Mikael"Puta madre", me repito mil veces. ¿Por qué tenía que venir Melisa a interrumpir? Estoy por explotar, he quedado incendiado luego de mi acercamiento a Katherine.—Ahí estás —dice Melisa señalándome con un dedo. Su maquillaje está corrido y su cabello alborotado.—¿Qué tienes, Melisa? ¿Cómo vienes en ese estado a mi casa a estas horas? —pregunto enfadado con ella por lo que está haciendo con su vida. Y es que esa mujer no se resigna. Entre ella y yo nunca habrá nada. Ella siempre lo supo y nunca la engañé. Si le permití trabajar a mi lado fue pura y exclusivamente porque me suplicó y me prometió que jamás mezclaría las cosas. Y aquí está, armando un escándalo en la sala de mi casa. Quise evitar que Katherine estuviera pero llega justo detrás de mí y parece ser que nuestros cuerpos gritan: "estoy caliente" porque ella dirige primero su mirada a uno y luego al otro.—Así los quería encontrar a ambos. Los dos son unos malditos mentirosos —dice elevando la voz y yo solo quiero arras
Relator omnisciente—¿Has logrado algún avance?El hombre se remueve nervioso en su asiento.—Casi nada, Marie. He intentado acercarme y ella solo huye de mi. No creo que funcione. —expresa con un dejo de decepción en su voz.—Entonces vamos a tener que tomar otras medidas. —asevera observando fijamente al hombre de fría mirada.—No lo sé, Marie. Quizás deberíamos intentar otra cosa...tal vez...—¿Deseas que intentemos con otra persona? ¿Otro hombre, quizás? —consulta enarcando las cejas. Sabe por donde atacar. Lo conoce bien, ha estado años haciendo terapia y conoce bien cual es su punto débil. A pesar de querer hacerse ver como un hombre frío, Mikael Sorokov es fuego puro por dentro. Ve la duda en su semblante.—Estás jugando sucio, Marie. Sé lo que intentas hacer. No conozco lo que son los celos. Ya sabes que jamás me he enamorado de una mujer ni tenido una relación seria...no sé lo que son los celos...—¿Estás seguro? —vuelve a fijar su vista en él mientras éste se retuerce en el
Relator omnisciente—Espero que ambos puedan comprender la magnitud de esto —está diciendo Marie al ver el semblante serio y...¿asustado? de sus interlocutores. Un par de ojos celestes y otro de un marrón claro se clavan en ella pero no se deja intimidar. Uno de los semblantes es duro y el otro, huidizo. ¿Es que acaso pueden ser tan diferentes? Es increíble que el destino los haya cruzado alguna vez. Sin embargo, "son el uno para el otro", en opinión de la psicóloga que permanece largo tiempo en silencio para analizar sus reacciones.Si bien están ambos sentados por un espacio de una persona entre ellos, Mikael y Katherine están incómodos. ¿Por qué? Es lo que no logra dilucidar. Mikael dijo que no pudo acercarse a ella, ¿será eso cierto? Apenas se saludaron cuando se encontraron en la sala de espera. Ella mantenía la cabeza gacha y él estaba ocupado con un cuadro desteñido colgado en la pared. Los había estado observando por una pequeña cámara casi imperceptible que tenía en el lugar
MikaelLuego de todo lo que he pasado, desde la decepción de amor que sufrí en mi veintena y el posterior fallecimiento de mi padre y la incapacidad de mi hermano, me costó mucho subir por la cuesta. Necesité mucha ayuda y desarrollé algunas técnicas que me permitían mantenerme calmo y controlado la mayor parte del tiempo. Incluso he sorteado grandes crisis financieras en mi empresa. Me costó al inicio y luego en la cima ha estado casi por quebrar en un par de ocasiones. Sin embargo, he logrado mantener el equilibrio físico, mental y psicológico en todos los aspectos de mi vida. He intentado encontrar lo que una vez experimenté a mis veinte años con Katherine. Sin éxito.Y aquí está ella de nuevo intentando inconscientemente de desequilibrarme. “No lo logrará”, me prometo mientras tallo mi cuerpo y la suave lluvia de la ducha cae haciendo casi que se ahoguen los sonidos de mis pensamientos. He regresado de la sesión que tuvimos con Marie. Fue realmente intensa. Nunca he sentido tanto
