Cuando Felipe vio a su hermana y a su pequeña princesa se incorporó en la cama emocionado — ¡Mis dos hermosas que me faltaban!—Su hermana le brincó encima abrazándolo mientras se escuchaban los sollozos.
—Hermanito de mi vida, fue horrible pensar que te habías ido, que nunca más podría estar entre tus brazos, que no me halarías ni revolverías más el cabello para fastidiarme, que no estarías para conversar por horas. Te amo mi pequeño Fili—expresó porque cuando ella estaba muy pequeña le decía así.
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Lucca se quedó viéndola con sus ojos oscurecidos por el deseo, se había levantado con su bastón porque aún no estaba recuperado de su pie. —Señora, puede acercarse en otras circunstancias correría tras de usted y la levantaría para llevarla a la cama, pero como comprenderá—expresó en tono formal, haciendo una pequeña señal hacia su pie.A Valeria se le había olvidado el problema de convalecencia de su esposo y por eso con preo
Alondra caminó con decisión mientras todos la acompañaban, luego de conversar con el médico, le ordenaron practicarle los análisis de sangre e incluso una prueba de embarazo. Le tomaron las muestras y le dijeron que en aproximadamente treinta minutos estarían los resultados para ver si estaba o no embarazada.Al escuchar eso, ella se quedó con los ojos abiertos de par en par. Y movió su cabeza negativamente — ¡No! ¿Cómo creen que estoy embarazada?—expresó mientras miraba a sus padres y a sus suegros que la observaban con un gesto de burla en el rostro. Luego se giró hacia Felipe y
El día había amanecido espléndido, el sol cuál astro rey refulgía en lo alto del firmamento mostrando toda su majestuosidad, las azules aguas del Mediterráneo bañaban la fina arena, las olas golpeaban en la orilla levantando su celaje. La familia
Alondra se negaba a creer que él estuviera vivo, porque asumir que había estado allí era reconocer que había sobrevivido en esa operación, su corazón latía aceleradamente, no quería crearse falsas expectativas ¿Pero si fue así porque no regresó con ellos?, sus niños coincidían en que su padre había estado allí y esas sensaciones que sintió, al principio pensó que eran un sueño, pero ahora no estaba tan segura, todo pareció tan real.Enseguida reaccionó y empezó a mirar a todos lados, buscando para ver si había
Manolo respiró profundo, no tenía un mayor deseo en su corazón que Felipe estuviera vivo, pero no quería hacerse falsas ilusiones y crear falsas expectativas en Alondra, por eso aunque le doliera, necesitaba dejárselo claro.—Alondra, eres muy valiente, no sabes cuánta alegría siento de poderte oír expresándote con seguridad, sin ningún tipo de temor, estoy orgulloso de ti y mi Felipe también lo estaría. Pero debes entender que él ya no está, ¡se ha ido!, no te hagas ilusiones que luego puedan llevarte a una profunda tristeza ó depresión.
Alondra caminó hacia el despacho de su suegro, ella había ido varias veces a llevar a los niños, pero en verdad estaba sumergida en su dolor, que no se detuvo a pensar en el sufrimiento de los padres de Felipe. Tocó la puerta, pero no recibió respuesta, lo volvió a hacer, pero esta vez de manera continua, y enseguida un grito se dejó oír a través de la puerta —¡No me molesten! No podén entender que no quiero ver, ni hablar con nadie, tampoco comer, solo quiero que me dejen en paz, hasta que mi agonía acabe.Haciendo caso omiso a lo que decía, Alondra entró al despac
Lucca se sintió como si estuviese en un sueño, de hecho por un momento pudo percibir un zumbido en sus oídos, pensó que iba a desvanecerse, se agarró del escritorio pero no fue suficiente, cuando estaba a punto de caer Alondra lo sostuvo y lo ayudó a sentarse. Él tomó su cabeza con ambas manos, respiró profundo y unos segundos después cuando se sintió más calmado dijo: —Alondra, no me parece correcto lo que vos estás haciendo, así sea para animarme, ya en mí corazón acepté que mi hijo murió, no juegues con eso.Ella negaba con su cabeza
Valeria se quedó observando a la chica, defendiendo con tanta pasión su creencia y se sintió orgullosa de que ella fuese la madre de sus nietos, pensó en su hijo, había hecho una buena elección.—Esta Alondra frente a mí, no es la creída, que se cree merecedora de todo, ni la frágil, miedosa, es una fuerte que no teme decir lo que piensa y de defender en lo que cree, me gusta esta Alondra—dijo Valeria tomándola de las manos y continuó hablando—De eso que me dices me di cuenta hace tiempo, y si no me he acercado a Lucca es porque estoy avergonzada como lo traté y me s