Capítulo 104

Pronto Noah, Estela y Elena, se dirigieron al acuario con los pequeños. Los trillizos no podían contener su emoción tampoco paraban de hablar sobre a donde iban. Cuando estuvieron en el acuario, las miradas plagadas de sorpresa y las sonrisas no faltaron.

Nunca antes en sus vidas habían estado en un acuario. Sus ojitos brillaban al ver aquel mundo acuático. Era increíble.

Estaban atravesando son túnel de vidrio que sumergía a todos los visitantes en un mundo completamente diferente. A su alrededor No solo habían peces de diversos colores que nadaban de un lado al otro, también habían otros animales que solo había mirado por la tele. Otros ni siquiera eran conocidos a la vista de los niños. Los trillizos estaban boquiabiertos cuando de pronto un gran tiburón pasó cerca.

—¡Es un tiburón! —exclamó Arthur —. Es mucho más gigante que el de la tele.

Sus hermanitos no podían creer lo que estaba mirando, con los ojos desorbitados.

—¡Ojalá pudiera nadar con un tiburón! —mencionó Maximilia
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