En el hospital, todo el mundo chismeaba respecto a lo que pasó, pero a Areliz no le importaba demasiado.
Nada podría compararse a todos los chismes que tuvo que soportar cuando Noah aun siendo su esposo se besó con Emma frente a las cámaras y luego la abandonó asegurando que ella quiso estafarlo con un hijo que no era suyo. Aquello fue la mayor humillación de su vida y lo demás en comparación se veía pequeño. Sin embargo, sabía que Remy también estaba metido en el medio de todo ese lío, así que fue a almorzar con él para disculparse y agradecerle por su ayuda, además de aclararle que si ya no quería continuar con lo planeado lo entendería perfectamente.—Está bien, Lizzy, no me importan los chismes, y ya me comprometí a ayudarte así que lo haré.—Gracias, Remy. —Sonrió enternecida y agradecida de tener tan buen amigo. Al salir de trabajar en la tarde, vio el auto de Noah estacionado frente al suyo. Él salió de inmediato al verla, y Areliz sintió el pánico recorrerla, pero entonces Remy la instó a subirse al auto y rápidamente arrancó y se marcharon a toda velocidad. Por suerte, Noah no los siguió esta vez, cosa que la llenó de alivio. Los siguientes días, Noah no volvió a aparecerse cerca de su trabajo, pero eso no tranquilizó a Areliz, porque sabía muy bien que él no se iba a rendir tan fácil, sabía que su ausencia significaba que solo estaba planeando una nueva estrategia, y eso solo la ponía todavía más nerviosa. Pasada una semana, justo cuando Areliz se disponía a ir a almorzar con Remy, apenas salir de su consultorio se encontró con una cara conocida: su ex suegra, la madre de Noah, Agatha. Se estremeció de solo verla, puesto que nunca le cayó bien a esa mujer y la verdad ella tampoco le cayó bien del todo jamás.¿Qué pretendía Noah enviando a su madre, sabiendo que ellas jamás se llevaron bien?—Noah no me envía —aclaró la mujer mayor al leer su expresión—. Vine por mi cuenta, quiero invitarte a almorzar, yo pago.—No necesito que pague nada por mí, ganó bien, muchas gracias. —Le dio la espalda y quiso alejarse, pero ella la siguió.—Me alegre de que se divorciaran, lo admito —dijo sin vergüenza alguna esa víbora de mujer—, pero incluso aunque nunca nos llevamos bien no te hice ningún desplante, no merezco que me trates como me estás tratando ahora.—¿No me hizo ningún desplante? Ja. ¿Y cómo le llama a la vez que tiró a la basura todos los regalos que mis amigos me dieron por el Baby Shower? ¿O cuándo devolvió mi vestido de novia y compró uno sin mi permiso?—Ay, querida… Ya te expliqué eso, el vestido era muy pobre para la clase social a la que entraste por unos meses al casarte con mi hijo, solo quería que dieras la talla. Por otro lado, creí que esas cosas de bebé eran para mi nieto, y claro que no eran dignas, pero como no era mi nieto de verdad, supongo que si le quedaban, así que me disculpó. Areliz rodó los ojos. Esta mujer realmente no tenía remedio. Sin embargo, debería ser más fácil deshacerse de ella que de Noah, así que mejor hacerlo de una vez.—Bien, si quiere almorzar, que sea en la cafetería del hospital.—Hay un restaurante cinco estrellas por aquí cerca en donde podemos…—No tengo tiempo, en la cafetería o en ningún lugar, usted decide. —La miró con una sonrisa socarrona. Agatha tensó la mandíbula, pero acabó asintiendo.—Bien. Se sentó en una mesa, pero se negó a comer nada, por lo que Areliz simplemente rodó los ojos y fue a buscar algo de comer para ella. Al regresar, no dijo nada y empezó a comer, intentando fingir que su ex suegra no estaba allí, hasta que por fin la escuchó hablar.