Aria tomó una bocanada de aire antes de proseguir, pero en realidad no conseguía inventar una respuesta y es que ella no quería decirles que iba de camino a la compañía de Maxwell, aunque no sería inusual, aún así, sus padres continuarían indagando hasta dar con una respuesta más acertada. —Yo... Padres, no creo que eso tenga que ver con el accidente, creo que es un detalle irrelevante. Además, no recuerdo con claridad. Ellos asintieron. —¿Fuiste tú qué hiciste un mal movimiento con el volante y de pronto pasó el accidente o alguien más te impactó porque...—Mamá, papá, no sé por qué me preguntan eso. Yo creo que estaba en el momento equivocado y pasó. Manejaba bien, lo hacía y de pronto las luces de un auto mucho más grande, creo que era un camión, se fueron contra mí —se desinfló tras dar la breve explicación. —Bien, así que así es como han sucedido las cosas. Es la versión que nos dieron las autoridades, sin embargo el culpable todavía no ha sido atrapado. Aria exhaló. —No te
Maxwell se acomodó en el sofá de su piso, la tensión palpable en el aire. Noah, había llegado justo a tiempo para escuchar la inquietante conversación que había tenido con el desconocido. A esas alturas la noche avanzada había llegado. Pero allí estaba, mirando a su amigo con cara de preocupación. —¿Me puedes explicar qué es lo que está pasando? —quiso saber, frunciendo el ceño. De manera que Maxwell lo miró. —Recibí una llamada de un desconocido que me dijo que mi padre provocó el accidente. Yo... no pude preguntarle más al respecto porque me colgó. Noah se quedó en silencio unos segundos, procesando lo que le estaba contando. —No puedo creer que alguien te haya dicho eso por teléfono —dijo Noah, frunciendo el ceño mientras miraba a Maxwell, quien seguía todavía aturdido, porque lo que más temió se hizo realidad. —Lo sé, es una locura —respondió Maxwell, su voz temblorosa—. Pero el tipo parecía serio. Hablaba de mi padre como si fuera un monstruo. Además, yo tenía también el pr
Jasmine se quedó atónita al escuchar la revelación de que Maxwell no era hijo de Abigail. La noticia la había tomado por sorpresa y resultó ser como un balde de agua fría. Su cabeza comenzó a dar vueltas tratando de procesar la noticia. —¿Qué? —preguntó, su voz apenas era un susurro. —¿Cómo así? No entiendo cómo es posible que Maxwell no es el hijo biológico de Abigail, todavía estoy tratando de entenderlo. Aria se quedó en silencio por unos segundos antes de mirar otra vez a su madre y asentir con la cabeza. —Mamá, créeme que también la noticia fue demasiado inesperada para mí. Sin embargo es cierto, Maxwell no es el hijo biológico de Abigail, ella no es verdadera madre. —¿Y él no lo sabe? —preguntó Jasmine, incrédula. —No, no está enterado. Pero yo... no soy capaz de decírselo —admitió Aria, sintiendo que la carga de esa información era demasiado para solo soltarla —. Mamá, no quiero destruir a Maxwell, sé que la noticia será terrible para él, que a partir de ese momento to
Por su lado, Aria, tras varios días en el hospital pudo regresar a casa. Los niños se alegraron demasiado al verla, como no había ningún indicio de que ella hubiera estado internada en un hospital, los niños continuaron todavía creyendo firmemente en el hecho de que ella estuvo afuera por trabajo. Elena no pudo evitar soltar algunas lágrimas al verla, pero disimuló para no confundir a los niños. —Bienvenida a casa, Aria. —¡Mamá! Estás aquí, en casa. —Así es, niños, mamá está en casa. ¿Cómo se han portado? —les preguntó con toda la normalidad del mundo, aunque en el fondo quería empezar a llorar como una pequeña, eran demasiadas emociones juntas explotando en su pecho. El revuelo continuó, los niños no dejo de hablar sobre sus días y todo lo que hicieron junto a Elena. Toda la tarde se quedó con ellos, tratando de recuperar el tiempo perdido. Los trillizos comieron, se asearon y se fueron a la cama. Aria, tras despedirse de cada
