Miguel Ángel no dejó de llamarme, y al tercer día de estar allí ya sentía que me ahogaba con sus insistentes mensajes. Pablo pareció darse cuenta, pues no dejaba de mirarme, mientras almorzábamos en el restaurante del hotel.
Acabábamos de llegar a Madrid, había sido todo un cielo, incluso me acompañó a casa, y fue toda una suerte que mi madre estuviese de gira por los pueblos con un grupo de flamenco, pues terminamos haciéndolo en la ducha, y luego continuamos en el suelo del baño. No sabía cómo, pero con tan sólo una mirada me conectaba a él y me encendía de una forma que jamás pensé que podría.Ha sido increíble, Alicia – aseguró, mientras me abrazaba por detrás y me besaba el cuello con ternura – estos días en Málaga … - sabía lo que venía a continuación, yo también lo había pensado, el regreso a la ciudad implicaba un chute de realidad, y por supuesto dejar de vernos – pero deberías de ser sincera contigo misma. Tú estás enamorada de otro.Me gustas, Pab
Aquella noche Pablo me llamó para comentarme que su disco estaba listo para salir al mercado y que pronto empezarían las promociones, y las actuaciones en diferentes programas televisivos. Me alegré mucho por él, aunque aún estaba un poco alicaída por lo sucedido esa tarde, y él pareció darse cuenta de ello…¿va todo bien? – preguntó, mientras yo mentía y fingía que todo iba bien, pues no quería estropear su felicidad con mis problemas – Alicia – me llamó, mientras mis lágrimas volvían a salir, al darme cuenta de que él era lo único que me quedaba.¿puedo hacerte una pregunta? – tanteé, mientras él hacía un ruidito con la boca, en señal afirmativa – Si te dijese que iba a tener un hijo tuyo… ¿me preguntarías si era tuyo?&i
Llamé a su puerta, con insistencia, me había costado mucho perder la vigilancia de la seguridad del hotel, y miraba hacia todas partes, con el corazón a mil por hora, temiendo que pudiesen encontrarme antes de poder verle.La puerta se abrió de par en par y él me miró sorprendido mientras yo sonreía de oreja a oreja. Entré en su habitación mientras él sonreía, para luego agarrarme de la cintura y me atrajese a su cuerpo.Él era todo lo que cualquier mujer podría desear, era dulce, atento, bromista, guapo y encima tenía ese arte andaluz por la que todas nos hemos derretido alguna vez.Estás guapo – reconocí al verle con barba y el pelo alborotado, justo como le había visto horas antes en la televisión de casa. Sonrió de nuevo al escucharme decir aquello, acercando su boca a la mía para besarme como t
Tuvo dos entrevistas más en Barcelona, mientras yo trabajaba en el estudio, en los acordes de mis canciones, y al día siguiente, un viernes, para ser exactos, Juan apareció por allí para hablar de negocios…- He hablado con tu abuela – comenzó, mientras yo le miraba sorprendida, pues hacía tiempo que no sabía nada sobre ella, cada vez que la llamaba siempre me saltaba el buzón y mi madre aseguraba que estaba muy ocupada en Granada con sus cosas – está dispuesta a sacar un hueco para la semana que viene y venir a grabar la canción que compusiste con ella.- ¿en serio? – pregunté ilusionada con una sonrisa en el rostro.- Si, ya está todo listo, solo falta ultimar… - proseguía, pero yo ya no podía escucharle, solo podía pensar en mi abuela, y en las ganas que tenía de verla – entonc
No dejamos de hablar en todo momento de la música, de sus actuaciones, de lo nerviosa que estaba por cantar junto a él, de un sinfín de cosas.- Cuando salgas ahí fuera, al escenario – me calmó en el set de grabación, justo antes de salir a cantar – quiero que imagines que sólo estamos tu y yo, eso te ayudará a arrancar.Cantar con él, en el escenario, fue la cosa más difícil que he hecho jamás, pero al mismo tiempo, fue la más bonita de mi vida, casi tan bonita como la vez que canté con mi abuela la primera vez.Él me mantenía cogida de la mano mientras cantaba aquella canción conmigo, transmitiéndome toda la paz y confianza en mí misma que necesitaba, alejando los miedos del escenario y obligándome a mirarle a él, y sólo a él. Tuvo razón desde el principio
Al día siguiente, cuando intentaba asimilar aquella situación, intentando convencerme a mí misma que estar con Miguel Ángel era lo que quería, que tenía que dejar de estar molesta con Pablo, que no había nada entre nosotros y un largo etc, mi teléfono comenzó a sonar, y casi me pongo a saltar de alegría cuando escuché su voz al otro lado del aparato: era Pablo. Y no debería de alegrarme tanto por hablar con él, no debería, pero lo cierto es que lo hacía.¿cómo fue el viaje? – preguntó – estuve ocupado y no pude llamarte antes – aseguró, mientras mi mente divagaba, intentando adivinar si estaría ocupado con Camila practicando sexo y por eso no había podido llamarme antes - ¿Alicia? ¿estás ahí?Bien &ndas
Hacía la comida, unos ricos huevos revueltos con chorizo, patatas y jamón, con la música a todo volumen, bailando como una loca. Entre canción y canción me di cuenta de que alguien llamaba al timbre, así que me encaminé hacia la puerta, parecía que aquel día era día de visita.Llevaba puesto un corto vestido muy suelto que solía usar para estar en casa.Pablo – exclamé, al verle al otro lado de la puerta, pues había pensado que después de colgarle el teléfono de aquella manera me haría caso y se quedaría a comer con Camila. Él sonrió hacia mí antes de hablar.Mmmm, eso huele que alimenta – aclaró, alzando un poco la voz, para hacerse oír por encima de la música que sonaba en casa – he traído un vino – dijo, levant
Visité a Miguel Ángel esa semana, en su casa, y corté con él. Él no lo comprendía, no entendía qué había sucedido para que yo actuase de esa forma. Pero yo sabía por qué lo hacía, no podía seguir mintiéndole, pero, sobre todo, no podía seguir mintiéndome a mí misma. Ya no sentía lo mismo por él, hacía ya unas cuantas semanas que todo había cambiado, que había conocido a Pablo, que me había dado cuenta de esa conexión que existía entre nosotros. Ya no podía hacer como si nada, seguir con Miguel Ángel para tapar la realidad, era engañarme a mí misma, me había pillado por Pablo, y de nuevo, volvía a ser el segundo plato de un hombre.Estaba cansada de ser otra más para él, estaba cansada de tener aquella extra&