Joel.
La había cagado con ella y la había perdido, justo como temí hacerlo.
Era totalmente normal que ella me odiara, yo mismo me odiaba. ¿Cómo podía haberla presentado frente a mi ex novia como una simple amiga de mi hermano?
Entendía perfectamente que ella no quisiese volver a saber nada de mí, pero no podía buscarla, no podía volver a acercarme a ella, tenía que dejarla ir, tenía que borrar su número, olvidarla y centrarme en Cristi.
Eso sería lo correcto, eso era lo que quería, lo que siempre había esperado, pero … ¿por qué no podía dejarla ir? ¿por qué aún no podía borrar su número? ¿por qué seguía escribiéndole esperando que me perdonase? ¿por qué no podía dejar de pensar en ella?
Los días en Barcelona estaban resultando ser más maravillosos de lo que pensaba. Los conciertos y actuaciones me ayudaron mucho a dejar de pensar en aquel capullo que me tenía tan bien agarrada.Era el cuarto día que estaba allí, me lo había pasado trabajando duro, entre promociones y entrevistas, estaba realmente exhausta y sólo me apetecía desconectar por un rato. Así que, tras ponerme algo un poco más cómodo bajé con Juan al bar, a tomarnos unas copas.Nos sentamos a un lado de la barra, dónde había al menos tres personas más, pues el resto estaban bailando a ritmo de los Ramones, en el centro de la pista. Parecía que era la noche temática del rock. Aquello me hizo sonreír.Nos pedimos un par de gin-tonic y hablamos un poco sobre cosas mundanas, antes de que él recibiese una llamada telefónica
Cuando desperté a la mañana siguiente, con un fuerte dolor de cabeza, y una resaca del demonio, Miguel Ángel seguía allí. Llevaba una toalla cubriéndole los bajos y se estaba sacudiendo el cabello con otra.Buenos días, dormilona – me saludó, mientras cogía su teléfono y comenzaba a hablar en inglés con alguno de sus socios – en un minuto estoy contigo – aseguró. Colgó el teléfono y entonces me miró – he pedido que nos sirvan el desayuno en la habitación, no tenemos tiempo para bajar – aseguró, tan maniático como de costumbre – tienes que estar en el vestíbulo a las diez, y yo tengo una reunión de negocios en media hora en el bar, así que …Me vestí apresuradamente y bajamos juntos, para separarnos después. Ninguno
Joel.Cristina caminó hacia el pasillo, mientras yo la seguía, agarró su bolso y abrió la puerta de entrada, dispuesta a marcharse.Deja que te lo explique – supliqué, a tan sólo un par de pasos de ella, haciendo que ella se diese la vuelta, con lágrimas en los ojos, y en las mejillas – yo …Eres idiota – me espetó, volviendo a darme una cachetada, haciendo que volviese a humedecer los labios, aterrado por todo aquello – ni siquiera te has dado cuenta de lo mucho que la amas ¿no es así?Cristi – la llamé, intentando evitar aquel tema que tanto desgarraba mi corazón – lo que sentía por ella … ya no importa – aseguré, intentando apartar aquel sentimiento de mi corazón. Yo no podía estar con ella, Luis n
Joel.Cristi tenía razón, llevaba toda mi vida respaldándome en mi hermano, en mi obligación de cuidarle. Era por eso por lo que no quería arriesgarme con nadie, pero Alicia había logrado lo que mi ex nunca pudo, llegar hasta mi corazón, reblandecer esa zona de mí que se había vuelto dura como una roca después de la muerte de mis padres.Era cierto, tenía que aferrarme a ella, a lo único que había valido la pena en mi vida, lo único verdaderamente real en mi vida. Y sabía que sería difícil, que sería complicado aferrarme a ella, pero, aun así, tenía que hacerlo, quería hacerlo.No podía aferrarme a Cristi, a lo que, para mí, en aquel momento era algo fácil.“No creas que voy a retirarme sin luchar” – me había dicho Cristi
Alicia.Celebraba mi cumpleaños en casa, junto a mis seres queridos: estaba mi madre, junto a Oscar y Juan, sus dos inseparables, mis abuelos no habían podido venir, pero me habían enviado una bonita pancarta para usar aquel día, estaban mis antiguos amigos, a los que mi madre había localizado, e incluso mi mánager Juan. Había dos Juanes en la misma fiesta, aquello sería difícil para diferenciarlos, fue lo único que me preocupó aquel día.Estaba radiante, dejando mi corazón a un lado en aquel día, mientras recibía felicitaciones a diestro y siniestro.La puerta sonó cuando íbamos a partir el pastel y yo me levanté, dispuesta a recibir a otro de mis invitados, alguien que llegase tarde, tal vez era Luis, aunque le había pedido a mi madre que no le invitase, ya que no quería tener q
Me dolían los pies de andar con las zapatillas de andar por casa, por el asfalto de la carretera, y tenía frío. La calle estaba desierta, y lucía espeluznante, tan sólo iluminada por las farolas de la calle, el viento movía los árboles de forma espeluznante.Podía escuchar unos pasos acercándose cada vez más, haciendo que mi corazón palpitase asustado. No quería morir tan joven, sin haber hecho la cantidad de cosas que aún me quedaban por hacer. No quería que un asesino en serie me descuartizara y …Una mano tocó mi hombro, haciendo que gritase asustada y mirase hacia mi agresor, volviendo a recuperar la compostura al darme cuenta de que era el idiota de Joel.¿por qué gritas? – preguntó, sin comprender, provocando que le golpease el pecho con fuerza.Me has
Joel.Miré hacia la puerta de casa, sabiendo que al entrar estaría completamente sólo, pues Luis se había ido a pasar la noche a casa de Cristi al haber metido sobre que tenía una guardia.No podía dejar de pensar en ella, en Alicia. La había perdido, había perdido lo más real que había tenido en mucho tiempo, lo único que me devolvía las ganas de vivir, que me hacía encontrarle un sentido a mi vida, lo único que …Golpeé la puerta de la casa con fuerza, justo después de entrar por ella, incapaz de creer que todo hubiese acabado, no podía ser verdad, ella no podría simplemente haberme dejado, no después de haberle confesado lo que sentía por ella. No después de haber echado a un lado que se hubiese acostado con dos tipos, no después de haberle hecho el amor de
Alicia.Lloraba en silencio, limpiando mis lágrimas cada vez que las sentía caer de mis ojos, incapaz de comprender por qué dolía tanto, pues había sido yo la que había decidido no continuar con aquello después de escucharle admitir que estaba enamorado de mí. Seguramente serían las hormonas, estaba a punto de ponerme con la regla, y era algo normal estar algo sensible en aquellos momentos.El timbre de la puerta sonó, en aquella noche, donde me encontraba sola en casa, pues como de costumbre, mi madre había salido a cenar con Óscar.Alicia… - comenzó Pablo, al ver mi rostro bañado en lágrimas, y el maquillaje arruinado - ¿qué ha…?Le abracé con fuerza, y dejé escapar mi dolor, si ni siquiera preguntar qué hacía allí, sin ni siquiera