Noah, después de comprar los dulces y golosinas, llegó al departamento de Estela, donde la sorpresa de un beso en la boca lo dejó aturdido. —Has venido antes de lo que imaginé. —Sí, he traído muchos dulces. Ella sonrió. —Gracias, Noah. Mientras la película comenzaba a reproducirse, las miradas cargadas de deseo no faltaron. De pronto comenzaron a besarse y sin poder resistirlo más, decidieron dejar el sofá y se dirigieron a la cama, donde ya no hubo control de nada. Estela se temía que volvería a ocurrir. Otra vez pasaría. ***Maxwell abrió los ojos con el alba y se dio cuenta de que si no se daba prisa, llegaría tarde al trabajo. Realmente se despertaba antes de que saliera el sol, pero había dormido como una roca, perdiendo la noción del tiempo. Se levantó rápidamente, se duchó y se vistió, mientras su mente seguía dando vueltas a lo que había sucedido con Aria.Justo cuando estaba a punto de salir, su teléfono sonó. Era su padre, Máximo. Con un suspiro, Maxwell contestó la
Después de que Amanda fue atendida en el hospital, Maxwell decidió que era mejor darle unos días de descanso para recuperarse de su torcedura de tobillo.—Te voy a dar algunos días libres— le dijo, mientras ambos esperaban que le dieran de alta. —Pero necesito que sigas haciendo el trabajo desde casa.Amanda sonrió, agradecida por su consideración. —Claro, señor Kensington. No hay problema.Sin embargo, en su interior, Amanda se arrepentía de haberse torcido el tobillo. Ahora, estaría lejos de Maxwell, y mientras esperaba a que le dieran de alta, no podía evitar sentirse desanimada. Había estado buscando la manera de acercarse a él, pero su plan había salido mal, y ahora estaría en casa, lejos de su atención.Maxwell, por su parte, no estaba al tanto de los verdaderos sentimientos de Amanda. Después de asegurarse de que ella estuviera bien y de organizar su trabajo, pidió un taxi para llevarla de regreso a su casa. Mientras esperaban, ambos intercambiaron algunas palabras cordiales.
Aria, ese día de regresó a casa, todavía estaba pensando en los trillizos, se despidieron de su padre, tras Aria encargarse de que los pequeños se cepillaran los dientes y se durmieran, se sentó en el sofá junto a Maxwell. —Hoy, ha sido un día diferente y muy bonito para los niños, nunca los había visto tan contentos. Entonces se recargó en su pecho y Maxwell besó su coronilla. —Me alegra saberlo. ¿Estás bien? —¿Por qué no estaría bien? —le preguntó al hombre, levantó la mirada conectando con él. —Porque desde que te comenté sobre lo que pasó has estado un poco más silenciosa. Quiero que sepas que esa fue una situación en la que me sentía perdido y no tenía esperanzas de recuperar con normalidad mi vida, tomé una mala decisión, afortunadamente no se convirtió en una tragedia. Ahora solo es un recuerdo que quiero enterrar para siempre, no te sientas mal. Ella hizo un puchero y golpeó su pecho. —¿En qué estabas pensando? Maxwell, prométeme que nunca más pensarás en algo así. Él
En el camino, su mente corría con preguntas. ¿Qué había pasado realmente? ¿Por qué no había llamado a la policía? Cuando llegó al apartamento de Amanda, la puerta estaba entreabierta. Entró con cautela, llamando su nombre.—Amanda, ¿estás aquí?— preguntó, sintiendo una creciente inquietud.La encontró en el baño, con la puerta cerrada. Al abrirla, la vio sentada en el suelo, con lágrimas en los ojos y un aspecto desaliñado.—¡Oh, Maxwell!— exclamó, fingiendo estar afectada. —No sé qué hacer. Todo está desordenado y algunas cosas están rotas.Maxwell se agachó a su lado, preocupado. —¿Por qué no llamaste a la policía?— le preguntó, notando que su voz sonaba más firme de lo que se sentía.—No quería causar un alboroto— respondió Amanda, secándose las lágrimas con la mano. —He sentido que alguien me seguía estos días, pero pensé que era solo paranoia. Ahora, después de lo que pasó, no sé qué pensar.Maxwell la miró, sintiendo que algo no encajaba del todo. —¿Estás bien?— averiguó, nota