—No quiero que aceptes tratar de curar a Emma —afirmó, sorprendiéndola. Estaba tan confundida que no habló por varios segundos.—Yo… no pensaba aceptar.—Eso oí, pero antes te pedí que no te casaras con Noah y me dijiste que no querías hacerlo, y lo hiciste de todos modos, así que tengo mis dudas.—En ese entonces no tenía nada contra Noah —masculló entre dientes—. Ahora lo detesto tanto a él como a Emma, créame que no pienso hacer nada bueno por ellos.—Sin embargo, Noah es terco, estoy segura de que al menos en eso lo conoces. —Suspiró pesadamente y Areliz no tuvo más remedio que asentir—. Sabe de tu fama, todos la sabemos, nadie niega que eres buena doctora, así que no te dejará en paz hasta que aceptes.—Eso no va a pasar.—Claro que no, y será más fácil si directamente desapareces. —Abrió su cartera y sacó un cheque y tres boletos de avión—. Un cheque por diez millones, y tres boletos para ti, tu hijo y ese chico con rulos que es padre de tu hijo. Quiero que te vayas a un lugar donde no pueda encontrarte, entonces no tendrá más remedio que intentar otra cosa para salvar a Emma. Areliz observó el cheque y los boletos con incredulidad un momento, antes de rodar los ojos, tomarlos con brusquedad y arrojarlos dentro de su bolso.—Señora, no voy a cambiar toda mi vida por culpa de su hijo… no otra vez. Él ya me arruinó por completo, no dejaré que vuelva a meterse en mis asuntos y mucho menos usted. Ya le dije que no pienso aceptar tratar a Emma, así que despreocúpese y déjeme en paz. —Se paró bruscamente, tomó su charola y se marchó lejos, pisoteando. Dios, madre e hijo eran insoportables, pero al menos sabía que Agatha era demasiado orgullosa para intentar insistirle con el tema, así que el problema con ella estaba zanjado. Ahora solo le quedaba deshacerse de Noah… y no tenía ni idea de cómo iba a lograrlo. El fin de semana, llevó a Nicky al parque a jugar, creyendo que Noah no se atrevería a molestarla si estaba con su hijo, pero… se equivocó. Mientras Nicky jugaba a juntar hojas y lanzarse a ellas, aprovechando el otoño, Noah se sentó en la banca en la que ella estaba, haciendo que lo mirara horrorizada.—¿Qué haces aquí, maldito bastardo? ¿Ni siquiera puedes respetar a un niño pequeño pasando tiempo con su madre? —Lo miró llena de rabia contenida. La única razón por la cual no le gritaba era por su hijo.—Es para que te des una idea de lo desesperado que estoy, Areliz. —Él se notaba muy tenso, mirando de reojo a Nick—. Vamos, ya sabes que yo no soy de los que se rinden, sabes que no aceptaré un no por respuesta. ¿Por qué quieres retrasar lo inevitable?—Tú pareces ser el que no entiende, Noah. —Lo miró con cansancio—. Te odio. Te odio a ti y a tu preciosa Emma. No me interesa en lo más mínimo lo que pueda pasarle, ni a ella ni a ti. Puede que incluso me alegre, así de perra soy.—No… Tú no eres así. —La miró fijamente, tan fijamente que algo en ella se retorció con dolor al recordar la época en la que amaba esa mirada—. Tú te preocupas por la gente, por los pacientes, tú adoras salvar vidas. No eres una persona tan mala como para alegrarte del sufrimiento de otros.—¿De verdad piensas eso? —Lo miró con completa sequedad y él asintió, luciendo esperanzado, pero ella solo rodó los ojos—. Así que piensas tan bien de mí… pero no dudaste ni un segundo en que yo era una estafadora que quiso obligarte a cuidar del hijo de otro hombre.—No mezclemos las cosas, Areliz. —Frotó sus sienes—. Sé que como doctora eres impecable, pero no hablemos de tu desempeño como pareja.