Capítulo 63

Aria despertó en la mañana, ofuscada por la luz del sol golpeando su rostro. Se soltó de las sábanas y salió de la cama, enderezando su espalda. Aunque durmió, se sentía agotada aún.

Tres pequeños revoltosos se presentaron en la habitación y ella los recibió repartiendo dulces besos sobre cada uno. Aria, aún inquieta por la necesidad de sus trillizos por saber de su padre, tenía que fingir que nada malo pasaba. Que todo estaba bien.

—Mamá, quiero comer tortitas.

—¿tortitas?

—Yo también —coincidió Arthur con sus ojos brillando —. Las tortitas qué vimos en la tele.

Maximiliano se relamió los labios al tiempo que tocaba su pancita. Aria no pudo evitar sonreír y sentirse curiosa. Así que tras indagar un poco se puso al tanto de las "tortitas, que sus pequeños querían comer. Después de un rato, y después de asegurarse de que comieran, pudo sentarse en el sofá y descansar.

Los niños, mientras tanto, estaban jugando en la habitación.

Aria se acomodó en el sofá de su nuevo departam
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