Estaba en casa de Luis. Había pasado toda la tarde con él, pues Maribel volvía a tener problemas familiares que atender: al parecer su madre estaba enferma, y tenía que marcharse a Valencia para cuidarla, así que, me ofrecí para quedarme con él cuando su hermano no estuviese en casa. Tenía que compaginar el trabajo con aquello, y con mi madre.
Le arropé, con la luz tenue, mientras le acariciaba dulcemente el brazo, haciendo que se quedase dormido. Era algo que solía relajarle mucho, ya que no podía contarle un cuento o cantarle una canción cómo se solía hacer con los niños de su edad. En lugar de eso, le relajaba el cuerpo con mis caricias, y a veces, usaba un humificador que le había comprado su hermano, recientemente, para relajarle.
Le besé sobre la mejilla tan pronto como le escuché roncar y salí del cuarto
Todo se había ido a la mierda, el día en el que se me ocurrió la magnífica idea de admitir que tenía una relación con una persona ajena a los medios. No dejaban de perseguirme, intentando adivinar quién era el susodicho, y eso impedía que pudiese verle, pues no quería acarrearle más problemas de los que tenía.Ese día, fui al hospital con mi madre, para que le quitasen los puntos. Llovía a cántaros en aquel verano de locos, casi estábamos acabando Julio y llovía con fuerza.Estábamos como sopas, pues a pesar de llevar paragua, el estúpido viento, nos había mojado igual. En días como aquel, la gente debería de salir de casa con botas de agua y un chubasquero del estilo de los pescadores.Mi madre entró en la sala de curas, mientras yo la esperaba fuera. Joel no estaba allí, ten
Capítulo 33.Cuando desperté, de madrugada, sobre mi cama, vi a Joel, entre las sombras, vestirse apresuradamente, mientras maldecía por lo bajo. Lucía tan mono, que no pude evitar sonreír, haciendo que él se percatase de que me había despertado.Después de nuestro pequeño encuentro en el garaje habíamos subido a seguir besándonos, tocándonos, abrazándonos y haciendo el amor. Hasta que quedamos profundamente dormidos, abrazados.¿Te he despertado? – preguntó, molesto consigo mismo, mientras se ponía los calcetines en equilibrio. Negué con la cabeza, sin dejar de sonreírle - ¿Qué? – quiso saber, sin comprender mi actitud.Te ves tan mono así – le dije, haciéndole sonreír, haciendo que olvidase que tenía que vol
Joel.Luis me dio la enhorabuena tan pronto como le conté la noticia, aquella mañana, y me aseguró que se portaría bien, y sería un niño bueno con Maribel, para que yo pudiese seguir mis estudios.Estábamos a punto de brindar con champagne, y aquel delicioso pastel que había comprado para la ocasión, cuando llamaron a la puerta.Era Alicia, no podía ser otra persona, no esperaba a nadie más, ya que Maribel aún estaba en Valencia, con su padre, el cual se estaba recuperando del infarto.Me encaminé hacia la puerta, con una enorme sonrisa en el rostro, ilusionado, y confundido al mismo tiempo, pues aún recordaba sus palabras de la noche anterior. “tengo que ir al estudio” me había dicho.Aunque, no le di demasiada importancia a ello, quizás… quizás se había librad
Mis lágrimas seguían cayendo, y yo no podía hacer nada porque dejasen de hacerlo. No podía dejar de ver aquella escena en mi cabeza, de escuchar esas palabras que él había dicho “Ella es Alicia, una amiga de Luis”.Eso es lo que era, nada más y nada menos.Estaba dolida y enfadada. ¿Por qué siempre sucedían cosas como las de hace un momento? ¿Por qué los hombres elegían a otras mujeres por encima de mí? ¿Había algo malo en mí? Por supuesto que lo había, era mi forma de ser, no podía ser tan inocente y confiada, tenía que hacer algo o de lo contrario todos seguirían tratándome como la estúpida que era.Pensé que todo había mejorado después del accidente, que encontrar a Joel había sido cómo una esperanza de que las cosas podr&iacut
Joel.Cristina me besaba con desesperación, como si esos dos días que habíamos pasado sin vernos hubiesen sido un suplicio para ella, mientras yo, tan sólo me dejaba llevar.Lo cierto era que apenas había tenido demasiado tiempo para pensar en nada, me habían doblado el turno en el hospital, y estaba exhausto. Aun así, no podía quitarme aquella desagradable sensación del pecho cada vez que pensaba en Alicia. La añoraba, cada día, en casa situación que me ocurría, y eso no era lo peor. Lo realmente horrible era despertarme con una sonrisa en el rostro después de haber soñado con ella, y recordar que no estábamos juntos, que lo había estropeado y la había dejado ir de la forma más ruin posible.Volví a la realidad, tan pronto como Cristi me empotró contra la pared, y me peg&o
La semana continuó sin altibajos, con Pablo enviándome mensajes sobre lo que había sucedido entre nosotros, preguntándome si habíamos vuelto, disculpándose por haber tenido que coger el teléfono. Con Joel, mandando mensajes que nunca llegué a leer. No quería hacerlo, no podía hacerlo, así que tan sólo los borraba.Mis días estaban siendo más difíciles de lo que esperaba, más aún después de haber presenciado la situación del miércoles.El sábado por la noche, justo después de llegar del estudio, me derrumbé, dejando caer aquella coraza que me había obligado a construir a mi alrededor, cuando miraba el Facebook, observando una publicación de Luis, donde aparecían algunas fotos con el sobre nombre de “Celebrando en familia”.Mis lágrimas sa
Joel.La había cagado con ella y la había perdido, justo como temí hacerlo.Era totalmente normal que ella me odiara, yo mismo me odiaba. ¿Cómo podía haberla presentado frente a mi ex novia como una simple amiga de mi hermano?Entendía perfectamente que ella no quisiese volver a saber nada de mí, pero no podía buscarla, no podía volver a acercarme a ella, tenía que dejarla ir, tenía que borrar su número, olvidarla y centrarme en Cristi.Eso sería lo correcto, eso era lo que quería, lo que siempre había esperado, pero … ¿por qué no podía dejarla ir? ¿por qué aún no podía borrar su número? ¿por qué seguía escribiéndole esperando que me perdonase? ¿por qué no podía dejar de pensar en ella?
Los días en Barcelona estaban resultando ser más maravillosos de lo que pensaba. Los conciertos y actuaciones me ayudaron mucho a dejar de pensar en aquel capullo que me tenía tan bien agarrada.Era el cuarto día que estaba allí, me lo había pasado trabajando duro, entre promociones y entrevistas, estaba realmente exhausta y sólo me apetecía desconectar por un rato. Así que, tras ponerme algo un poco más cómodo bajé con Juan al bar, a tomarnos unas copas.Nos sentamos a un lado de la barra, dónde había al menos tres personas más, pues el resto estaban bailando a ritmo de los Ramones, en el centro de la pista. Parecía que era la noche temática del rock. Aquello me hizo sonreír.Nos pedimos un par de gin-tonic y hablamos un poco sobre cosas mundanas, antes de que él recibiese una llamada telefónica