Esa noche, cuando Maxwell finalmente regresó a su casa, una vez más sintió esa presión de la soledad implacable. La sensación era tan abrumadora que su respiración se volvió torpe y su mente comenzó a imaginar todo tipo de escenarios negativos. No quería recurrir a los antidepresivos, pero la carga emocional se hacía cada vez más pesada. Desesperado, se dirigió a la habitación en busca de los frascos con las pastillas.Se dejó caer sobre la cama y miró al techo, sintiéndose perdido en un mar de pensamientos. Lo único que deseaba era estar con su familia, mudarse a una casa hermosa y grande, disfrutar de cada momento al lado de los trillizos y de Aria.Maxwell anhelaba verla en un vestido de boda, caminando hacia él, uniendo sus vidas para siempre. Pero ahora, con las circunstancias tornándose grises, aquel sueño parecía cada vez más distante. Se sentía obligado a perseguirlo a toda costa.Se giró sobre la cama, buscando una posición cómoda para dormir. Aunque le costó, finalmente cayó
Capítulo 141Aquella mañana de un día domingo, Aria abrió los ojos y se sintió aturdida al ver a su alrededor. Ella no entendía qué era lo que estaba pasando y solo necesitaba a una persona para sentirse segura. —Maxwell —pronunció su nombre con dificultad, sentía que su garganta estaba seca, que le costaba modular las palabras. Observó un poco más aquella habitación y terminó llegando a la conclusión que estaba postrada en una cama de hospital. Una lágrima rodó sobre su mejilla al verse en aquella situación inesperada que no sabía cómo asumir. Habían agujas conectadas en su muñeca, aquel monitor a su par, midiendo su ritmo cardíaco, la luz cegadora sobre ella que la obligó a cerrar los ojos otra vez. Solo necesitaba una explicación de por qué estaba allí. Intentó moverse pero le dolía todo el cuerpo como si un camión le hubiera pasado por encima. Fue entonces cuándo llegó el pensamiento, arremetiendo contra ella, de lo que había pasado. —Ayuda... —susurró con la poca fuerza que t
Estela se encontraba ese día en su escritorio organizando algunas cosas de Noah, de pronto recibió esa llamada de parte de la madre de Aria. Ella le informaba que Aria finalmente había despertado. —¿De verdad? ¡Que buena noticia! —fue lo primero que pudo decir con la explosión emocional abordando su pecho —. En este momento estoy terminando algunas cosas del trabajo, pero de inmediato iré al hospital, también quiero verla. Muchas gracias por avisarme y darme esta gran noticia, no tiene idea de lo feliz que me pone. —Todos estamos emocionados y aliviados al mismo tiempo. Todavía no he podido entrar a verla, Maxwell está con ella —informó Jasmine —. Ahora todo parece ir mejor. —Así es, Jasmine, vendrán días aún mejores. Poco después la llamada con la madre de su amiga había finalizado. Noah, en ese momento apareció frente a ella y Estela le dio la gran noticia. —¡Ha despertado! Finalmente ha despertado, Noah —sonrió llena de felicidad. El moreno se contagió de su alegría y la abra
Aria tomó una bocanada de aire antes de proseguir, pero en realidad no conseguía inventar una respuesta y es que ella no quería decirles que iba de camino a la compañía de Maxwell, aunque no sería inusual, aún así, sus padres continuarían indagando hasta dar con una respuesta más acertada. —Yo... Padres, no creo que eso tenga que ver con el accidente, creo que es un detalle irrelevante. Además, no recuerdo con claridad. Ellos asintieron. —¿Fuiste tú qué hiciste un mal movimiento con el volante y de pronto pasó el accidente o alguien más te impactó porque...—Mamá, papá, no sé por qué me preguntan eso. Yo creo que estaba en el momento equivocado y pasó. Manejaba bien, lo hacía y de pronto las luces de un auto mucho más grande, creo que era un camión, se fueron contra mí —se desinfló tras dar la breve explicación. —Bien, así que así es como han sucedido las cosas. Es la versión que nos dieron las autoridades, sin embargo el culpable todavía no ha sido atrapado. Aria exhaló. —No te
