Lucca se sintió como si estuviese en un sueño, de hecho por un momento pudo percibir un zumbido en sus oídos, pensó que iba a desvanecerse, se agarró del escritorio pero no fue suficiente, cuando estaba a punto de caer Alondra lo sostuvo y lo ayudó a sentarse. Él tomó su cabeza con ambas manos, respiró profundo y unos segundos después cuando se sintió más calmado dijo: —Alondra, no me parece correcto lo que vos estás haciendo, así sea para animarme, ya en mí corazón acepté que mi hijo murió, no juegues con eso.
Ella negaba con su cabeza —No estoy jugando señor Lucca, existen altas posibilidades de que Felipe esté vivo, los niños lo vieron en la playa, hasta les compró unos baldes con palas para que jugaran en la arena, mientras iba donde yo estaba, ¡Lo sentí, me besó! Me tocó y me hizo sentir todas esas sensaciones que solo Felipe es capaz de producirlas en mí, debe creerme.
— ¿Cómo sabes si los niños no se imaginaron todo y tú no estabas soñando?
Alondra abrió su bolso y sacó el clavel blanco mostrándolo —Por esto, se lo dio a Tad y le dijo que esa era mi flor preferida, mi hijo no tiene la imaginación suficiente para inventarse todo y usted sabe que significa este gesto entre nosotros, sus últimas palabras en su carta fueron "...cuando veas un clavel blanco allí estaré, con mis prosas y mis versos, solo para ti, cuidándote por la eternidad"—pronunció, luego le contó todos los detalles de lo sucedido, solo omitiendo lo relacionado con el momento que le hizo pasar junto a la playa.
De inmediato Lucca se levantó del asiento —Pero si está vivo, ¿Por qué no fue a ti o vino a nosotros? ¿Por qué se mantiene bajo las sombras? ¿De qué se está escondiendo?
—Eso es lo que quiero investigar, llamé a Manolo y cuando le conté, le pregunté si era posible que Felipe hubiese salido vivo de allí, me respondió que si alguien era capaz de sobrevivir a esas detonaciones era Felipe, por eso quiero que me responda ¿Dónde está el certificado de defunción de Felipe?
—Nunca nos los entregaron, aunque lo pedimos, nos pidieron una serie de requisitos, luego de que los presentamos, alegaron lo de siempre, que por razones de seguridad no podían dar ninguna información, porque nos pondrían en peligro, insistí, pero no obtuve resultados. ¿Sabés lo difícil que fue para mí ni siquiera haber visto el cadáver de mi hijo? Ese ha sido el dolor más grande que he sentido en mi vida.
—Lo sé, con solo verlo me doy cuenta de lo que ha sufrido y me siento de cierta manera culpable por no haberlo atendido antes, debí venir a apoyarlo, pero de nada sirve lamentarse, no podemos cambiar el pasado pero si tener un mejor futuro.
« Por otra parte, la búsqueda del certificado es el primer paso que tenemos, mañana a primera hora vendré a buscarlo para que hagamos todos los trámites pertinentes para que nos emitan ese certificado. Otra cosa, no puede decirle a nadie lo que sospechamos hasta estar completamente seguro, porque de no ser cierto crearemos falsas expectativas entre la gente.
—No hay problema, no tengo con quien hablar, mi esposa solo me dirige una que otra palabra, Valeria me dejó de amar—pronunció en tono de derrota.
—Cuando el amor es verdadero, no se acaba, trate de acercarse a ella, dígale como se siente, comuníquense, por favor no cometa los errores que cometimos Felipe y yo—se despidió de su suegro y salió a buscar a los niños.
Cuando caminaba a la sala, encontró a Valeria, quien tenía en sus manos una foto de sus dos hijos, de ella y su esposo, todos salían sonrientes, se veían felices, cuando la vio sus ojos se iluminaron y se limpió un par de lágrimas que empezaron a rodar por sus mejillas —Alondra, estás aquí, estaba viendo los felices que estábamos aquí, quien iba a pensar que tiempo después, nuestra felicidad acabaría, porque mi niño ya no estaría con nosotros—concluyó en un sollozo mientras Alondra le tomaba la mano para alentarla—no me gusta estar en esta casa, a veces pienso que en cualquier momento llegará.
—Se lo difícil que es reponerse, no ha pasado un solo día en que no lo recuerde y en que piense que debí actuar diferente el día de la boda y sincerarme con él, tal vez nada de eso hubiese pasado, pero luego me doy cuenta que Felipe no se detenía ante nada, cuando estaba seguro que algo debía hacerse de una manera, no había nadie que lo hiciera desistir.
— ¡Lo sé! Era un chico testarudo—dijo Valeria con una sonrisa.
—Lo que se hereda no se hurta—expresó Alondra en el mismo tono que ella.
— ¿Qué quieres decir? —Indagó ella.
