Estela se encontraba sentada en su escritorio, las lágrimas llenando sus ojos sin que pudiera evitarlo. Había estado tratando de ser fuerte, pero la situación de Aria la estaba afectando profundamente. En ese momento, Melisa, la vio desde la distancia y se acercó con preocupación.—Estela, ¿qué te sucede? —quiso saber Melisa, con un tono comprensivo.Estela tomó un respiro hondo, intentando recomponerse antes de responder. —Es Aria... todavía no ha despertado. Está postrada en una cama de hospital, y no puedo dejar de pensar en lo mal que se siente Jasmine, la madre de mi amiga. —Las palabras salieron entre sollozos, y se sintió vulnerable al compartir su dolor.Melisa frunció el ceño, su rostro reflejando empatía. —Lo siento mucho. No sabía que estaba así. Espero que se recupere pronto —dijo Melisa, colocando una mano en el hombro de Estela.Estela sonrió débilmente, agradecida por el apoyo de la mujer. —Gracias, Melisa. Aprecio tus buenos deseos. —Las palabras le ofrecieron un pe
Estela, sintiéndose un poco más animada, se dedicó a preparar unos sándwiches en la cocina mientras Noah buscaba una película para ver. De repente, su teléfono sonó, y al ver el nombre de Maxwell en la pantalla, su corazón se aceleró. Sabía que no estaba en su mejor momento, pero no podía ignorar la llamada. —¡Maxwell! —dijo, contestando rápidamente. La voz de Maxwell resonó al otro lado de la línea, profunda y entrecortada, como si estuviera luchando por mantenerse en pie. —Estela, ¿crees que debería seguir vivo? Digo, la vida es una porquería cuando pasan muchas cosas malas. Solo quiero que Aria vuelva, que ella regrese —su voz temblaba, y Estela pudo notar que estaba ebrio. —Maxwell, no es una situación fácil para ninguno de nosotros. ¿Dónde estás? —preguntó, tratando de mantener la calma y la claridad en su voz. —Quien sabe, no lo sé... —respondió, su tono era confuso y desalentador. —¿Por qué tienes que embriagarte? Así no se soluciona nada. En ese momento, Noah, qu
Después de que Noah lo llevó a casa, Maxwell se preparó para ir al trabajo, pero al mirarse en el espejo, se dio cuenta de que no tenía la cabeza para concentrarse en sus responsabilidades. La preocupación por Aria lo consumía, y sabía que no podría rendir en la oficina. Así que, en lugar de dirigirse a su trabajo, tomó la decisión de ir al hospital.Al llegar al hospital, se sintió un poco más aliviado al enterarse de que Aria había mostrado signos de mejoría. El doctor le explicó que, aunque aún no había despertado, su condición había mejorado y que había esperanza.Exactamente lo que Jasmine le mencionó. —Puedes entrar a verla —le dijo el doctor, y Maxwell le dio las gracias antes de dirigirse a la habitación. Cuando entró a la habitación la miró. Aria yacía en la cama, con una expresión serena en su rostro. Maxwell se acercó y comenzó a acariciar su cabello suavemente, sintiendose aunque sea cerca de ella, de esa manera. —Aria, pronto todo estará bien. Sé que despertarás pronto
Esa noche, cuando Maxwell finalmente regresó a su casa, una vez más sintió esa presión de la soledad implacable. La sensación era tan abrumadora que su respiración se volvió torpe y su mente comenzó a imaginar todo tipo de escenarios negativos. No quería recurrir a los antidepresivos, pero la carga emocional se hacía cada vez más pesada. Desesperado, se dirigió a la habitación en busca de los frascos con las pastillas.Se dejó caer sobre la cama y miró al techo, sintiéndose perdido en un mar de pensamientos. Lo único que deseaba era estar con su familia, mudarse a una casa hermosa y grande, disfrutar de cada momento al lado de los trillizos y de Aria.Maxwell anhelaba verla en un vestido de boda, caminando hacia él, uniendo sus vidas para siempre. Pero ahora, con las circunstancias tornándose grises, aquel sueño parecía cada vez más distante. Se sentía obligado a perseguirlo a toda costa.Se giró sobre la cama, buscando una posición cómoda para dormir. Aunque le costó, finalmente cayó