MarieTengo enfrente mío a mis dos pacientes favoritos. ¿Por qué los son? Pues, ambos son excelentes personas, son hermosos tanto por dentro como por fuera. Los dos han sufrido mucho, tienen heridas que llega a las profundidades de su alma y deseo volver luz lo que tienen de oscuridad.Me costó mucho tomar esta decisión. Raya en lo ilegal, podría decirse. La terapia a la que estoy sometiéndolos, en realidad, no existe. Mas podría ser el puntapié inicial para lanzarla como posible en pacientes en similares circunstancias.Leí mucho sobre sus males y mezclé con un poco de fantasía y arte que también me encanta. Las escenas que deseo reproducir aquí mismo se remontan a partes de películas o series. No tiene nada de científico ni profesional, lo sé, pero espero sea suficiente para romper las duras cáscaras que se han formado estos dos para no dejar entrar a nadie luego de su dolor. Si bien vi a Katherine más receptiva cuando hicimos el juego anterior, a Mikael aun queda mucho hielo por ro
Katherine—A partir de este momento vamos a poner reglas hasta que demos por finalizada la terapia —expresa en alta voz Marie, muy seria por cierto. Yo tengo la boca seca de los nervios que me recorren. Un par de veces me dirijo a una mesita en la que hay una jarra de vidrio que ya está a la mitad de agua. Mikael permanece en el más absoluto silencio mientras Marie enumera una a una las cláusulas que forman parte de una especie de contrato entre los tres, es algo informal porque no hay abogados ni jueces de por medio.Son tantas que no las recuerdo todas y tampoco presto atención a ellas. Mis nervios me consumen tanto que apenas puedo permanecer de pie sin que me tiemblen las piernas. ¿Por qué? No lo entiendo, no puedo dilucidar que es lo que me tiene así, si la presencia del hombre este con su aroma que me envuelve y parece querer tirarme hacia atrás de tan varonil que es, ¿o acaso es la forma en la que me mira y me causa escalofríos? La verdad todo está nublado, borroso, mi cuerpo r
MikaelSi alguien me hubiera dicho que al final del día me vería haciendo esto, definitivamente me hubiera reído a carcajadas, cosa que en muy pocas ocasiones hago.Tengo que hacer todo un puto esfuerzo para controlar a mi amigo que casi siempre se maneja solo. Le ordeno fervientemente que se controle, que hoy no tendrá compensación, que debe conformarse con lo que le estoy dando. Tendrá que hacer como yo, quedarse a medias, como siempre que aparece Katherine en mi vida.¡Dios! Marie está jugando con fuego. ¿Adónde quiere llegar? ¿Acaso está actuando racionalmente? ¿Acaso no se da cuenta de las implicancias que tienen estas acciones?Cuando pidió que eligiéramos una zona que nos guste del otro, me estremecí por dentro al rozar Katherine mi abdomen. Tuve que pensar en bueyes perdidos para que mi pene no se elevara a lo alto. Mientras ella hacía esto yo mismo me preguntaba que me gustaba de lo que veía. Todo. Absolutamente todo. Y estoy seguro que lo que no se ve también me gustará. Per
KatherineBañada en rubor, sin siquiera elevar la vista, caminé hacia detrás del biombo que Marie había dispuesto para que me vista. Es algo que me da risa. Él incluso puso sus labios en una zona que jamás antes alguien ha tocado y me debo resguardar para ponerme ropa. En fin, al menos me sirvió para ocultarme unos minutos y tratar de lidiar con el huracán que se desataba dentro mío. Son muchas sensaciones juntas y no sé como manejarlas. En medio de todas ellas está lo que me acompaña durante tantos años: miedo. Miedo a abrirme, a intentar ser receptiva y luego lograr que me dañen. Como hizo Nick conmigo. Pero alejo rápidamente estos oscuros pensamientos.—Debo irme, Katherine. Toma un taxi y ve a tu departamento. Hablaré con Rioban para que te libere el resto del día. —me ordena Mikael, siento su voz tras la puerta del cuarto donde estoy terminando de vestirme.—Tengo muchos pendientes, Mikael. Ve tranquilo. Yo iré luego.Un silencio incómodo se establece entre nosotros. Sé que va a