—¿Crees que de verdad es buena idea?

Dantalian miró con dudas entre Haniel y el camino al bosque que este señalaba.

—Vamos, hace mil años que no voy a mi escondite en el bosque —se quejó Haniel—, ¿te acuerdas?, cerca de donde nos conocimos.

—La última vez que me metí ahí nos atacaron esos hombres malos —Dantalian hizo un puchero.

—Eso fue hace mucho tiempo y ahora no hay peligro —Haniel tomó la mano de Dantalian y lo arrastró hacia el comienzo del bosque—, ahora solo iremos un rato, necesito algunas bengalas.

Dantalian lo siguió a regañadientes.

—Mis papás nos gritaran.

—¿Sabes algo?, creo que me gustabas más cuando molestabas a Bael, ahora pareces querer hacerle caso en todo. Eso no es divertido.

—No le hago caso en todo —Dantalian se sonrojo—, ¡Vamos por tus bengalas!

—¡Así se habla!

Los dos niños se internaron en el bosque corriendo uno detrás del otro. En un momento Dantalian se puso nervioso porque estaban en una zona que él no conocía, pero Haniel lo tranquilizó.

—No te preocupe