Cuando Jenna entro a ver a su padre nadie más fue, dejando que esté sola con Él, ya que sabían de qué eran muy unidos. Carla cerro la puerta de la habitación suspirando profundo, dejando ver su felicidad y tranquilidad de saber que su amado hijo está vivo y que su amada nieta quedo adentro.

Jenna sollozaba de la inmensa alegría de verlo con vida, acariciaba su rostro con amor, pero ese amor era más de mujer que de hija, beso su frente o lo que se veía de Él allí, ya que estaba tapado con vendas por su herida de bala.

—Te amo, esto es un milagro de amor, sabes con lo que he escuchado, parece que no tenemos la misma sangre, esos arrebatos de ese tal Luiggi, escuché cuando hablaban de esa posibilidad y si es cierto, le agradecería a la vida que sea de esa manera para poder amarte como yo quiero

Quizás Marck estuviese escuchando o tal vez no, pero en el ambiente allí dentro era de puro amor verdadero, Jenna sujeto una de sus manos acariciándola, sintiendo su piel, esa piel que la vuelve