Después de comer, Cristofer se quedó trabajando en su despacho, mientras que yo me iba a mi dormitorio para tumbarme un rato en la cama. Me desperté escuchando los gritos y las risas que tenía mi hija, ya que mi pequeña era todo alegría y felicidad, me levante de la cama acercandome a las escaleras para ir al salon, viendo como le decía a su padre y a su abuela que su señorita le dijo que tenía un premio para ella, aplaudiendo los dos

— Mami, mami, ¿sabes que me ha dicho la seño? — me pregunto riendo, cuando entré en el salon

— Que eres muy fea — le dije sentandome en el sofá, rodeando mi cuello mi hija mientras se reía

— Nooo, que soy la mejor de la clase y me va a dar un premio, tonta — me dijo llenándola yo de besos

— Melissa viene aquí con papá, ¿te acuerdas que tenemos un regalo para mamá?¿ dime te acuerdas? — le dijo su padre

— Ah sí papá, me acuerdo, mamá, cierra los ojos, es una sorpresa pero no los abras ¿vale? — me dijo mi hija

— Vale, haber que habeis inventado los dos, no