Jenna sintió algo dentro de su ser que le insinuaba ir a casa de su padre, lo pensó unos momentos y hablo con sus abuelos para despedirse. Subió a su auto, manejaba muy tranquila, en una intersección sintió la presencia de alguien miro a su derecha y vio una estela blanca que se fue transformando en su madre sonriente observándola, su sorpresa fue enorme, se estacionó para buscarla, se bajó del auto miro para todos lados, pero no lograba verla. Pero parece que fue solo un detalle para que viera a otra persona, pues, al fijar su mirada, apareció un hombre rubio que parece que buscaba algo a alguien porque se lo notaba preocupado, lo reconoció en el acto y llamo su atención gritándole su nombre. —Luiggi Lombardi, espere… quiero hablar con usted… ¡Oiga, no se vaya! Él al verla y escucharla puso pies en polvorosa y se perdió entre tanta gente, Jenna lo persiguió lo más que pudo, pero le falto aliento para seguirlo porque con la rapidez que este sujeto llevaba era imposible que lo alcan
En casa de los Lombardi, una inocente, decente y amorosa mujer descubría al fin el secreto de su esposo, un secreto que jamás ella ni siquiera imaginaria. Cuando abrió el sobre manila, lo primero que leyó fue el documento de laboratorio y en él vio el resultado que decía Luiggi Lombardi 99,99 % positivo en progenitor de Jenna Black, soltó un. —¡Dios mío! Su sorpresa fue mayúscula al corroborar la verdad, una verdad que ya la sospechaba, pero que atribuía a que fuera solo una casualidad del destino, el inmenso parecido entre ellos. Pero al dejar a un lado esos papeles, atisbo otros dos más, abrió uno de ellos al reconocer la letra de su esposo, se dispuso a leer lo que distinguió al fin que era una carta. “Mi querida y adorada Judith Ya que no contestas mis llamadas, mis mensajes de voz, mis regalos, los devuelves, me atrevo a escribirte esta carta y por este medio hacerte saber de mi amor puro por ti. Te amo, te adoro, no me importa que ames a otro, mi amor y mi cuerpo son tus e
Paso casi una semana y para desgracia de Jhon los que cuidaban de los movimientos de Luiggi se descuidaron, pero fue porque los hombres del empresario italiano se percataron de la vigilancia y alertaron a su jefe de esta situación y fraguo un plan para escapar, utilizo un cebo, un hombre parecido a Él de su misma complexión y color de cabello que manejo su auto a velocidad llamando la atención y siendo seguido por todos los hombres de Oliver. Mientras esto sucedía, Luiggi salió en un auto alquilado por su mejor hombre, como no estaba a su nombre no lo descubrieron y escapo hacia una cabaña que tenía para sus encuentros con otras mujeres y no estaba tampoco a su nombre, su hombre también fungía de testaferro o sea prestar su nombre para una propiedad de otro y hacerla pasar como suya. Tenía todo lo necesario para poder vivir allí, se acomodó en un sofá de la sala y llamo a sus hombres y le comunicaron que atraparon a su cebo, pero no tenían motivos para apresarlo y lo soltaron, entonc
Amanda con su corazón roto fue personalmente a la empresa de su esposo, subió a su oficina, al llegar fue recibida por la asistente de Luiggi quien le abrió la puerta de la oficina ingresando con ella y diciendo. —¿En qué la puedo servir, señora Lombardi? Amanda tenía su rostro muy serio y solo hablo —Mi esposo está de viaje y yo he venido a pedirle a usted que mantenga mi visita en silencio, por favor, pues somos mujeres y creo que me entiende lo que le quiero decir La asistente entendió muy bien por qué era una mujer de edad madura y le contesto —Señora, usted jamás estuvo aquí, venga —la llevo hacia un librero, movió uno de los libros y allí había una caja fuerte y le comento —Aquí está la combinación, su esposo me la confió porque me conoce desde que sus padres fundaron la empresa, pero usted es su esposa y tiene derecho a revisarla, yo jamás me he atrevido a abrirla, estaré afuera para lo que necesite señora Lombardi —Gracias, muchas gracias Amanda cerró la puerta tras de