—Mejor no hablemos de nada. —Se levantó y fue hacia Nicky, que se detuvo de jugar con las hojas y de inmediato se abrazó a sus piernas.—¡Mami! ¿Ya hay que irche? ¡No quiero! ¡Un ratito mád!—No vamos a irnos, mi amor, solo quiero buscar otro lugar para jugar, ¿sí?—¡Bueno!—¿Qué tal cerca del lago? —Areliz se congeló cuando Noah se acercó hasta ellos y se paró justo frente a Nick, sonriéndole forzadamente.—¡CHI! ¡Me gudta el lago! —Nick se soltó de sus piernas y comenzó a brincar lleno de alegría. Areliz miró a Noah como si quisiera matarlo… y la verdad sí quería matarlo, y siendo doctora conocía muchas maneras infalibles para hacerlo tanto de forma indolora como muy dolorosa. Areliz tomó a Nicky en brazos y comenzó a caminar hasta el lago sin tener más opción, sin poder gritarle a Noah que se alejara cuando comenzó a seguirlos porque no quería espantar a su hijo.—¿Y quién ed tu amigo, mami? —preguntó Nicky, curioso.—Él es…—Soy Noah —se presentó todavía sonriendo de forma forzada—. Tú eres Nick, ¿no?—¡Chí!—Es un placer… Areliz rodó los ojos y prefirió quedarse callada. Cuando llegaron al lago, Nick casi se vuelve loco de emoción al ver que habían muchos patos nadando cerca.—¡Quiero darled comida!—Podemos comprar pan… —murmuró Noah, parado incómodamente junto a Nicky.—No, el pan los hincha, mejor semillas, lombrices o lechuga…—Allá hay una verdulería, ya vuelvo. —Noah de inmediato corrió lejos hasta la tienda señalada. Areliz contempló la posibilidad de tomar a Nicky y salir corriendo, pero su pequeño se veía tan emocionado que no tuvo el corazón para hacerlo. Cuando Noah volvió, Nicky empezó a arrojar los trocitos de lechuga, y Areliz suspiró resignada y se sentó en una banca cercana. Por supuesto, Noah se sentó junto a ella.—Nick es un buen niño —susurró por lo bajo.—Sí. —Lo miró secamente. Quería reclamarle lo idiota que era por haberlo rechazo, pero mejor guardó silencio.—Sabes… como seguíamos casados cuando nació, lo registraron como mi hijo… “Porque es tu hijo”.—Ajá…—Creí que corregirías el error tú. “No es ningún error, imbécil”.—Pero no lo hiciste, así que él sigue figurando como mi hijo. Ella encogió los hombros.—Si no te gusta, que nuestros abogados se encarguen.—La cosa es… que, como es mi hijo ante la ley, tengo derecho a pasar tiempo con él. Ante eso, Areliz volteó a verlo muy sorprendida.—¿Por qué querrías algo así? ¡Tú eres el que cree que no es tuyo!—Sé que no es mío —La miró con completa frialdad—, pero la ley no lo sabe. Así que, Areliz… este es el trato: O te conviertes en la doctora de Emma… o voy a quitarte a tu hijo, tu precioso Nick ya no será tuyo jamás.—¡No puedes hacer eso, Noah! ¡No te dejaré! —Areliz se levantó bruscamente de la banca, mirando aterrada a su ex esposo. Nicky la escuchó gritar y de inmediato llegó corriendo a abrazarse a su pierna.—¡Mami, mami! ¡¿Qué pacha?! —Nada, mi amor, no pasa nada. —Lo alzó en sus brazos y le dio la espalda a Nick—. Tenemos que irnos ahora. —Bien, veté. —Pudo escuchar el tono socarrón de Noah—. Disfruta tu tiempo con él… quizás sean los últimos días en los que puedan estar juntos… —¡Cierra la boca, Noah! —Volteó a verlo con rabia, sin contener su tono de voz, asustando más a su hijo. —¡¿Mami?! ¡¿Qué pacha?! —Sabes que puedo comprar a quien haga falta, ya sean los mejores abogados del país o a cualquier juez. —Noah sonrió de forma amenazante—. Incluso aunque hagamos la prueba de sangre y se pruebe que no es mío, se puede argumentar que yo lo sentí mío, y por nuestro matrimonio tengo derechos, e igual puedo hacer que te lo quiten, Lizzy. Ella lo miró horrorizada, temblando, c
