Me vestí para ir a la academia, y cuando salí una marabunta de periodistas me acorraló, haciéndome una pregunta tras otra, aun así, las contesté a todas, pues mi abuela siempre decía que había que ser agradecido con los fans, y aunque yo no me consideraba una estrella ni nada por el estilo, debía agradecerles a aquellas personas que se interesasen tanto por mí.
Las preguntas variaban desde lo relacionado con la música y mi corta experiencia con ella, y temas más escabrosos y privados, como mi vida sentimental. Por supuesto no les dije nada sobre Miguel Ángel, tan sólo admití tener a alguien especial, y luego me disculpé diciendo que tenía prisa.
En pocas semanas mi vida se convirtió en algo totalmente diferente, me llamaban para hacerme entrevistas sobre mi canción con mi abuela, sobre si habría algún disco más y un largo etc.
Incluso Juan, el amigo de Miguel Ángel contactó conmigo esa semana para que hiciese una colaboración con un cantante famoso para así de una vez lanzarme al estrellazo. Le dije que me lo pensaría, pues lo cierto era que no estaba entre mis planes aquello de hacerme cantante. Aunque tengo que admitir que después de haber cantado con mi abuela, me había gustado tanto, que ya no estaba segura de no querer dedicarme a ello.
Me tomaba el postre en la cocina, con mi madre, mientras ella me preguntaba sobre ello…
Miguel Ángel se preparaba para ir a la oficina, mientras su hermana Carolina, le preguntaba a diestro y siniestro sobre mí.
Aquella tarde me fue imposible ir a la academia, Juan me había llamado para que fuese al estudio, y me llevé casi toda la tarde allí, hablando sobre la colaboración y futuros proyectos. Firmé el contrato de colaboración, y me habló sobre la posibilidad de sacar un single con tres canciones, para ir abriéndome paso. Tenía pensado negarme en rotundo, pues más dentro como estuviese de ese mundillo más lejos estaría del hombre al que amaba, pero en cuanto me habló sobre que una de las canciones del disco serían con mi abuela, no pude decir que no, ya que sabía la ilusión que a ella le haría aquello.
El teléfono comenzó a sonar tan pronto como me monté en el taxi para volver a casa.
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Esa semana fue realmente intensa, me pasé la mayor parte de los días perfeccionando una canción que me identificase por completo, y la otra mitad asistiendo a entrevistas, aquel sábado por la mañana era la última entrevista que tenía, para una revista, por lo que después de ella me tocaría sesión de fotos. Estaba bastante nerviosa, pues era la primera vez que iban a fotografiarme, al menos de manera profesional.
Nos sentamos en una sala donde había un par de sofás y una mesa pequeña, y comenzó la entrevista…
Me hicieron fotos sentadas, fotos leyendo la revista en cuestión, fotos riéndome por un cumplido que me lanzaron, y luego de pie, me hicieron más fotos sobre un fondo gris. Me ordenaban a cada rato que pusiese posturas y que luciese de lo más natural. Al principio me costó, pero tengo que admitir que a medida que la sesión iba avanzando me sentía como pez en el agua.
A mediados de la semana siguiente salió la revista, apenas hablé con Miguel Ángel demasiado en aquellos días, siempre que le llamaba estaba ocupado, y solía cogerme el teléfono su hermana, asegurando que estaba ocupado o que se había dejado el teléfono en casa. Una parte de mí estaba aterrada, por la posibilidad de que él me estuviese evitando, de que se hubiese arrepentido y ya no quisiese estar conmigo.Esa semana empezaron las grabaciones de la canción en la que colaboraba con el mismísimo Pablo Alborán. La canción que él había compuesto era preciosa, así que me encantó cantarla con él, y me sentí realmente cómoda con él, era todo un amor de persona.Reía a carcajadas en mitad de la canción cuando él se confundió y bromeó sobre ello.La idea era grabar la canc
Aquel día fue muy pesado, nos fuimos de viaje a Málaga, pues querían que hiciésemos las fotografías para la presentación del álbum allí. Pero Pablo fue todo un encanto, me ayudó mucho, incluso posando en aquella plaza, haciéndonos fotos y sonriendo el uno al otro.Reí mucho aquel día, junto a él, entre fotografías y bromas por su parte, intentando que me calmase y mis nervios se marchasen. Me sentía realmente cómoda allí con él.Llevaba puesto un vestido verde cuando hacían fotos en el puerto, junto a la barandilla, con él agarrándome de la cintura y hablando con el cámara.Ha sido fantástico – comenzó él, mirando hacia mí – te estás portando muy bien – aseguró, mientras yo sonreía hacia él – parece que has nacid