Las puertas del ascensor se abrieron al llegar al estacionamiento, Luiggi abrazo a Marck para salir y caminar hacia su auto blindado donde esperaban sus hombres y hablo. —Vamos rápido, esa chica se dio cuenta, no debemos dejar que nos atrape Marck aceleró el paso, pero se escucharon ruidos de tacones llegando ya al último escalón y ella gritó —¿Quién es usted? ¡Suelte a mi papá!, déjelo, ¿qué quiere hacer con Él? Se le acercó para forcejear con Luiggi, pero este la empujo hacia atrás sin hablar, jaloneo a Marck y este lo seguía cuál perro obediente sin saber nada, solo creía que lo estaba salvando de su encierro. Jhon y Oliver al ver esto bajaron de su auto y gritaron al unísono —¡Luiggi suelta a Marck!, ¿dónde piensas llevarlo? Luiggi al verse descubierto se sacó el sombrero y la peluca agarrando a Marck y diciendo —¡Eso a ustedes no les importa!, lo tenían secuestrado es mi hermano, así que quítense me lo llevo Marck se escondía detrás del cuerpo de Luiggi creyendo que en ve
Amanda llegó al último escalón y al ver un bulto enfrente solo entrecerró los ojos, pero no se veía qué o quién era, entonces Jhon hablo. —Quiero que veas la verdad, que veas a un monstruo, que veas a un ser, que conocerás quién es realmente, Amanda te presento a “El Domador de Putas” Hizo presión en el interruptor y se encendieron las luces, dejando ver a Luiggi colgado de sus manos, todo ensangrentado, golpeado, herido y amordazado que miraba a su esposa con lágrimas en sus ojos. A ella le causo un gran impacto y grito —¡Luiggi Dios mío!… Jhon, ¿qué es esto? ¿Por qué está así mi esposo? Jhon gozaba mirando el terror de su antes amigo Luiggi y hablo con ella —Está pagando todas las atrocidades que ha hecho, más porque violo a una mujer inocente, decente, una chiquilla enamorada de mi mejor amigo Se escuchó la voz temblorosa de Amanda —Lo sé, sé todo sobre Judith… encontré unas cartas dirigidas a Luiggi donde había una prueba de ADN que dice que es el padre de Jenna Black, tamb
Las sirenas sonaban muy fuerte, los hombres del juez ya no pudieron hacer nada, pues no eran muchos, fueron acorralados y apresados, el jefe de policía Richard Harrison lideraba la operación. Entraron a la cabaña, abrieron puertas, el guardia que cerro la del ingreso a la mazmorra, solo alzo las manos y escucho lo que ordeno el comandante. —¿Dónde están? Señalo la puerta y le hizo señas para que la abra, estaba la escalera muy oscura, pero abajo se veía luminosidad, al llegar al último escalón su mirada percibió lo abominable que era ese sitio, un hombre colgado de las manos destilando sangre y debajo de Él un gran charco de ese líquido carmesí. Un hombre inconsciente y una bella mujer temblando, pero observándolo sollozante y asustada, se acercó a ella preguntando —¿Está bien señora? Soy el comandante Harrison Amanda contestó triste —Si comandante estoy bien, pero… ellos… yo… No pudo terminar la frase porque el hombre tirado en el suelo comenzó a quejarse y a levantarse —¿Qué
El comandante Harrison y Oliver hablaban con Amanda tranquilizándola y que debía ir a declarar en el juicio de Luiggi para dejarla fuera de toda sospecha, ella solo los escuchaba sollozante, pues todavía los recuerdos de esa maloliente mazmorra y todo lo que paso allí le dolía, pues descubrió todo lo que estaba escondido ante sus ojos. Harrison fue el primero en levantarse para despedirse y solo aclaro que después hablaría con ella sobre otros asuntos y se fue, Oliver se quedó con ella hablando de que debería perdonar a Luiggi para no vivir con rencor, que eso a la larga le haría daño a ella, pero Amanda decía con enojo. —Oliver, pero yo… fui siempre quien cedió más que cualquier mujer podría, sabía de su obsesión con Judith y lo apoyaba, pero nunca me imaginé que fue capaz de abusar de ella, por Dios que bajeza es esa, se portó como un monstruo y lo demás que descubrí de Él, un sádico asesino, lastimar de esa manera a esas pobres mujeres tratarlas como si fueran basura Amanda se so