Areliz no pudo evitar sonreír al ver el rostro boquiabierto y muy sorprendido de Noah, que la miraba sin poder creer que estuviera poniendo tales condiciones tan humillantes. —¿Qué? ¿Creíste que te iba a dejar pasar por encima de mí como si fuera basura? Me amenazaste con mi hijo, si me lo quitas ya no tendré nada que perder, pero si quieres que te ayude en serio… deberá ser bajo mis condiciones. —Hinchó el pecho con orgullo. Noah tensó la mandíbula, acentuando más su rostro fuerte y atractivo, rostro que a muchos podría parecerle intimidante con esa mirada tan profunda y amenazante, pero Areliz no le tenía miedo, estaba decidida a obtener su venganza por todas las humillaciones que la hizo pasar. Finalmente, Noah habló: —Me niego. Areliz fue rápida en fingir poner una cara indiferente y encoger los hombros. —Bien, entonces ni tú obtienes lo que quiero, ni yo, ambos perdemos. —¡No puedes ser tan terca, Areliz! —exclamó frustrado, poniéndose de pie y comenzando a dar v
Pasaron dos días y Noah finalmente le anunció que la conferencia de prensa se haría el viernes, y que delante de todo el país y del publico internacional él iba a arrodillarse delante de ella y pedir perdón. Areliz sonrió complacida, aunque no podía evitar pensar que sería muy molesto volver a ser el centro de los chismes de todo el país, pero era un mal necesario para cobrar su venganza, porque él de todas formas iba a obligarla a tratar a Emma, así que esto era lo mínimo que se merecía. Se dejó caer agotada en su sofá, agradeciendo que Nick estuviera dormido en ese momento, quizás ella debería tomar una siesta antes de hacer la cena, o eso pensó, cuando de repente tocaron a la puerta. Areliz abrió la puerta y frente a ella vio a Nia. Nia, ¡la hermana menor de Noah, su ex cuñada! Ella vestía de forma elegante y a la moda, como siempre, muy a diferencia de Areliz, que estaba vestida con una bata blanca (que no se molestó en quitarse al salir del hospital), el cabello recogid
Para la semana siguiente, Noah presentó a Areliz como nueva doctora a cargo del equipo de doctores que se encargaba del caso de Emma. —Es un placer, Dra. Thatcher. —El hombre que había hablado con Noah por teléfono hace una semana fue el primero en presentarse ante ella, con mala cara—. Puede llamarme Dr. Gael. —Es un placer. —Areliz se dio cuenta de su animosidad, pero ella se mantuvo tan profesional como siempre. —Yo soy el Dr. Rogers. —Un doctor más joven se acercó a estrechar su mano con una sonrisa coqueta. —Rogers, ve a traerme un café —ordenó Noah de pronto, luciendo molesto de la nada. —Eh… Sí, señor. —Aunque confundido, el doctor joven se fue a buscar el café para el hombre que pagaba su salario. —Yo soy la Dra. Hilton, pero puedes llamarme Amber —se presentó la única otra mujer en el equipo. —Y yo el Dr. Mordred —se presentó el último, que tenía una mirada oscura, pero parecía desinteresado de ella, lo cual la hizo pensar que simplemente era una persona antipát