Amanda, tras asegurarse de que Maxwell estaba profundamente dormido en el sofá, decidió que era el momento de llevar a cabo su plan. Se puso una ropa bastante atrevida, una lencería que había guardado para una ocasión especial, y se acercó a él con su teléfono celular en mano. Con una sonrisa traviesa, comenzó a tomarse fotos sugerentes a su lado, capturando la escena como si ambos estuvieran disfrutando de una noche romántica juntos.Mientras Maxwell seguía inconsciente, Amanda se atrevió a acercarse y darle un suave beso en los labios, disfrutando del momento y de la idea de que estaba creando una escena que podría usar más tarde. Después de asegurarse de que todo estaba en orden, se retiró a su habitación, dejando a Maxwell en el sofá.La noche avanzó, y Amanda se sintió satisfecha con su actuación. Para no levantar sospechas, durante la madrugada encendió el teléfono de Maxwell y lo colocó cuidadosamente dentro del bolsillo de sus pantalones. Quería asegurarse de que, al despertar
Aria recibió a sus padres, Alessandro y Jasmine, con los brazos abiertos. Los trillizos, emocionados de ver a sus abuelos, corrieron hacia ellos y los abrazaron con fuerza. Pronto Alessandro, comenzó a jugar con los niños, quienes reían y disfrutaban de cada momento. Mientras tanto, Abigail se quedó hablando con Aria en la cocina, estuvieron haciendo una tarta de fresas. La conversación fluyó entre ellas, se estaban poniendo al día. Después de un rato, cuando los trillizos se acomodaron en el sofá para ver una película, Aria decidió que era el momento adecuado.—Mamá, papá— comenzó, sintiendo un ligero nerviosismo en su estómago. —Quiero contarles algo. Los trillizos ya han conocido a Maxwell, y… hemos decidido comenzar a salir.Alessandro y Jasmine se miraron, sorprendidos por la revelación. La expresión de sus rostros reflejaba una profunda sorpresa. —¿Maxwell?— preguntó Jasmine, tratando de procesar la información. —¿De verdad están saliendo?—Sí—afirmó Aria, sintiendo que la ten
Después de una tarde diferente, Aria se retiró a su habitación, sintiendo la necesidad de contarle a su amiga. Decidió llamar a Estela, sentía que no podía guardarse la alegría que sentía. —¡Hola, Estela!— dijo Aria al contestar la llamada, su voz llena de emoción. —Quería contarte que he comenzado a salir con Maxwell.Estela, sorprendida, no podía creer lo que escuchaba. —¿En serio? ¡Eso es increíble! Tenía mucha curiosidad por saber, sinceramente no pensé que saldrías con él, pero lo que me estás diciendo es una maravillosa noticia. Así que por fin fuiste capaz te sincerarte con Maxwell, eh. Ella se sonrojó, aunque Estela no la podía ver.—Pues... Siento que no tiene caso seguir evadiendo lo que siento por él, ya suficiente nos hemos hecho daño, así que por eso decidí darle una oportunidad e intentarlo. —¿Cómo te sientes al respecto? —quiso saber su amiga con mucha curiosidad, así que la mujer se quedó en silencio por unos segundos tratando de buscar las palabras idóneas para da
Aria abrió los ojos con el alba y casi se da de bruces con la realidad; era un poco más tarde de lo que había pensado. De hecho, si no fuera por Arthur y Maximiliano, que habían entrado a su habitación, ella habría seguido durmiendo. Ariadna, todavía en su cama, se quejaba del ruido.Aria no pudo evitar reír al ver la escena. Arthur y Maximiliano parecían llenos de afán por verla en acción y no durmiendo.—¡Mamá, es que tenemos hambre! —se quejó Maximiliano, casi haciendo un puchero que hizo que Aria sonriera aún más.—Está bien, pequeños —aseguró Aria, levantándose de la cama —Voy a preparar algo delicioso para ustedes.Pronto comenzó a sacar los ingredientes para las tortitas, las favoritas de sus hijos. .—¿Qué les parece tortitas con sirope y frutas? —llamó a los niños, que habían seguido de cerca sus pasos hasta la cocina.—¡Sí! —gritaron al unísono, sus ojos iluminándose con emoción.Aria se puso a trabajar rápidamente, mezclando la harina, los huevos y la leche, mientras los ni