Derek.
—Puede besar a la novia.
En el momento que escuchó esas palabras, me siento el hombre más afortunado del mundo. Isabella está llorando, y me sorprende saber que yo también. Amo a esta mujer, y estoy feliz de saber que estaremos juntos el resto que nos queda de vida.
—Te amo mucho, señora Hall —sonrió limpiando la lagrima que se desliza por su mejilla.
—Y yo a ti, señor Hall.
Nuestros labios se encuentran en un beso apasionado, desesperado. Escucho a Javier gritar "hasta el fondo", pero lo ignoro, y me concentro en la boca de Isabella. Su sabor es adictivo, y me complace saber que estos labios voy a devorarlos todos los días.
Cuando nos apartamos, estamos sin aliento, y veo los rostros sonrientes de nuestros familiares. Kelly se precipita hacia nosotros, y nos abraza con fuerza.
—¡Estoy tan feliz por ustedes! —grita mi pequeña hermana —. Es
Derek.Los recuerdos de la noche anterior me hacen sonreír. Todavía no puedo creer que estoy casado con la mujer más maravillosa del mundo. Isabella ahora es mía, y estaremos juntos siempre. Tengo una familia, y cuando salga de esa cirugía, tendremos hijos, como siempre he deseado.—¿Señor Hall? —La voz de mi secretaria me saca de mis pensamientos.Miro a Anna, y arqueo una ceja mientras aparto mis ojos de los papeles que estoy firmando.—Dime, Anna.—En primer lugar, quería felicitarlo por su boda.—Gracias.—Por cierto, el detective Montero está aquí, y solicita verlo.Mi cuerpo se tensa por la confusión, y asiento.—¿Por qué un detective está en mi empresa?—No lo sé, señor Hall.Bufo.—Hazlo pasar.Anna asiente.—Con su permiso, señ
Isabella.Despierto con unos fuertes brazos rodeándome.Estoy en la habitación que comparto con Derek, y jamás me he sentido más aliviada que ahora. Él me sostiene como si fuera su ancla, y mi corazón se derrite a causa de la felicidad. Estoy a salvo con mi maravilloso esposo. Parece sentir mi mirada sobre él, porque sus cálidos ojos marrones se abren, y sonríe mientras acaricia mi mejilla.—Amor... —susurra.Me acurruco en su pecho, y beso su cuello. Derek suspira apretándome más fuerte contra él. Me doy cuenta que tengo mi pijama, y deduzco que él me ha cambiado para estar más cómoda. Soy tan afortunada por tenerlo.—Te amo mucho —Le digo —. ¿Cómo está mi padre?—Él está en el hospital a causa del balazo, pero estará bien.—Gracias a Dios, esa mujer está loca, Derek. Pensé que moriría.Acaricia mi cabello en un gesto reconfortan
Isabella.Ha pasado casi un año después de lo sucedido.La cirugía fue un éxito gracias a Dios, pero todos los meses voy a un chequeo para asegurarme de que estoy bien. Ahora más que nunca debo cuidarme. Estoy embarazada, y tendré una hermosa niña con Derek. Él está muy feliz, y decidimos que se llamará Ángela como mi madre.No tuve la dicha de conocer a mi madre, pero sé que ella jamás me abandonó. Sólo quería protegerme, y pensó que Rosalie podía cuidarme.Que equivocada estaba.Dejando de lado el pasado, todos estos meses la pasé de maravilla con mi esposo. Derek me demuestra cada día cuanto me ama. También tengo el amor de mi padre.Papá lleva saliendo hace más de un año con una mujer llamada Layla. Ella también está embarazada, y pronto tendré un hermanito.Genial.Los antojos nunca faltan.Me despierto todos