Las escenas del videoclip se grabaron casi todas en el centro de Málaga y alrededores, hicimos multitud de pruebas, unas veces salía Pablo cantando, otras veces yo, otras él caminaba por la calle, otras yo sentaba en un parque ponía caras necesarias para el guion, y las últimas fueron las mejores, cuando él y yo nos encontrábamos a mitad de camino y nos mirábamos, nos cogíamos de la mano, y nos sonreíamos, como un par de personas enamoradas que se encuentran después de un largo tiempo y descubren que aún sienten cosas el uno por el otro, y no se han olvidado.Fue una experiencia de lo más divertida, me lo pasé realmente bien aquel día. Y al llegar la noche, Pablo se ofreció a llevarnos a casa de su madre, para invitarnos a cenar. Nos pareció un descaro, pero el insistió tanto, que no pudimos decir que no.Así que allí
Desperté desorientada, sin saber muy bien donde me encontraba, escuchando a Pablo hablar con el doctor que me había operado. No entendía que sucedía, no entendía nada.¿Dónde estoy? – pregunté, alterada, mientras Pablo cogía mi mano, impidiendo que pudiese levantarme.Descansa – rogó, mientras yo volteaba la mirada hacia el doctor, que me miraba apenado, como si algo horrible me hubiese sucedido.Lo siento – comenzó el doctor – ha sufrido un aborto.Me quedé en silencio, incapaz de descifrar aquellas palabras, hasta que mi cerebro reaccionó y comprendí que mi bebé había muerto, y entonces el dolor que sentí fue tan intenso que casi prefería las punzadas que había sentido con anterioridad.Ya no había niño, ya no había nada que me atase a Migue
Miguel Ángel no dejó de llamarme, y al tercer día de estar allí ya sentía que me ahogaba con sus insistentes mensajes. Pablo pareció darse cuenta, pues no dejaba de mirarme, mientras almorzábamos en el restaurante del hotel.¿por qué no dejas el teléfono arriba hoy? – preguntó, intentando hacerme sentir mejorEspera un momento – le dije, levantándome de la mesa, agarrando el teléfono y descolgándolo - ¿qué quieres? – pregunté de mala gana, cansada de aquella situación.Alicia… estaba preocupado – fue lo único que él dijo.Pues ya puedes estar tranquilo, estoy bien.¿con quién estas? – preguntó molesto – Hablé con Juan y me dijo que volviste hace cuatro días a Madrid, con unos amigos y – explicaba &nda
Acabábamos de llegar a Madrid, había sido todo un cielo, incluso me acompañó a casa, y fue toda una suerte que mi madre estuviese de gira por los pueblos con un grupo de flamenco, pues terminamos haciéndolo en la ducha, y luego continuamos en el suelo del baño. No sabía cómo, pero con tan sólo una mirada me conectaba a él y me encendía de una forma que jamás pensé que podría.Ha sido increíble, Alicia – aseguró, mientras me abrazaba por detrás y me besaba el cuello con ternura – estos días en Málaga … - sabía lo que venía a continuación, yo también lo había pensado, el regreso a la ciudad implicaba un chute de realidad, y por supuesto dejar de vernos – pero deberías de ser sincera contigo misma. Tú estás enamorada de otro.Me gustas, Pab
Aquella noche Pablo me llamó para comentarme que su disco estaba listo para salir al mercado y que pronto empezarían las promociones, y las actuaciones en diferentes programas televisivos. Me alegré mucho por él, aunque aún estaba un poco alicaída por lo sucedido esa tarde, y él pareció darse cuenta de ello…¿va todo bien? – preguntó, mientras yo mentía y fingía que todo iba bien, pues no quería estropear su felicidad con mis problemas – Alicia – me llamó, mientras mis lágrimas volvían a salir, al darme cuenta de que él era lo único que me quedaba.¿puedo hacerte una pregunta? – tanteé, mientras él hacía un ruidito con la boca, en señal afirmativa – Si te dijese que iba a tener un hijo tuyo… ¿me preguntarías si era tuyo?&i
Llamé a su puerta, con insistencia, me había costado mucho perder la vigilancia de la seguridad del hotel, y miraba hacia todas partes, con el corazón a mil por hora, temiendo que pudiesen encontrarme antes de poder verle.La puerta se abrió de par en par y él me miró sorprendido mientras yo sonreía de oreja a oreja. Entré en su habitación mientras él sonreía, para luego agarrarme de la cintura y me atrajese a su cuerpo.Él era todo lo que cualquier mujer podría desear, era dulce, atento, bromista, guapo y encima tenía ese arte andaluz por la que todas nos hemos derretido alguna vez.Estás guapo – reconocí al verle con barba y el pelo alborotado, justo como le había visto horas antes en la televisión de casa. Sonrió de nuevo al escucharme decir aquello, acercando su boca a la mía para besarme como t