Hacía la comida, unos ricos huevos revueltos con chorizo, patatas y jamón, con la música a todo volumen, bailando como una loca. Entre canción y canción me di cuenta de que alguien llamaba al timbre, así que me encaminé hacia la puerta, parecía que aquel día era día de visita.
Llevaba puesto un corto vestido muy suelto que solía usar para estar en casa.
Visité a Miguel Ángel esa semana, en su casa, y corté con él. Él no lo comprendía, no entendía qué había sucedido para que yo actuase de esa forma. Pero yo sabía por qué lo hacía, no podía seguir mintiéndole, pero, sobre todo, no podía seguir mintiéndome a mí misma. Ya no sentía lo mismo por él, hacía ya unas cuantas semanas que todo había cambiado, que había conocido a Pablo, que me había dado cuenta de esa conexión que existía entre nosotros. Ya no podía hacer como si nada, seguir con Miguel Ángel para tapar la realidad, era engañarme a mí misma, me había pillado por Pablo, y de nuevo, volvía a ser el segundo plato de un hombre.Estaba cansada de ser otra más para él, estaba cansada de tener aquella extra&
Todo se había ido a la mierda. Lo mío con Miguel Ángel se había estropeado por mi estúpida sinceridad, y ahora apenas hablábamos, cosa que me molestaba más de lo que me hubiese gustado admitir. Al menos quería que fuésemos amigos, pero él siempre me estaba dando largas sobre el momento de quedar para tomar algo. Cosa totalmente comprensible, pues él aún me amaba, y seguramente, verme no era bueno para él.En cuanto a Pablo, me tenía totalmente olvidada, pasaba muchísimo de mí, aunque, es cierto, que hablábamos todos los días, pero era de cosas sin importancia.Y cada vez me quedaba más claro todo. Había estropeado mi relación con Miguel Ángel por tener esperanzas e ilusiones por alguien con quien se veía a leguas que no iba a tener futuro, y que por supuesto no sentía lo mismo
Me agarró de la mano y volvió a acercarme a él, posando su mano sobre mi cuello, apartando un par de cabellos, para luego volver a prestar atención a mis ojos, volviendo luego la mirada hacia mis labios, los cuales se abrían con interés.No – le dije, tan pronto como me percaté de sus claras intenciones de besarme. Me di la vuelta, separándome de él, dándole la espalda – No puedes hacerme esto – añadí, molesta por aquella situación, pues, aunque era lo que había deseado escuchar en las últimas semanas, recién había tomado la decisión de volver a intentarlo con Miguel Ángel.¿Qué? – preguntó, agarrándome del brazo, obligándome a girar y encararle - ¿qué es exactamente lo que…?Just
Lo había estropeado todo con Pablo, pero yo era experta en eso, en estropear las cosas, así que no era nada nuevo. Me odiaba a mí misma por haberle dicho aquello, por haber decidido volver a intentarlo con Miguel Ángel. Pero no podía ser infiel a mis principios, no podía simplemente lanzarme a los brazos de alguien sólo porque le amase, no podía si ya había decidido previamente volver con otra persona, no cuando esa otra persona me había hecho sentir tanto, aunque no estaba segura al cien por cien de que era lo que sentía aún por Miguel Ángel. Aun así, una parte de mí querría aferrarse a él un poco más, quería intentarlo por última vez.Estaba en el estudio, grabando aquella bonita canción con mi abuela, pero por alguna razón no podía concentrarme, mi mente aún estaba e
Me iré primero – susurraba sobre mi boca – me despediré de los presentes y …No volveremos a vernos – aseguré, haciendo que él asintiese, sin separarse de mi lado aún – sólo lo haremos por casualidad, como hoy – proseguía, mientras él volvía a asentir – y fingiremos que no hubo nada.- afirmó, para luego dar un par de pasos hacia atrás, sonriendo hacia mí – te deseo todo lo mejor, Alicia.Y yo a ti – dije con un hilo de voz, admirando como él volvía a sonreír, para luego darse la vuelta y caminar hacia la pista de baile, perdiéndose entre la gente, haciendo que me fuese imposible verle.---Esa misma noche, justo después de dejar
Al final le había hecho caso, a mi madre, y allí estaba en la cola de la matrícula, esperando para echar los papeles de inscripción. Dándome cuenta de que tendría la excusa perfecta para mentirle a él, sobre la razón por la que ya no trabajaba en la empresa, no tendría por qué enterarse que su padre me había despedido.Entregué los papeles y me di la vuelta, feliz, tropezándome con Álex, mi antiguo profesor de baile moderno.- Ei – me saludó - ¿vienes a inscribirte?- Acabo de hacerlo.- ¿en serio? ¡Es fantástico! Tengo clases ahora, ¿quieres venir? – preguntó hacia mí- Pero si ni siquiera sé si me han aceptado.- Ven y me ayudas con los pasos.El teléfono comenzó a sonar antes de que hubiese entrado en la clase, le indiqué con la
Tomábamos un helado en el sofá, justo después de almorzar, mientras veíamos la televisión, mientras el me agarraba de la mano suavemente, sin dejar de mirarme, me estaba haciendo sentir realmente incómoda.Voy a echarme un rato la siesta – admitió mi madre, levantándose del sillón y caminando hacia su cuarto.¿por qué estás aquí? – pregunté, tan pronto como mi madre hubo entrado en su cuarto y cerrado la puerta de este – pensé que no querías que estuviésemos juntos.No – aclaró, sin dejar de acariciarme la mano con la yema de sus dedos – quería, pero no podía.¿y qué ha cambiado? – pregunté hacia él, sin comprender que era lo que estaba ocurriendo.Nada – aseguró, provocando que le mirase sin comprender &nda
Nos quedamos dormidos abrazados, sin que importase nada más, sólo él y yo, aún dormida podía sentir su abrazo por detrás y su respiración en mi nuca, mientras entrelaza su mano con la mía y dormía junto a mí.Su móvil no dejó de sonar en toda la tarde, y el mío tampoco, pero estos estaban en el salón y nosotros en el cuarto, y estábamos tan sumamente agotados que no escuchamos absolutamente nada.Alicia – gritaba mi madre, buscándome por toda la casa, hasta llegar a mi habitación – Alicia.Nos despertó al instante, provocando que ambos la mirásemos asustados y abochornados de estar en paños menores y en aquella situación frente a ella.¡Mamá! – me quejé, mientras ella se daba la vuelta, y se disculpaba.Lo siento, no sabía qu