Isabella.Este es uno de los peores días de mi vida. Todo lo que quiero es huir y no volver nunca a éste infierno. Debo mostrar mi cuerpo al público y no sé cómo actuar. Debo hacerlo para darle gusto a esa arpía. Es esto o terminar en la calle. Según ella, cuidó de mí cuando me abandonaron y debo pagarle cada centavo que ha gastado por mí.Conozco a Rosalie Gonzales desde que tengo siete años. Ella me recogió cuando andaba merodeando por la calle en busca de comida y un hogar. Siempre viví en casas de acogida y nunca conocí a mi familia. Todo cambió cuando la bruja de Rosalie decidió darme alojamiento. Aunque nada fue gratis.Siempre fui su sirvienta, accedí a todos sus caprichos. Me trata peor que a un animal, debo cerrar la boca por miedo a que me eche en la calle.En es
Un año atrás.Derek.Mi móvil suena con una llamada de la mansión. Contesto, y lo primero que oigo es el llanto de mi princesa.—Kelly —digo alterado —. ¿Por qué lloras, cariño?Escucho sus sollozos.—Es mamá, Derek. Está encerrada en el baño, y llora demasiado —grita hipeando —. Por favor, ven, tengo mucho miedo.Salgo de la empresa como alma que lleva al diablo. Me subo a mi coche, y arranco a toda velocidad. A los quince minutos llego, estaciono mi auto y bajo sin importarme nada.Al entrar a la habitación de madre, me quedo en shock. Mi corazón empieza a retumbar con fuerzas.Kelly...Mi pequeña hermana está al lado de su cuerpo inerte, y llora a gritos.No. No. No.Me acerco cayendo de rodillas a su lado. Toco su pulso y al notar que ya no tiene vida, grito con to
Isabella.¿En qué demonios estaba pensando cuando acepté venir con éste hombre? Tal vez la enfermedad se me subió a la cabeza, pero fue mi mejor opción. Mejor éste chico elegante, y sexy que ese viejo decrepito. Cuando lo miro, me doy cuenta que fue mi mejor elección. Es alto, su cabello es castaño, y sus ojos de un rico marrón. Su cuerpo bien atlético, y sus labios son húmedos. Huele muy bien, y de pronto la idea de intimar con éste desconocido no es tan mala. Debo hacerlo, o la maldita de Rosalie me echará a patadas de su club.—Puedes bajar, Isabella —dijo abriéndome la puerta del auto. Lo miro confundida.—¿Cómo sabes mi nombre? — se ríe.—Cuando diste el espectáculo, dijeron tu nombre. —me sonrojo.—Oh.Miro la enorme mansión frente a mis ojos. Este hombre realmente es adinerado, mejor dicho, multimillonario. Hay varios hombres encorbatados vistiendo un tra
Isabella.Despierto en los brazos de Derek. Su respiración se siente muy tranquila, y se aferra a mi cuerpo como si no quisiera soltarme nunca. Un nudo se instala en mi garganta, y cierro mis ojos. Me acosté con él por dinero.Vendí mi cuerpo.Me siento sucia, y trato de no llorar. Me convertí en lo que Rosalie quería.Una puta.El dolor entre mis piernas palpita, y debo admitir que estoy muy adolorida. Siento que desgarró algo en mí, pero a la vez estoy complacida. Derek fue dulce conmigo. No me puedo quejar, pero ahora sólo deseo irme.Trato de apartar sus brazos de mi cintura, pero él se niega.—¿Dónde vas, preciosa? —Su voz ronca provoca escalofríos en mi piel.—Es hora de irme.—¿Tan pronto?—Sí.Me posiciona debajo de él en la cama, y estoy sin aliento. Su cabello está alborota
Isabella.Despierto con un dolor fuerte en el estómago.Me retuerzo en la cama, y no aguanto más. Las lágrimas están cayendo de mis ojos, y sollozo. Me pongo de pie con dificultad, y busco las pastillas que me recetaron meses atrás para controlar el dolor en mi estómago. Las busco dentro de las gavetas, pero no están. ¿Qué haré?Caigo De rodillas, sintiéndome que moriré aquí mismo. El dolor es insoportable. Todo lo que hago es llorar, y pedir ayuda, pero nadie viene. Siento que moriré de dolor, y cierro mis ojos.***Rosalie.Escucho como Isabella llora, y pide ayuda. Quizás está sintiendo dolor nuevamente, pero todo lo que hago es sonreír, y encogerme de hombros. Por mi esa pobre tonta puede morirse.—¡Rosalie! —grita, y ruedo mis ojos fastidiada.Entro al asqueroso cuarto que le presté, y me acerco. Está ahí en