Maxwell se acomodó en el sofá de su piso, la tensión palpable en el aire. Noah, había llegado justo a tiempo para escuchar la inquietante conversación que había tenido con el desconocido. A esas alturas la noche avanzada había llegado. Pero allí estaba, mirando a su amigo con cara de preocupación. —¿Me puedes explicar qué es lo que está pasando? —quiso saber, frunciendo el ceño. De manera que Maxwell lo miró. —Recibí una llamada de un desconocido que me dijo que mi padre provocó el accidente. Yo... no pude preguntarle más al respecto porque me colgó. Noah se quedó en silencio unos segundos, procesando lo que le estaba contando. —No puedo creer que alguien te haya dicho eso por teléfono —dijo Noah, frunciendo el ceño mientras miraba a Maxwell, quien seguía todavía aturdido, porque lo que más temió se hizo realidad. —Lo sé, es una locura —respondió Maxwell, su voz temblorosa—. Pero el tipo parecía serio. Hablaba de mi padre como si fuera un monstruo. Además, yo tenía también el pr
Jasmine se quedó atónita al escuchar la revelación de que Maxwell no era hijo de Abigail. La noticia la había tomado por sorpresa y resultó ser como un balde de agua fría. Su cabeza comenzó a dar vueltas tratando de procesar la noticia. —¿Qué? —preguntó, su voz apenas era un susurro. —¿Cómo así? No entiendo cómo es posible que Maxwell no es el hijo biológico de Abigail, todavía estoy tratando de entenderlo. Aria se quedó en silencio por unos segundos antes de mirar otra vez a su madre y asentir con la cabeza. —Mamá, créeme que también la noticia fue demasiado inesperada para mí. Sin embargo es cierto, Maxwell no es el hijo biológico de Abigail, ella no es verdadera madre. —¿Y él no lo sabe? —preguntó Jasmine, incrédula. —No, no está enterado. Pero yo... no soy capaz de decírselo —admitió Aria, sintiendo que la carga de esa información era demasiado para solo soltarla —. Mamá, no quiero destruir a Maxwell, sé que la noticia será terrible para él, que a partir de ese momento to
Por su lado, Aria, tras varios días en el hospital pudo regresar a casa. Los niños se alegraron demasiado al verla, como no había ningún indicio de que ella hubiera estado internada en un hospital, los niños continuaron todavía creyendo firmemente en el hecho de que ella estuvo afuera por trabajo. Elena no pudo evitar soltar algunas lágrimas al verla, pero disimuló para no confundir a los niños. —Bienvenida a casa, Aria. —¡Mamá! Estás aquí, en casa. —Así es, niños, mamá está en casa. ¿Cómo se han portado? —les preguntó con toda la normalidad del mundo, aunque en el fondo quería empezar a llorar como una pequeña, eran demasiadas emociones juntas explotando en su pecho. El revuelo continuó, los niños no dejo de hablar sobre sus días y todo lo que hicieron junto a Elena. Toda la tarde se quedó con ellos, tratando de recuperar el tiempo perdido. Los trillizos comieron, se asearon y se fueron a la cama. Aria, tras despedirse de cada
Mientras conducía, Maxwell recordó de repente aquella vez en su infancia en la que bajó al sótano para revisar unas cajas, impulsado por la curiosidad de encontrar algo más, al final se topó con la foto de una mujer y algunas cosas más. Sentía una inquietud creciente, ya que ahora existía la posibilidad de que esa mujer en la fotografía fuera su verdadera madre. Sin embargo, no estaba seguro de eso. En su mente, se repetía que debía ir a casa de sus padres, aunque su subconsciente lo corregía rápidamente, recordándole que ahora solo era la casa de su "padre".Maldijo en voz alta y tocó el claxon repetidamente.También pensaba en cómo Aria se había encontrado con aquel demente. ¿Cómo había terminado el exnovio de Aria trabajando para su padre?Tenía tantas cosas dando vueltas en su cabeza que se sentía abrumado.Maxwell había estado reuniendo pruebas para acusar a su padre de provocar un accidente en el que Aria casi muere, y ahora, al descubr