4. Una enfermedad mortal.
Rodeé la casa y entré en mi habitación por el árbol que había frente a mi ventana, justo cómo solía hacer cuando era adolescente.
Mi padre estaba allí, haciendo hueco en mi armario, para que se quedasen las visitas en aquella parte de la casa, y casi se muere del susto cuando me vio aparecer en la habitación.
¿Cómo iban a estar mi madre y mi hermana felices de mi regreso?
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Cuando bajé al salón, donde mi hermana, mi madre y Tyler tomaban un té mientras hablaban de los preparativos, todos se pusieron en pie, mirándome con perplejidad, incapaces de encontrarme allí.
Pero no podía quejarme de nada, yo siempre supe, desde el principio que él no sería para mí. Mi carácter no me permitía abrirme con nadie más que no fuese mi padre y mi hermano, y Tyler no fue una excepción.
Siempre tuve celos de mi hermana, desde que era pequeña, y cuando esta me confesó que estaba enamorada de Tyler intenté tenerlo antes que ella, eso era cierto, pero eso no quiere decir que no hubiese querido a Tyler, por supuesto que le quería, aunque no de la misma forma en la que él lo hacía, para mí, él siempre fue un buen amigo.
Creí que el ambiente que estábamos respirando nos mataría a todos, pero entonces apareció mi padre, caminando por el pasillo, junto a Caleb. Pero lucía diferente, más arreglado y me atrevería a decir que “guapo”, pues tenía la barba más recortada y aseada.
Sonreí, calmada, o más bien intentándolo, tragando saliva. Intentando recordar lo mucho que odiaba a aquel tipo, intentando alejar aquella agradable sensación de mi vientre.
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Preparaba mi cama, junto a mi padre, bromeando sobre el concurso, que se celebraría, aún con los preparativos de la boda en proceso.
Comprendía perfectamente por lo que Caleb estaba pasando, entendía perfectamente que quisiese marcharse de su casa, estar lejos cuando el aniversario de la muerte de su hermana se acercaba. Yo me sentía justo igual.
5. Caleb, el cerdito.Fui a comprar ropas unos días después, pues aún no tenía ni idea de cuándo me devolverían la maleta, incluso me hice con un vestido para la boda.Salía de los grandes almacenes, junto a mi hermana, pues mi padre la había “obligado” a acompañarme, ya que no tenía demasiadas amigas. No hablamos en todo el trayecto, como era de esperar.Iba pensando en mis cosas cuando ocurrió, mi hermana se paró en seco a saludar a la persona que teníamos en frente.Caleb – le llamó, haciéndome levantar la cabeza para mirarle. Nuestras miradas volvieron a cruzarse, y yo sentí aquella sensación cálida de nuevo. Tragué saliva, intentando parecer normal, observando como él miraba hacia mi hermana – ¿qué pasó con la camioneta de mi hermana?
6. La fiesta del maiz.Había llegado el gran día, ese día que todos en el pueblo estaban esperando, “La fiesta del maíz”, donde se celebraban diferentes actividades, todas ellas, con aquello que caracterizaba a nuestro pueblo, el maíz.Mis padres estuvieron nerviosos toda la mañana, ultimando los primeros preparativos para lo que sería el primer concurso, que tendría lugar en la granja de los Pitt, dónde las concursantes deberían recoger el mayor número posible de mazorcas posibles. La ganadora obtendría como premio una cita con el guapo Caleb, lo que me hizo pensar, por primera vez, desde la noche anterior, en él.Me largué sin decir media palabra justo después de ese beso, dejando mi camioneta y mis nuevas compras allí. La razón de ello era obvia, me aterraba lo que él me había hecho sentir
7. Oculta bajo una coraza.Sarah – me llamó Tyler, haciéndome salir de mis pensamientos, mientras yo bajaba la cabeza, intentando volver a la realidad. No podía volver a ser ella, no podía dejar que saliese, sabía que, si lo hacía, jamás dejaría de llorar, pues había estado aguantando el dolor por demasiado tiempo.Me di la vuelta, con la intención de volver a marcharme, esta vez hacia la casa, pues no podía seguir allí por más tiempo, pero antes de que hubiese dado un solo paso él me detuvo, aquella persona que tanto hería mi corazón. No podía sentir aquello – me recriminé a mí misma – ya había pasado demasiado tiempo para aún estar encandilada por él.Tengo que irme – le rogué, intentando soltarme de su a
8. La despedida de soltera.El día del maíz pasó antes de que nos diésemos cuenta, y entonces llegó el día de la despedida de soltera de Elena.Hicimos algo corriente, y yo pude asistir gracias a que Caleb me trajo las bolsas a casa esa mañana. Las recogió mi padre, pues yo me sentía aún demasiado resacosa como para levantarme, algo normal, pues me había pimplado tres botellas de vino yo solita, justo después de llegar a casa, la noche anterior.La despedida fue algo corriente, en el bar de Sandra Pitt, la tía de Tyler, entre amigas y copas, charlando del pasado.Fue de lo más aburrido, y eso ayudó a que me emborrachase con más facilidad, sobre todo al darme cuenta de que Elena había invitado a Shay, la novia de Caleb, y no dejó de preguntarle por el susodicho en toda la noche.Ha prometido
9. Cicatrices en el alma.Me echó una última mirada antes de volver al local, dejándome en aquel callejón completamente sola. Pero no fue eso lo que me destrozó, si no la mirada de despedida que puso sobre mí.Caminé calle abajo, a pasos pausados, pues me había dañado un poco con su brusquedad, y me dolía terriblemente mi intimidad al andar. Con aquella falda celeste un poco manchada, los cabellos alborotados y mi alma llena de cicatrices.Ya no me quedaba ni un ápice de dignidad, nada en lo absoluto a lo que aferrarme.Seguí adentrándome más y más en la oscuridad de la noche, sin saber a dónde ir ni que hacer, mientras miles de pequeñas lágrimas se derramaban por mi rostro, echando a perder el maquillaje.Me detuve cerca del parque, dándome cuenta de algo: me había convertido en mi
10. ¿Quién es él?Seguía tirada en la hierba, incapaz de levantarme, el dolor era insoportable, el dolor de mi alma me impedía seguir luchando. Tan sólo podía mirar hacia la oscuridad, hacia el lugar dónde él y mi hermana habían estado besándose horas antes. Pero ya hacía mucho de eso, hacía bastante que se habían marchado, dejándome allí tirada.No podía dejar de pensar en él, era como si le hubiese perdido, cómo si hubiese muerto, pues al fin y al cabo la persona a la que amaba no había existido jamás. Y eso tan sólo hacía que todo doliese un poco más.Ni siquiera sabía que haría si me levantaba de allí. No podía volver a casa en aquel estado, no quería preocupar a papá. Ya ni siquiera sabía si podría volver a mi
11. Un sueño muy real.Desperté con una cálida sensación en mi rostro, como si alguien hubiese besado ese punto. Intenté recordar en qué momento había sucedido, si en algún momento alguien… Caleb.Me toqué el rostro, justo en el lugar en el que él me había besado la noche anterior, mientras yo permanecía con ojos cerrados.Lo siento – susurró, al mismo tiempo que yo seguía fingiendo que dormía – siento no poder decirte la verdad, pero no puedo perder a Elena.Me quedó claro en ese justo instante, él estaba enamorado de ella, de mi hermana, no había otra explicación para lo que estaba haciendo.Todo había sido mentira, cada una de las situaciones que habíamos vivido.La lluvia caía sobre la
12. Luchando contra el miedo.Cuando era niña me encantaba esconderme entre la hierba y escuchar a mis hermanos buscándome por todo el lugar, me gustaba escuchar a Aaron decirme lo mucho que me cuidaría si aparecía frente a él, a Elena prometerme que me dejaría jugar con sus juguetes si dejaba de esconderme. Pero lo que más me gustaba era ver sus caras cuando aparecía de pronto.Siempre estuve unida a mis hermanos, pero un día todo cambió, el día en el que le detectaron a mi hermano el cáncer. Ese día todo cambió en mi familia, y la relación con mis hermanos se volvió más fría e impersonal.Luego sucedió lo del granero de Caleb, y me separé de mi hermana mucho más, llegando hasta a odiarla, por haberme quitado lo único que me devolvía la sonrisa después de unos dí