Areliz le dio una merecida bofetada a Andrew, pero él solo se rio como si no fuera nada. —Bien, me merecía eso, lo siento, lo siento. —¡No puedo creer que te atrevieras a hacer algo como eso, Andrew! ¡Me dan ganas de matarte! ¡Sabes que soy muy profesional en mi trabajo! Además, fue de la completa nada, siempre fuiste un coqueto irremediable, pero nunca te vi saltar sobre mujeres sin tener su consentimiento antes. Me decepcionas. —Lo miró realmente molesta, ya que sabía que era un idiota, pero no pensó que era TAN idiota. —Lizzy, cariño, entiendo que te haya tomado por sorpresa, pero no pude resistirme. Eres encantadora y única, y solo quería mostrar mi interés. —Guiñó un ojo.—No me importa cuánto te guste o cómo te sientas, eso no te da derecho a besarme sin mi consentimiento. Es una falta de respeto y una invasión de mi espacio personal. ¡Y peor porque es en mi lugar de trabajo! Antes lo consideraba un amigo molesto, coqueto y pesado, pero después de esto probablemente ni
Al día siguiente, Noah llegó a darle su paga en su disfraz de mayordomo, aunque no venía solo, sino que estaba acompañado por Teo y por su hermana Nia. Nia se estaba riendo abiertamente de Noah, mientras que Teo se mantenía impasible, como siempre, pero Areliz lo conocía lo suficiente para saber que en el fondo estaba ocultando su diversión. Noah parecía increíblemente fastidiado mientras depositaba con brusquedad la charola en su escritorio. —Tu paga en billetes de cien, tal como querías, Dra. Thatcher —dijo con suma sequedad y fastidio mientras quitaba la tapa de la bandeja—. También la malteada. —Gracias, qué amable. —Tomó los billetes y comenzó a guardarlos en su bolso. Como solo era paga semanal, no eran tantos, pero igual era una cantidad considerable, ya que Noah le estaba pagando mucho. —Espero que no creas que tu trabajo es solo sentarte allí y humillarme —masculló Noah con el rostro lleno de odio—. Quiero ver algún progreso en el caso de Emma. —Lo estoy estudiando,
Al día siguiente, Areliz seguía bastante confundida por la falta de datos en el expediente, pero había decidido que preguntaría por ello el lunes, ya que la verdad ya estaba harta de Noah y apenas había pasado la primera semana trabajando para él. Además, ese sábado tenía una cita... aunque la verdad no estaba nada emocionada al respecto. Conoció a Andrew poco después de casarse con Noah, en realidad. Al volverse la prometida de Noah, su estatus social cambió, subió. No es que antes hubiera sido pobre ni nada, vivía con ciertos lujos, pero subió a un nivel totalmente diferente al comprometerse con uno de los hombres más ricos del país, por lo que empezaron a invitarla a distintos clubes exclusivos en la ciudad. Resulta que Noah era fanatico del tenis, y aun embarazada Areliz no vio problema en comenzar a ir a un club de tenis, más que nada porque la estaban invitando a ese exclusivo y súper lujoso club gratis solo porque era la prometida de un hombre tan poderoso como Noah.
Areliz quedó muy enfadada de que Noah se atreviera a interrumpir su cita con Andrew (aunque no es que estuviera tan emocionada de salir con él), pero la verdad que más que molesta estaba muy confundida. ¿No se suponía que él estaba súper enamorado de su adorada Emma? Tanto que estaba dispuesto a dejar su orgullo de lado y humillarse frente a Areliz ¿no era así? Pero entonces… ¿por qué se estaba metiendo en su vida de esa forma? ¿Por qué actuaba como si aun sintiera algo por ella? ¿Simple obsesión? ¿O acaso en serio se creía su dueño? Creía conocer bien a Noah, pero la verdad que esto era terreno nueva, porque ella estaba acostumbrada al Noah coqueto, al Noah orgulloso y al Noah celoso, pero todos esos estaban dentro del Noah que la amaba, y ahora sabía que él solo la odiaba, entonces… ¿por qué a veces le daba la impresión de que todavía sentía muy en el fondo algo de amor por ella? Tal vez ya se estaba volviendo loca… Porque él la odiaba, y ella lo odiaba a él. El domingo An