CAPÍTULO 30. TRATO INHUMANO

Lucca se despertó, trataba de abrir los ojos, sin embargo, sentía sus párpados demasiado pesados, producto de la hinchazón provocada por la golpiza que le propinaron. Hizo un amago de sentarse para recostarse de la pared, pero fue infructuoso su intento, aunque la segunda vez sí lo logró, porque hasta ese momento había permanecido tirado en el suelo, inconsciente, dormido ya no lo sabía. Solo estaba seguro de que no tenía ninguna parte de su cuerpo donde no sintiera dolor, lo habían golpeado en el rostro, en el estómago, sin compasión, de la forma más cruel. Con lentitud abrió los ojos, apenas pudo hacerlo en una mínima rendija.

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