Livana podía sentir el aura letal de Valerio mientras la miraba.Ella había tratado de no verlo.Estaba furiosa por lo que le estaba haciendo, sin embargo, sabía que quizás era lo mejor y tendría más maneras de poder escapar de la persona que la comprara.Lo que le preocupa es, si este hombre le querría obligar a tener sexo de inmediato. ¿Qué iba a hacer, de ser así?El pensamiento enseguida la enfermó.Trató de apartar sus pensamientos escuchando la voz del narrador de la subasta.—Solo quedan dos de estas bellezas.Una es la esclava del Beta de nuestra manada. La gente estalló en aplausos enseguida como si lo que estaban haciendo fuera común.Sabía que en su reino también hacían subasta de esclavos y que el dinero se utilizaba para ayudar a los menos afortunados, pero a ella no le gustaba nada.Habían otras formas de recolectar dinero para los pobres.Siempre había pensado que cuando pudiera gobernar acabaría con la esclavitud.Nadie se merece servir a otra persona.No era justo.
Sus ojos entraron en contacto y de pronto Livana se sintió avergonzada por la situación comprometedora en la que se encontraba, pero arrugó el entrecejo intentando apartarse de él. Solo que Valerio no la dejó marchar. —¿Sorprendida, princesa? El apodó que no escuchaba en muchísimo tiempo caló hondo en Livana. Sintió como su pecho se apretó mientras que algo cosquilleó en su vientre. En su mente se maldijo por lo que una sola palabra le había causado a su cuerpo. "¿Por qué reacciono así? Él solo se está burlando de mí. Además yo antes odiaba ese apodo." —Bastante, no entiendo por qué estoy aquí contigo cuando decidiste venderme. Ella no se aguantó en responderle y se percató de un destello de ira que brilló en sus pupilas, sin embargo, pronto se apagó. Como si estuviera intentando controlarse. —Pues más te vale que te acostumbres, no tengo que darte explicaciones del porqué hago las cosas, lo único que debes saber es que tú me perteneces, siempre lo harás. Livana alzó su ba
Livana apretó la mandíbula al despertarse y verse una vez más sobre aquella cama encadenada.Oficialmente se había convertido en la esclava sexual de Valerio.Reducida a ser un juguete para él.Incluso cuando creía que ella simplemente era una curandera, la trataba mucho mejor que ahora.El castigo por ser la hija de Davc Van Ackernn lejos de acabarse se intensificaba.Las muñecas de la Thalassi dolían al igual que los brazos por estar en la misma posición, ya que solo él se las quitaba por las noches mientras permanecía con ella sabiendo que Livana no iba a escapar en ese momento, y cuando Liv necesitaba ir al baño tocaba un botón en la cama para que su doncella viniera y un guardia esperara en la puerta para que no se le ocurriera escapar, pero por lo menos sus cadenas no estaban hechas de plata.Ella estaba segura de que ese hecho no se debía a que tuviera compasión alguna por ella, sino porque no quería ver a su “posesión” mancillada.Desde que habían vuelto a tener sexo hace dos d
—Yo... lo pensé.Pero no pude hacerlo.La Thalassi sentía como su corazón latía sumamente rápido bajo su pecho.—Porque yo jodí tu plan, ¿No es así?Valerio gruñó tirando del pelo de Livana acercándola a él, provocando que esta gimiera.Sus orbes se clavaron en ella con una intensidad que la asustó.Estaban oscuros, llenos de rabia.Sus colmillos sobresalían mostrando lo poderoso que él era.—Porque no quería hacerte daño —admitió al fin ella en voz alta.Por un momento los dos se dedicaron a mirarse fijamente.Livana deseó fervientemente poder ver qué era lo que pasaba por la cabeza del macho, porque su expresión permanecía imperturbable.Quizás no debía haber sido tan débil como para admitirlo pero ya estaba hecho.—¿Hacerme daño? ¿Tú a mí? Él mostró una letal sonrisa ladina en señal de burla por las palabras de Livana, y ella sintió que sus mejillas se coloreaban de rojo.Si bien era cierto que ella era muy débil en comparación a él, no era a eso a lo que ella se había referido.—
—¿Qué cree que hago, Áyax?Digo la verdad.—Estás haciendo que llore —gruñó él haciendo que ella se diera la vuelta sin soltar su muñeca.Su aliento chocó contra el suyo mientras que la miraba con el ceño fruncido, evidentemente molesto.Aunque ella no entendía el porqué. Ella se sorprendió por lo que le dijo.Al parecer al Áyax no solo le importaba él mismo.Isadora también era importante para él.Livana respetó eso y se soltó de su agarre pero solo porque Valerio la dejó ir.Una vez más le dio la espalda al Alfa dirigiéndose a Angus quien la miraba con curiosidad, pese al dolor que sentía.—Necesitamos sacar la flecha de tu pecho, cuando estuviste inconsciente te hice un chequeo rápido y sé que no tocó ningún órgano importante. —Dijiste que si la sacaban podría tener una hemorragia.—Lo dije —respondió a la preocupada Isadora—. Pero cuando lo dije esperaba que el médico viniera de prisa y por supuesto que la flecha no fuera de plata.Sabes el veneno que es la plata para nosotros.
