A mediados de la semana siguiente salió la revista, apenas hablé con Miguel Ángel demasiado en aquellos días, siempre que le llamaba estaba ocupado, y solía cogerme el teléfono su hermana, asegurando que estaba ocupado o que se había dejado el teléfono en casa. Una parte de mí estaba aterrada, por la posibilidad de que él me estuviese evitando, de que se hubiese arrepentido y ya no quisiese estar conmigo.
Esa semana empezaron las grabaciones de la canción en la que colaboraba con el mismísimo Pablo Alborán. La canción que él había compuesto era preciosa, así que me encantó cantarla con él, y me sentí realmente cómoda con él, era todo un amor de persona.
Reía a carcajadas en mitad de la canción cuando él se confundió y bromeó sobre ello.
La idea era grabar la canc
Aquel día fue muy pesado, nos fuimos de viaje a Málaga, pues querían que hiciésemos las fotografías para la presentación del álbum allí. Pero Pablo fue todo un encanto, me ayudó mucho, incluso posando en aquella plaza, haciéndonos fotos y sonriendo el uno al otro.Reí mucho aquel día, junto a él, entre fotografías y bromas por su parte, intentando que me calmase y mis nervios se marchasen. Me sentía realmente cómoda allí con él.Llevaba puesto un vestido verde cuando hacían fotos en el puerto, junto a la barandilla, con él agarrándome de la cintura y hablando con el cámara.Ha sido fantástico – comenzó él, mirando hacia mí – te estás portando muy bien – aseguró, mientras yo sonreía hacia él – parece que has nacid
Las escenas del videoclip se grabaron casi todas en el centro de Málaga y alrededores, hicimos multitud de pruebas, unas veces salía Pablo cantando, otras veces yo, otras él caminaba por la calle, otras yo sentaba en un parque ponía caras necesarias para el guion, y las últimas fueron las mejores, cuando él y yo nos encontrábamos a mitad de camino y nos mirábamos, nos cogíamos de la mano, y nos sonreíamos, como un par de personas enamoradas que se encuentran después de un largo tiempo y descubren que aún sienten cosas el uno por el otro, y no se han olvidado.Fue una experiencia de lo más divertida, me lo pasé realmente bien aquel día. Y al llegar la noche, Pablo se ofreció a llevarnos a casa de su madre, para invitarnos a cenar. Nos pareció un descaro, pero el insistió tanto, que no pudimos decir que no.Así que allí
Desperté desorientada, sin saber muy bien donde me encontraba, escuchando a Pablo hablar con el doctor que me había operado. No entendía que sucedía, no entendía nada.¿Dónde estoy? – pregunté, alterada, mientras Pablo cogía mi mano, impidiendo que pudiese levantarme.Descansa – rogó, mientras yo volteaba la mirada hacia el doctor, que me miraba apenado, como si algo horrible me hubiese sucedido.Lo siento – comenzó el doctor – ha sufrido un aborto.Me quedé en silencio, incapaz de descifrar aquellas palabras, hasta que mi cerebro reaccionó y comprendí que mi bebé había muerto, y entonces el dolor que sentí fue tan intenso que casi prefería las punzadas que había sentido con anterioridad.Ya no había niño, ya no había nada que me atase a Migue
Miguel Ángel no dejó de llamarme, y al tercer día de estar allí ya sentía que me ahogaba con sus insistentes mensajes. Pablo pareció darse cuenta, pues no dejaba de mirarme, mientras almorzábamos en el restaurante del hotel.¿por qué no dejas el teléfono arriba hoy? – preguntó, intentando hacerme sentir mejorEspera un momento – le dije, levantándome de la mesa, agarrando el teléfono y descolgándolo - ¿qué quieres? – pregunté de mala gana, cansada de aquella situación.Alicia… estaba preocupado – fue lo único que él dijo.Pues ya puedes estar tranquilo, estoy bien.¿con quién estas? – preguntó molesto – Hablé con Juan y me dijo que volviste hace cuatro días a Madrid, con unos amigos y – explicaba &nda
Acabábamos de llegar a Madrid, había sido todo un cielo, incluso me acompañó a casa, y fue toda una suerte que mi madre estuviese de gira por los pueblos con un grupo de flamenco, pues terminamos haciéndolo en la ducha, y luego continuamos en el suelo del baño. No sabía cómo, pero con tan sólo una mirada me conectaba a él y me encendía de una forma que jamás pensé que podría.Ha sido increíble, Alicia – aseguró, mientras me abrazaba por detrás y me besaba el cuello con ternura – estos días en Málaga … - sabía lo que venía a continuación, yo también lo había pensado, el regreso a la ciudad implicaba un chute de realidad, y por supuesto dejar de vernos – pero deberías de ser sincera contigo misma. Tú estás enamorada de otro.Me gustas, Pab
Aquella noche Pablo me llamó para comentarme que su disco estaba listo para salir al mercado y que pronto empezarían las promociones, y las actuaciones en diferentes programas televisivos. Me alegré mucho por él, aunque aún estaba un poco alicaída por lo sucedido esa tarde, y él pareció darse cuenta de ello…¿va todo bien? – preguntó, mientras yo mentía y fingía que todo iba bien, pues no quería estropear su felicidad con mis problemas – Alicia – me llamó, mientras mis lágrimas volvían a salir, al darme cuenta de que él era lo único que me quedaba.¿puedo hacerte una pregunta? – tanteé, mientras él hacía un ruidito con la boca, en señal afirmativa – Si te dijese que iba a tener un hijo tuyo… ¿me preguntarías si era tuyo?&i
Llamé a su puerta, con insistencia, me había costado mucho perder la vigilancia de la seguridad del hotel, y miraba hacia todas partes, con el corazón a mil por hora, temiendo que pudiesen encontrarme antes de poder verle.La puerta se abrió de par en par y él me miró sorprendido mientras yo sonreía de oreja a oreja. Entré en su habitación mientras él sonreía, para luego agarrarme de la cintura y me atrajese a su cuerpo.Él era todo lo que cualquier mujer podría desear, era dulce, atento, bromista, guapo y encima tenía ese arte andaluz por la que todas nos hemos derretido alguna vez.Estás guapo – reconocí al verle con barba y el pelo alborotado, justo como le había visto horas antes en la televisión de casa. Sonrió de nuevo al escucharme decir aquello, acercando su boca a la mía para besarme como t
Tuvo dos entrevistas más en Barcelona, mientras yo trabajaba en el estudio, en los acordes de mis canciones, y al día siguiente, un viernes, para ser exactos, Juan apareció por allí para hablar de negocios…- He hablado con tu abuela – comenzó, mientras yo le miraba sorprendida, pues hacía tiempo que no sabía nada sobre ella, cada vez que la llamaba siempre me saltaba el buzón y mi madre aseguraba que estaba muy ocupada en Granada con sus cosas – está dispuesta a sacar un hueco para la semana que viene y venir a grabar la canción que compusiste con ella.- ¿en serio? – pregunté ilusionada con una sonrisa en el rostro.- Si, ya está todo listo, solo falta ultimar… - proseguía, pero yo ya no podía escucharle, solo podía pensar en mi abuela, y en las ganas que tenía de verla – entonc