Después de una tarde diferente, Aria se retiró a su habitación, sintiendo la necesidad de contarle a su amiga. Decidió llamar a Estela, sentía que no podía guardarse la alegría que sentía. —¡Hola, Estela!— dijo Aria al contestar la llamada, su voz llena de emoción. —Quería contarte que he comenzado a salir con Maxwell.Estela, sorprendida, no podía creer lo que escuchaba. —¿En serio? ¡Eso es increíble! Tenía mucha curiosidad por saber, sinceramente no pensé que saldrías con él, pero lo que me estás diciendo es una maravillosa noticia. Así que por fin fuiste capaz te sincerarte con Maxwell, eh. Ella se sonrojó, aunque Estela no la podía ver.—Pues... Siento que no tiene caso seguir evadiendo lo que siento por él, ya suficiente nos hemos hecho daño, así que por eso decidí darle una oportunidad e intentarlo. —¿Cómo te sientes al respecto? —quiso saber su amiga con mucha curiosidad, así que la mujer se quedó en silencio por unos segundos tratando de buscar las palabras idóneas para da
Aria abrió los ojos con el alba y casi se da de bruces con la realidad; era un poco más tarde de lo que había pensado. De hecho, si no fuera por Arthur y Maximiliano, que habían entrado a su habitación, ella habría seguido durmiendo. Ariadna, todavía en su cama, se quejaba del ruido.Aria no pudo evitar reír al ver la escena. Arthur y Maximiliano parecían llenos de afán por verla en acción y no durmiendo.—¡Mamá, es que tenemos hambre! —se quejó Maximiliano, casi haciendo un puchero que hizo que Aria sonriera aún más.—Está bien, pequeños —aseguró Aria, levantándose de la cama —Voy a preparar algo delicioso para ustedes.Pronto comenzó a sacar los ingredientes para las tortitas, las favoritas de sus hijos. .—¿Qué les parece tortitas con sirope y frutas? —llamó a los niños, que habían seguido de cerca sus pasos hasta la cocina.—¡Sí! —gritaron al unísono, sus ojos iluminándose con emoción.Aria se puso a trabajar rápidamente, mezclando la harina, los huevos y la leche, mientras los ni
Estela ese día llegó al trabajo un poco más entusiasmada de lo que solía, y es que se sentía enérgica y lista para sobrellevar un nuevo día de jornada laboral porque tenía, en su opinión, al mejor jefe. Aunque ponía de su parte para disimular que no tenía una relación con su jefe, era inevitable no sentirse diferente y actuar como habitualmente lo hacía. Una compañera del trabajo se acercó para invitarla a un café y en ese momento estaba saliendo Noah del despacho. Estela sabía que no podía aceptar la invitación que le extendía amablemente la mujer porque quería comer con Noah en la hora del almuerzo. —Lo siento, tengo que terminar todavía algunas cosas, quizás en otra oportunidad. —No te preocupes. Nos vemos. Y se fue. Estela se levantó de su asiento y se dirigió al moreno quien rápidamente tomó su mano y de un movimiento súbito hizo que se adentraran a su oficina, quedando a solas. Él acarició con dulzura su mejilla, mientras sostenía su mirada. —¿Te pongo nerviosa
Por su lado, Jasmine estaba ayudando a su marido en la cafetería que pronto abriría su puertas al público. Estaba bastante emocionada por ser parte de una nueva etapa que vivía su esposo, incluso cuando se sentía un recomenzar tras el regreso a la ciudad, era diferente. Incluso cuando estaba concentrada en el negocio, su cabeza no pudo evitar inclinarse a tener pensamientos negativos, y es que no dejaba de pensar en su hija. Quería que todo marchara bien, pero era inevitable no sentirse preocupada por lo que podía pasar. —¿Todavía hay algo que no me has contado? Parece que te preocupa algo y no me lo niegues porque te conozco muy bien, sé que estás inquieta por alguna razón —comenzó diciendo Alessandro, sin quitarle la mirada de encima y ella terminó de colocar un mantel sobre la mesa antes de sentarse en la silla más cercana y suspirar. —No, ya lo sabes. Pensar en la relación que ahora tiene Maxwell y nuestra hija me pone feliz y mal al mismo tiempo. Quiero que Aria sepa que n