Ella no sabía que responderle.Su mirada era la de un cazador sobre su presa.Intensa, salvaje, pero también había un brillo interesante en aquellos ojos que no se apartaban de ella.Una de las manos de Valerio se dirigió a su pelo y por un momento ella creyó que iba a tirar de sus hebras doradas, sin embargo, para su sorpresa él comenzó a quitar con suavidad los ganchitos que traía en este para liberar su cabello de la trenza, dejándolo caer suavemente hasta su espalda y cubrir uno de sus brazos.Él siguió el movimiento de su pelo como si estuviera embelesado y por un instante ella vio la lujuria marcarse en sus ojos, junto con algo más que hizo que se sacudiera tras mirar de vuelta su cara.—Me gustas más con el pelo suelto, mujer —susurró en su oído Valerio inclinándose sobre ella.Erizándole la piel.Liv pensó en huir de la atracción fatal que estaba experimentando pero pronto recordó que no importaba a donde corriera, él la encontraría.La cazaría y la haría pagar.—T-tengo que a
—¿De verdad? —susurró Livana sin poder creer lo que Isadora le decía.Su ceño estaba fruncido mientras que Isadora le sonreía como una mamá orgullosa.—No estés tan sorprendida.Te lo mereces.Hiciste un trabajo estupendo con Angus y además ayudaste a otros heridos.—Lo sé, pero no buscaba nada a cambio por hacerlo.Además, lo que verdaderamente me sorprende es que el Áyax Valerio me devolviera el título de curandera y quiera pagarme un sueldo por ello.Isadora apretó su brazo de manera cariñosa.—El Áyax Valerio siempre sorprende —ella le guiñó un ojo–. Vamos, vístete.Iremos a la calle, necesito comprar algunas cosas para la cocina y tú supongo que querrás gastarte tu sueldo en algo lindo.Liv hizo una mueca.Ni siquiera tenía idea qué comprar.El único plan que tenía era escapar de las garras de Valerio cuanto antes, sin embargo, su último plan había fracasado de manera fatal."Aunque si paseamos por toda la manada quizás pudiera encontrar algo que me condujera a mi salida.Quizás
Unos días después Livana se sorprendió gratamente de los regalos que le habían dado Andrea y sus hijas por ayudarla con el Áyax.Por más que ella le había dicho que no había tenido que ver con la decisión de Valerio al ayudarlas ellas seguían agradeciéndole.—Me encantan los perfumes, Andrea.La mujer le sonrió agradecida.—El Áyax financió nuestra perfumería.Estuvimos a punto de perderla después de la muerte de mi marido pero el Áyax ha sido tan amable que quise hacerle un perfume exclusivo.Y a ti.—Muchas gracias, no debiste molestarte. Livana abrió el frasco del perfume para olerlo pero su aroma llenó todas sus fosas nasales.El aroma era delicioso pero por alguna razón ella sintió náuseas. —¿Le gustó, señorita?—S-sí.Huele muy bien...—¡Livana! ¡Te necesito! Terezia va a dar a luz su primer bebé y el médico aún no llega.Terezia era la mujer de uno de los guardias del castillo.Era una chica humana por lo que el parto era más complicado gracias al tamaño de los lobeznos.—Lo