CAPÍTULO 38. EL RESCATE

Cuando las primeras ráfagas de balas comenzaron a escucharse, todos partieron a protegerse. Felipe tomó a Alondra de la mano y corrieron a cubrirse posterior a una pared. La colocó detrás de su cuerpo y enseguida comenzó a disparar a los enemigos que divisaba.

Los disparos eran constantes, pero alcanzó a ver a uno de sus enemigos que se acercaba por su lado izquierdo, mientras disparaba por su flanco derecho. Giró su cuerpo de inmediato y mientras se lanzaba al suelo, le propinó una fuerte patada en su estómago con el pie derecho. El hombre se llevó las manos al sitio del impacto para palparse, momento que aprovechó Felipe para

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