Cuando desperté al día siguiente, la cabeza me dolía mucho y estaba tan mareada que me dio por pensar si me había tomado algo de alcohol la noche anterior y no me acordaba, aunque sabía perfectamente que no, solo sentia que mi cuerpo seguía estando caliente y algo molesta mi entrepierna. Levanté la sábana fijándome que estaba desnuda y tenía marcas en casi todo mi vientre. Me levanté como pude, cogiendome a lo que podía hasta que llegue al cuarto de baño, cerre la puerta por si mi hija entraba aunque aún no había escuchado su risa y no sabia que hora era, me mire en el espejo, viendo en mi cuello, mis pechos, mis hombros y casi todo mi cuerpo unas marcas que me hicieron pensar que no se irían en varios días. Fui a entrar en la ducha, ya que tenia en mi entrepierna un líquido pegajoso, dándome cuenta de que en la entrepierna tambien tenia las mismas marcas que en mi cuerpo

— ¿Qué pasó anoche? — me pregunté intentando recordar algo

Después de ducharme, me puse el albornoz volviendo al