Mientras conducía, Maxwell recordó de repente aquella vez en su infancia en la que bajó al sótano para revisar unas cajas, impulsado por la curiosidad de encontrar algo más, al final se topó con la foto de una mujer y algunas cosas más. Sentía una inquietud creciente, ya que ahora existía la posibilidad de que esa mujer en la fotografía fuera su verdadera madre. Sin embargo, no estaba seguro de eso. En su mente, se repetía que debía ir a casa de sus padres, aunque su subconsciente lo corregía rápidamente, recordándole que ahora solo era la casa de su "padre".Maldijo en voz alta y tocó el claxon repetidamente.También pensaba en cómo Aria se había encontrado con aquel demente. ¿Cómo había terminado el exnovio de Aria trabajando para su padre?Tenía tantas cosas dando vueltas en su cabeza que se sentía abrumado.Maxwell había estado reuniendo pruebas para acusar a su padre de provocar un accidente en el que Aria casi muere, y ahora, al descubr
Maxwell, afectado por la verdad de su verdadera madre y el dolor por el accidente de Aria, decidió alejarse de todo y se dirigió a un bar cercano. Se sentó en la barra y pidió un trago tras otro, buscando en el alcohol un escape, aunque resultara ser momentáneo. Mientras bebía, su amigo Noah llegó, preocupado por su estado. Al verlo tan afectado, se sentó a su lado y le preguntó.—Maxwell, ¿qué te pasa? Te he estado buscando.Maxwell, con la mirada perdida, le contó lo que había descubierto.—Noah, me enteré de que mi madre no es mi verdadera madre. Mi padre me lo confirmó. Mi verdadera madre murió hace años por una enfermedad —declaró. Noah se quedó en shock. —Eso es una locura, Maxwell. ¿Y qué harás al respecto? —inquirió aún impactado. Maxwell apretó los puños, sintiendo que la ira lo consumía.—Voy a vengarme de mi padre. Él es el responsable de todo esto, y también de lo que le pasó a Aria. —declaró. <
Amanda y Sebastián se encontraban en la terminal, nerviosos pero emocionados por su fuga inminente. Habían planeado cada detalle de su escape, convencidos de que habían logrado salir ilesos después de haber chantajeado no solo a Máximo, sino también a Maxwell. —No puedo creer que lo hayamos logrado —dijo Amanda, mirando a su alrededor con ansiedad. El miedo a ser atrapados aún acechaba en su mente. —Solo tenemos que abordar ese avión y volar lejos de aquí. No podrán alcanzarnos —respondió Sebastián, sintiéndose seguro de que su plan había funcionado. Sin embargo, lo que no sabían era que la policía había estado siguiendo sus movimientos desde que se enteraron de su implicación en el chantaje. Gracias a la información proporcionada por Maxwell, los agentes habían activado un operativo especial para interceptarlos. Mientras caminaban hacia la puerta de embarque, Amanda recibió un mensaje en su teléfono. —¿Qué dice? —preguntó Sebastián, impaciente. —No lo sé... En ese mom
Maxwell obtuvo algunas fotografías de su madre, incluso un suéter y algunos anillos. Ella había sido una mujer hermosa, tenía una mirada peculiar, que le recordó a su hijo Arthur. Su sonrisa era tan bonita y dulce. Quiso tenerla a su lado, poder abrazarla y decirle que la amaba por darle la vida. Por eso arrojó a la basura todos esos momentos en los que Abigail estaba, casi todos sus recuerdos tirados a un tacho, arruinados por una mentira. Maxwell sostenía entre sus manos las fotos y la lágrimas caían sobre su rostro con frenesí. Aria se sentó a su lado y lo abrazó por los hombros, después acaricio su espalda y le dió un beso en la mandíbula. Él la miró. Sus ojos azules estaban cristalizados, repletos de lágrimas. —Maxwell, llora todo lo que tengas que llorar, te hará sentir mejor —prometió con dulzura —. Necesitas dejar salir todo lo que sientes. Fue lo único que Kensington necesitó para dejar que el llanto escapara. Aria no se apartó de su lado, al contrario, le brindó e