Capítulo 141Aquella mañana de un día domingo, Aria abrió los ojos y se sintió aturdida al ver a su alrededor. Ella no entendía qué era lo que estaba pasando y solo necesitaba a una persona para sentirse segura. —Maxwell —pronunció su nombre con dificultad, sentía que su garganta estaba seca, que le costaba modular las palabras. Observó un poco más aquella habitación y terminó llegando a la conclusión que estaba postrada en una cama de hospital. Una lágrima rodó sobre su mejilla al verse en aquella situación inesperada que no sabía cómo asumir. Habían agujas conectadas en su muñeca, aquel monitor a su par, midiendo su ritmo cardíaco, la luz cegadora sobre ella que la obligó a cerrar los ojos otra vez. Solo necesitaba una explicación de por qué estaba allí. Intentó moverse pero le dolía todo el cuerpo como si un camión le hubiera pasado por encima. Fue entonces cuándo llegó el pensamiento, arremetiendo contra ella, de lo que había pasado. —Ayuda... —susurró con la poca fuerza que t
Estela se encontraba ese día en su escritorio organizando algunas cosas de Noah, de pronto recibió esa llamada de parte de la madre de Aria. Ella le informaba que Aria finalmente había despertado. —¿De verdad? ¡Que buena noticia! —fue lo primero que pudo decir con la explosión emocional abordando su pecho —. En este momento estoy terminando algunas cosas del trabajo, pero de inmediato iré al hospital, también quiero verla. Muchas gracias por avisarme y darme esta gran noticia, no tiene idea de lo feliz que me pone. —Todos estamos emocionados y aliviados al mismo tiempo. Todavía no he podido entrar a verla, Maxwell está con ella —informó Jasmine —. Ahora todo parece ir mejor. —Así es, Jasmine, vendrán días aún mejores. Poco después la llamada con la madre de su amiga había finalizado. Noah, en ese momento apareció frente a ella y Estela le dio la gran noticia. —¡Ha despertado! Finalmente ha despertado, Noah —sonrió llena de felicidad. El moreno se contagió de su alegría y la abra
Aria tomó una bocanada de aire antes de proseguir, pero en realidad no conseguía inventar una respuesta y es que ella no quería decirles que iba de camino a la compañía de Maxwell, aunque no sería inusual, aún así, sus padres continuarían indagando hasta dar con una respuesta más acertada. —Yo... Padres, no creo que eso tenga que ver con el accidente, creo que es un detalle irrelevante. Además, no recuerdo con claridad. Ellos asintieron. —¿Fuiste tú qué hiciste un mal movimiento con el volante y de pronto pasó el accidente o alguien más te impactó porque...—Mamá, papá, no sé por qué me preguntan eso. Yo creo que estaba en el momento equivocado y pasó. Manejaba bien, lo hacía y de pronto las luces de un auto mucho más grande, creo que era un camión, se fueron contra mí —se desinfló tras dar la breve explicación. —Bien, así que así es como han sucedido las cosas. Es la versión que nos dieron las autoridades, sin embargo el culpable todavía no ha sido atrapado. Aria exhaló. —No te
Maxwell se acomodó en el sofá de su piso, la tensión palpable en el aire. Noah, había llegado justo a tiempo para escuchar la inquietante conversación que había tenido con el desconocido. A esas alturas la noche avanzada había llegado. Pero allí estaba, mirando a su amigo con cara de preocupación. —¿Me puedes explicar qué es lo que está pasando? —quiso saber, frunciendo el ceño. De manera que Maxwell lo miró. —Recibí una llamada de un desconocido que me dijo que mi padre provocó el accidente. Yo... no pude preguntarle más al respecto porque me colgó. Noah se quedó en silencio unos segundos, procesando lo que le estaba contando. —No puedo creer que alguien te haya dicho eso por teléfono —dijo Noah, frunciendo el ceño mientras miraba a Maxwell, quien seguía todavía aturdido, porque lo que más temió se hizo realidad. —Lo sé, es una locura —respondió Maxwell, su voz temblorosa—. Pero el tipo parecía serio. Hablaba de mi padre como si fuera un monstruo. Además, yo tenía también el pr