Llamé a su puerta, con insistencia, me había costado mucho perder la vigilancia de la seguridad del hotel, y miraba hacia todas partes, con el corazón a mil por hora, temiendo que pudiesen encontrarme antes de poder verle.
La puerta se abrió de par en par y él me miró sorprendido mientras yo sonreía de oreja a oreja. Entré en su habitación mientras él sonreía, para luego agarrarme de la cintura y me atrajese a su cuerpo.
Él era todo lo que cualquier mujer podría desear, era dulce, atento, bromista, guapo y encima tenía ese arte andaluz por la que todas nos hemos derretido alguna vez.
Tuvo dos entrevistas más en Barcelona, mientras yo trabajaba en el estudio, en los acordes de mis canciones, y al día siguiente, un viernes, para ser exactos, Juan apareció por allí para hablar de negocios…- He hablado con tu abuela – comenzó, mientras yo le miraba sorprendida, pues hacía tiempo que no sabía nada sobre ella, cada vez que la llamaba siempre me saltaba el buzón y mi madre aseguraba que estaba muy ocupada en Granada con sus cosas – está dispuesta a sacar un hueco para la semana que viene y venir a grabar la canción que compusiste con ella.- ¿en serio? – pregunté ilusionada con una sonrisa en el rostro.- Si, ya está todo listo, solo falta ultimar… - proseguía, pero yo ya no podía escucharle, solo podía pensar en mi abuela, y en las ganas que tenía de verla – entonc
No dejamos de hablar en todo momento de la música, de sus actuaciones, de lo nerviosa que estaba por cantar junto a él, de un sinfín de cosas.- Cuando salgas ahí fuera, al escenario – me calmó en el set de grabación, justo antes de salir a cantar – quiero que imagines que sólo estamos tu y yo, eso te ayudará a arrancar.Cantar con él, en el escenario, fue la cosa más difícil que he hecho jamás, pero al mismo tiempo, fue la más bonita de mi vida, casi tan bonita como la vez que canté con mi abuela la primera vez.Él me mantenía cogida de la mano mientras cantaba aquella canción conmigo, transmitiéndome toda la paz y confianza en mí misma que necesitaba, alejando los miedos del escenario y obligándome a mirarle a él, y sólo a él. Tuvo razón desde el principio
Al día siguiente, cuando intentaba asimilar aquella situación, intentando convencerme a mí misma que estar con Miguel Ángel era lo que quería, que tenía que dejar de estar molesta con Pablo, que no había nada entre nosotros y un largo etc, mi teléfono comenzó a sonar, y casi me pongo a saltar de alegría cuando escuché su voz al otro lado del aparato: era Pablo. Y no debería de alegrarme tanto por hablar con él, no debería, pero lo cierto es que lo hacía.¿cómo fue el viaje? – preguntó – estuve ocupado y no pude llamarte antes – aseguró, mientras mi mente divagaba, intentando adivinar si estaría ocupado con Camila practicando sexo y por eso no había podido llamarme antes - ¿Alicia? ¿estás ahí?Bien &ndas
Hacía la comida, unos ricos huevos revueltos con chorizo, patatas y jamón, con la música a todo volumen, bailando como una loca. Entre canción y canción me di cuenta de que alguien llamaba al timbre, así que me encaminé hacia la puerta, parecía que aquel día era día de visita.Llevaba puesto un corto vestido muy suelto que solía usar para estar en casa.Pablo – exclamé, al verle al otro lado de la puerta, pues había pensado que después de colgarle el teléfono de aquella manera me haría caso y se quedaría a comer con Camila. Él sonrió hacia mí antes de hablar.Mmmm, eso huele que alimenta – aclaró, alzando un poco la voz, para hacerse oír por encima de la música que sonaba en casa – he traído un vino – dijo, levant
Visité a Miguel Ángel esa semana, en su casa, y corté con él. Él no lo comprendía, no entendía qué había sucedido para que yo actuase de esa forma. Pero yo sabía por qué lo hacía, no podía seguir mintiéndole, pero, sobre todo, no podía seguir mintiéndome a mí misma. Ya no sentía lo mismo por él, hacía ya unas cuantas semanas que todo había cambiado, que había conocido a Pablo, que me había dado cuenta de esa conexión que existía entre nosotros. Ya no podía hacer como si nada, seguir con Miguel Ángel para tapar la realidad, era engañarme a mí misma, me había pillado por Pablo, y de nuevo, volvía a ser el segundo plato de un hombre.Estaba cansada de ser otra más para él, estaba cansada de tener aquella extra&
Todo se había ido a la mierda. Lo mío con Miguel Ángel se había estropeado por mi estúpida sinceridad, y ahora apenas hablábamos, cosa que me molestaba más de lo que me hubiese gustado admitir. Al menos quería que fuésemos amigos, pero él siempre me estaba dando largas sobre el momento de quedar para tomar algo. Cosa totalmente comprensible, pues él aún me amaba, y seguramente, verme no era bueno para él.En cuanto a Pablo, me tenía totalmente olvidada, pasaba muchísimo de mí, aunque, es cierto, que hablábamos todos los días, pero era de cosas sin importancia.Y cada vez me quedaba más claro todo. Había estropeado mi relación con Miguel Ángel por tener esperanzas e ilusiones por alguien con quien se veía a leguas que no iba a tener futuro, y que por supuesto no sentía lo mismo
Me agarró de la mano y volvió a acercarme a él, posando su mano sobre mi cuello, apartando un par de cabellos, para luego volver a prestar atención a mis ojos, volviendo luego la mirada hacia mis labios, los cuales se abrían con interés.No – le dije, tan pronto como me percaté de sus claras intenciones de besarme. Me di la vuelta, separándome de él, dándole la espalda – No puedes hacerme esto – añadí, molesta por aquella situación, pues, aunque era lo que había deseado escuchar en las últimas semanas, recién había tomado la decisión de volver a intentarlo con Miguel Ángel.¿Qué? – preguntó, agarrándome del brazo, obligándome a girar y encararle - ¿qué es exactamente lo que…?Just
Lo había estropeado todo con Pablo, pero yo era experta en eso, en estropear las cosas, así que no era nada nuevo. Me odiaba a mí misma por haberle dicho aquello, por haber decidido volver a intentarlo con Miguel Ángel. Pero no podía ser infiel a mis principios, no podía simplemente lanzarme a los brazos de alguien sólo porque le amase, no podía si ya había decidido previamente volver con otra persona, no cuando esa otra persona me había hecho sentir tanto, aunque no estaba segura al cien por cien de que era lo que sentía aún por Miguel Ángel. Aun así, una parte de mí querría aferrarse a él un poco más, quería intentarlo por última vez.Estaba en el estudio, grabando aquella bonita canción con mi abuela, pero por alguna razón no podía concentrarme, mi mente aún estaba e