Capítulo 40.

Los días en Barcelona estaban resultando ser más maravillosos de lo que pensaba. Los conciertos y actuaciones me ayudaron mucho a dejar de pensar en aquel capullo que me tenía tan bien agarrada.

Era el cuarto día que estaba allí, me lo había pasado trabajando duro, entre promociones y entrevistas, estaba realmente exhausta y sólo me apetecía desconectar por un rato. Así que, tras ponerme algo un poco más cómodo bajé con Juan al bar, a tomarnos unas copas.

Nos sentamos a un lado de la barra, dónde había al menos tres personas más, pues el resto estaban bailando a ritmo de los Ramones, en el centro de la pista. Parecía que era la noche temática del rock. Aquello me hizo sonreír.

Nos pedimos un par de gin-tonic y hablamos un poco sobre cosas mundanas, antes de que él recibiese una llamada telefónica

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