CAPÍTULO 3

Nos quedamos dormidos abrazados, sin que importase nada más, sólo él y yo, aún dormida podía sentir su abrazo por detrás y su respiración en mi nuca, mientras entrelaza su mano con la mía y dormía junto a mí.

Su móvil no dejó de sonar en toda la tarde, y el mío tampoco, pero estos estaban en el salón y nosotros en el cuarto, y estábamos tan sumamente agotados que no escuchamos absolutamente nada.

  • Alicia – gritaba mi madre, buscándome por toda la casa, hasta llegar a mi habitación – Alicia.

Nos despertó al instante, provocando que ambos la mirásemos asustados y abochornados de estar en paños menores y en aquella situación frente a ella.

  • ¡Mamá! – me quejé, mientras ella se daba la vuelta, y se disculpaba.
  • Lo siento, no sabía que … - comenzó, algo incómoda por aquella situación - … no he visto nada.
  • La próxima vez llama antes de entrar – le dije, molesta, mientras buscaba mi camisa para ponérmela.
  • Deberías de salir al salón – comenzó mi madre – es importante.

Nos vestimos, algo alterados y confusos y salimos al salón, donde mi madre nos esperaba, con los brazos cruzados, sentada en el sofá, algo molesta.

  • ¿qué ocurre? – pregunté, sin comprender que era lo que ocurría, mientras mi madre encendía la tele y respondía.
  • Esto ocurre – aseguró, mientras le daba volumen a la televisión y me percataba de que había un sinfín de periodistas esperando a alguien en el portal de mi casa.

“y aquí, en este barrio, junto a los muy conocidos jardines del retiro, vive la famosísima nieta de Rosario…” – explicaba la periodista, mientras enfocaba hacia mi casa”

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! – maldije para mí, mientras miraba horrorizada hacia la televisión. No sabía cómo, pero me habían descubierto, y sabía que ahora más que nunca ya no podría estar con él, pues si la gente se enteraba que uno de los Duarte estaba conmigo estallaría otro escándalo, y eso no era algo bueno para su empresa.

Justo en ese momento, cuando había pensado que todo se arreglaría, cuando incluso estaba pensando en confesarle que estaba embarazada, justo en ese momento todo se había ido a la m****a.

Mis lágrimas comenzaron a caer en ese justo instante, y el comprendió la llamada de su hermana tan sólo unas horas antes, seguramente habría intentado avisarle sobre que ya conocían la identidad de Alicia.

  • Tranquila – comenzó, intentando calmarme, tan pronto como se percató de que lloraba – todo va a salir bien.
  • No – le espeté – nada va a salir bien – le aseguré, mientras él besaba suavemente mi cabeza y me abrazaba con fuerza – ahora no podremos estar juntos.
  • Lo solucionaremos – me tranquilizó, aunque lo cierto es que estaba igual de preocupado que yo.
  • ¿y cómo vas a salir ahora de aquí sin que nadie te vea? – pregunté, haciendo que él dejase de abrazarme al darse cuenta de que tenía razón.
  • Siempre podemos disfrazarlo – bromeó mi madre, haciéndose partícipe de nuevo – aún tengo ahí las cajas de carnavales, de cuando Paco se vistió de mujer – informó, provocando que me olvidase del problema que teníamos encima y comenzase a reír a carcajadas, mientras él nos miraba sin comprender.
  • Estoy segura de que sería una mujer muy guapa – bromeó mi madre, haciendo que riese de nuevo, y que él negase con la cabeza, al darse cuenta de que era lo que pretendíamos.
  • No – alegó – no pienso vestirme de mujer.

No supe cómo, pero terminamos convenciéndolo, le vestimos de mujer y le maquillamos, parecía una auténtica mujer. Fue toda una suerte que él y Paco tuviesen la misma talla de ropa y de zapatos.

Cuando llegó a su casa, dejó la peluca sobre la mesa de la cocina y miró hacia su hermana, que acababa de bajar para contarle a su hermano la noticia y se había encontrado con aquel espectáculo.

  • Pero… ¿qué llevas puesto? – preguntó, mientras rompía a carcajadas – no sabía que te gustaba vestirte de mujer en tus ratos libres – proseguía, divertida, sin poder dejar de reírse.
  • Ja, ja, ja – rio con sarcasmo – ¡qué divertido!

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo