van rumbo al negocio en donde Luisa entregaba un bello terrario a una cliente.—Disfrútelo, y cualquier duda que tenga, estamos para servirla
Candy cenaba con Jack Heller en un restaurante y sacaba toda su frustración con él.—Jason ahora juega al papá con esa desconocida.—Te dije que los hijos atan a las personas.—Jason no está atado, siempre le huyó a las formalidades.—Y ahora es padre de gemelos.Era toda una locura, y ella comentó.—No puedo salir de la vida de Jason, no puedo.Jack sonrió y le comentó.—Tal vez necesitas a alguien sin mucho rollo, o…—¿O?Jack se llevó el vaso a los labios.—Deshacerte de la mujer y quedarte con el tipo y los niños.Candy se dio cuenta de que debía sacar a Narel de la ecuación, siempre hay alguien de más y ella nunca estuvo en el plan.**Jason veía los titulares en donde ponían su imagen y las de sus hijos: los hijos del acero, la dama de acero. Odiaba todo eso, pero sabía que eso llamaría la atención.Lo cierto es que pensar que alguien en algún lugar podía desear su muerte le daba rabia. Fue a su auto y llamó a Colt.—Colt, ¿has averiguado algo de mi caso?—Sí, señor.—Bien, dime.
Candy sentía que perdía terreno frente a Narel, ella solo era la novia de Jason, pero Narel tenía dos hijos de él y vivía junto a él.—¿Te molesta que tenga una relación cordial con la madre de mis hijos?La voz de Jason la sacó de sus pensamientos y ella le respondió.—Siento que no soy importante como ella.—Lo eres.—¿Nos casaremos algún día?En los planes de Jason no estaba el casarse, ni el ser padre, pero las cosas se dieron de otra forma.—Estoy considerando eso.—Espero que lo consideres mucho porque tus hijos necesitarán una madre adecuada en su vida.Denis escuchó la conversación y no le gustó nada, su hermano quedó solo, se lo veía preocupado.**Narel recordaba lo pasado en la cena, había cenado de forma cordial con el padre de sus hijos, pero cuando vio a la novia pensó que estaba de más en esa relación.—Narel, él se tiene que casar y tú tendrás que pensar en rehacer tu vida.Para ese momento la idea de rehacer su vida era muy raro, porque ella misma decidió ser madre tem