Al fin había llegado el momento. Las mesas estaban decoradas perfectamente y es que Jasmine había hecho un buen trabajo, a cargo. Alessandro junto a Jasmine, se encontraban en el lugar, listos para darle paso a la celebración. De repente, Aria apareció con los trillizos, cuyos ojos brillaban de emoción al ver todo lo que sucedía. —¡Mamá, mira! —exclamó Aria—. ¡El lugar se ve genial! Los niños corrían de un lado a otro, viendo cada parte de la cafetería. Aria, le gustaba mucho mirarlos tan felices. —Recuerden, chicos, no se alejen demasiado y manténganse cerca —les recordó Aria, mientras intentaba mantener la atención de los tres. Poco tiempo después, durante la inauguración más personas se unieron para echar un vistazo al lugar, e incluso admirados por el bonito sitio. —Es maravilloso, Alessandro. Has hecho un trabajo increíble. —Tú también, cariño —expresó dedicándole una sonrisa cargada de amor y ella se contagió devolviendo el gesto. —¡Bienvenidos a todos! —anun
Maxwell se encontraba en su oficina, rodeado de planos, maquetas y una gran pantalla que mostraba el diseño del nuevo complejo de departamentos en el que su equipo estaba trabajando. En aquel lugar iluminado se encontraba junto a los miembros de su equipo para debatir durante la reunión. Mientras tanto todos estaban atentos a las palabras de Maxwell. La manera en la que Kensington hablaba, atrapada a los presentes. —Como pueden ver en este diseño preliminar —comenzó Maxwell, con su voz firme y segura—, la idea es crear un espacio que no solo sea funcional, sino que también se integre con el entorno urbano. Necesitamos que cada departamento tenga una vista que resalte la belleza de la ciudad. Los rostros de sus colaboradores mostraban admiración. Maxwell tenía una presencia imponente, y su experiencia en el campo de la arquitectura era innegable. —Es una idea perfecta —comentó uno de los más jóvenes allí. Maxwell dirigió la atención a él y lo corroboró con un nuevo movi
—Max... Yo no quiero que tengas más problemas con tus padres, quiero que todo se solucione y ellos acepten nuestra relación. Pero ese deseo es lejano cuando tantas cosas se oponen a nosotros dos. —Solo quiero que confíes en mí, no te inquietes por eso, mis padres puede que no nos quieran juntos, pero no pueden obligarme a hacer lo que ellos deseen. —La cuestión es que no quiero que exista rivalidad entre ustedes, al fin y al cabo son familia. Me encantaría que pudieran llevarse bien, tanto como yo con mis padres. —Desafortunadamente mis padres no son como los tuyos, su manera de pensar es completamente diferente, su renuencia es más fuerte que un roble y continuarán negándose a nuestra relación, sin importar qué. —¿Debería tener esperanzas todavía? Digo, no es imposible que en algún momento ellos cambien para mejor, sé que puede ser algo lejano, pero qué algún día pasará. —Tal vez tengas un poco de razón, tal vez deberíamos seguir adelante y no preocuparnos por lo que piense
—Abuelita, quiero muchísimo a mi papá. Pero quiero que mamá y papá estén juntos —se atrevió a decir la pequeña a Jasmine. La mujer suspiró profundamente tratando de encontrar una respuesta adecuada para su nieta. —Oh, ¿así que quieres que mamá y papá vivan juntos? —¡Todos juntos como familia! —exclamó la niña con la voz plagada de emoción —. Porque todos somos familia, debemos vivir juntos. —Tienes razón —acarició su cabello. Arthur se dirigió a Jasmine para intervenir. —¿Por qué mamá y papá no viven juntos, abuela? —Oh, pequeños —comenzó diciendo tomando las mejillas de ambos con dulzura —. No puedo precipitarme y decirles que papá y mamá estarán viviendo juntos mañana, sin embargo estoy segura de que papá algún día estará con ustedes en la misma casa. ¿Podrían ser un poco más pacientes? —¿De verdad papá vivirá con nosotros? —cuestionó la niña con los ojos brillando con ilusión. —Ya lo dije, Ari, Es una posibilidad grandísima. Pero los tres deben esperar.