—Qué de un par de padres, tercos, no puede salir más que un hijo porfiado como lo era Felipe. Señora Valeria, tal vez se vaya a molestar conmigo por lo que le voy a decir, pero su hijo también tenía un padre, ese señor que está en ese despacho, muerto en vida porque su hijo ya no está y su esposa ni siquiera le habla, no me parece justo que usted siga culpando al señor Lucca, si a eso vamos usted también permitió que se fuera a España con sus abuelos y de allí fue donde le surgió la idea de ingresar a la Policía Anti-Narcótica.
« Y no crea que le digo esto porque quiero hacerla sentir culpable, si no que quiero mostrarle que la culpa no es de nadie, son cosas que pasan, Felipe tomó sus propias decisiones, y lo que le pasó son las consecuencias de ella. Él era un hombre adulto, con toda su capacidad, por ello hizo la elección que a su parecer fue la correcta, ¡No hay culpables! Y usted debe entenderlo. ¡Ya basta de buscar culpables!, está actuando de manera inmadura y haciéndole daño al hombre a quien ama —expresó con determinación—, mientras Valeria la veía sorprendida.
“No es necesario golpear para dañar a otro, las palabras agresivas duelen. El silencio del ser amado duele, la traición duele, el desprecio duele, la indiferencia duele”. Anónimo.
Valeria se quedó observando a la chica, defendiendo con tanta pasión su creencia y se sintió orgullosa de que ella fuese la madre de sus nietos, pensó en su hijo, había hecho una buena elección.—Esta Alondra frente a mí, no es la creída, que se cree merecedora de todo, ni la frágil, miedosa, es una fuerte que no teme decir lo que piensa y de defender en lo que cree, me gusta esta Alondra—dijo Valeria tomándola de las manos y continuó hablando—De eso que me dices me di cuenta hace tiempo, y si no me he acercado a Lucca es porque estoy avergonzada como lo traté y me s
Una vez que los niños salieron del comedor, Valeria enfrentó a Lucca y Alondra.—¿Van a decirme que están ocultándome? ¿Cómo es eso que los niños vieron a su padre? —Interrogó mientras ambos se mantenían en silencio—Soy toda oídos, empiecen a hablar.—Vos sabe como son los niños, se quedaron dormidos en la playa y soñaron que su padre hab&ia
Lucca observó por el retrovisor, volvió a hacer un par de maniobras, tomó una vía alterna y el otro vehículo imitó sus movimientos, decidido a deshacerse de su perseguidor salió a la autopista, tomó el carril lento y el otro auto no cambió los movimientos de su trayectoria.Alondra miró hacia atrás, y enseguida le dijo: —Se&nt
Lucca soltó a Alondra, observó por un momento a Valeria, la ojeó de pies a cabeza y no pronunció palabra alguna. Su conversación la destinó a Alondra.—Pequeña ¿Te vienes? —La interrogó con dulzura. Alondra lo miró sorpresivamente: "Acaso su suegro era suicida, veía lo molesta que estaba Valeria, pensando lo peor de ellos y salía con ese tono de voz susurrante. De verdad que si no estaba loco, estaba llegando", pensó.
Valeria se quedó observando a Lucca mientras se retiraba y sus ojos se humedecieron producto de las lágrimas que empezaron a salir. Alondra la sostuvo firme y con una voz que sonó más fuerte de lo que le hubiese gustado y expresó: — ¡No se le ocurra llorar aquí! Y tampoco seguirlo. Alce su frente, írgase como si fuese una reina y camine con elegancia, que nada la perturbe y mucho menos permita que el señor Lucca la vea llorando y sufriendo por él ¿Me entendió? —Valeria se quedó observando a Alondra sorprendida por sus palabras.
A Valeria los nervios hicieron que le sudaran las manos, mientras trataba de que su cerebro decidiera rápido: “Quien carajo me habrá mandado a meterme en esto, todo por hacerle caso a Alondra”, pensó en el momento que sintió una patada en sus pantorrillas y abrió los ojos sorprendida.—Valeria el señor… Disculpe—. Se interrumpió Alondra—. ¿Cómo dijo que se llamaba? —Aunque su rostro le era bastante familiar.
Alondra y Valeria llegaron al departamento de la primera, durante su trayecto no se dieron cuenta de que estaban siendo seguidas, ambas hablaban animadamente sobre la velada que habían tenido.—Alondra, casi sufro un desfallecimiento cuando ese hombre me invitó a bailar, te juro que me sentí como si estuviese traicionando a Lucca—. Confesó Valeria con preocupación.
Lucca subió a la suite de Alexa, apenas llegó a la puerta, la mujer lo recibió con un par de copas en las manos, lo escaneó de pies a cabeza y se quedó observándolo con una mirada seductora mientras mojaba sus labios con la lengua, no pudo evitar regresarle el escrutinio que ella hizo con él.Su cuerpo apenas estaba cubierto, lucía un vestido bastante transparente, dejando muy poco a la imaginación, sus hombros descubiertos revelando