No te libraras de mí

—Noah Cobain es la persona más insistente del maldito planeta —murmuró Areliz mientras caminaba de un lado a otro en su sala de estar—. Tenemos que idear una forma de quitármelo de encima.

Su amigo Dylan estaba acomodando los tés y bocadillos, y su amiga Fabia estaba cargando al pequeño Nick en su regazo, mismo que estaba a punto de dormirse, con sus ojitos muy somnolientos, pero mirando a su madre dar vueltas.

—¿Cómo estás tan segura de que volverá? —preguntó Fabia—. Quiero decir, no puede obligarte a tratar un paciente que no quieres tratar, no importa lo millonario que sea.

—Tú no conoces a ese galán, Fabi, él hizo de todo, lo imposible y más para convencerla de casarse —dijo Dylan con una mueca de resignación—. Nuestra Lizzy se le resistió por meses, y mira que con tremendo hombre yo no entiendo cómo aguantó, pero él no dejó de insistir, la conquistó con todas sus artimañas hasta que lo logró.

—¿Dices que es capaz de acosarte ahora para que cures a la mujer con la que te engañó delante de todo el mundo aun estando casados? —Fabia la miró boquiabierta—. No puede esperar que accedas a eso.

—Es un niñito mimado y rico, él no sabe lo que es que alguien le diga que no. —Areliz bufó—. Lo que me da miedo es que de alguna forma involucre a mi hijo, porque mi Nicky es mi mayor debilidad y todos lo saben.

—Pero ni tu galán está tan loco para meterse con un niñito de apenas dos añitos, Lizzy, no creo que debas preocuparte por eso —murmuró Dylan, aunque igual se veía algo preocupado.

—No sé de lo que es capaz, es un loco obsesivo, me di cuenta desde su primera propuesta de matrimonio.

—¿Y por qué te casaste con él? —preguntó Fabia, mirándola atentamente.

—Porque era un loco encantador, tenía lo suyo, él… En fin, no hablemos de eso, quiero planear formas de escaparme siempre que él quiera acorralarme, porque es así como ataca, al menos ya conozco su estrategia, entones puedo adelantarme.

—Creo que lo mejor sería que vayas siempre acompañada por alguien, entonces —sugirió Dylan, con una sonrisa maliciosa que hizo a Areliz estremecerse de pies a cabeza.

—Ay, no, Dylan… Ya sé lo que piensas, ¡y es una idea terrible!

—¿De qué hablan? —Fabia los miró con interés mientras acomodaba a Nick en su regazo, ya que por fin se había quedado dormido.

—Lizzy tiene muchos pretendientes, es exitosa, segura de sí y está súper preciosa, los galanes le llueven. Y un galán que intenta llover sobre ella mucho últimamente es Andrew~.

—¡No, Andrew no! —Areliz negó con la cabeza—. Es un idiota, no quiero a otro niño mimado y rico obsesionado conmigo. Con el padre de mi hijo ya aprendí la lección.

—Pero Andrew no se dejará intimidar por Noah, no le llega a los talones en dinero, pero aquí en la ciudad tiene el suficiente poder para saber que no tiene que temerle a la poderosa familia Cobain —insistió Dylan—. Es perfecto para que Noah no pueda usar sus truquitos de acorralarte para que lo escuches y le des lo que quiere.

—Pero…

—Si no toleras a Andrew… —murmuró Fabia—. ¿Qué tal Remy? Es un buen chico, y él nunca se dejará intimidar por nadie, no por su dinero, sino por sus principios… y por sus músculos. —Meneó las cejas.

—Pero no quiero darle falsas esperanzas a Remy saliendo con él, es muy dulce, me sentiría mal…

—Pues dile la verdad —propuso su amiga—. Él entenderá y estará feliz de ser tu amigo de confianza capaz de apoyarte a deshacerte de un acosador, estoy segura.

—Bueno… creo que puedo intentarlo. —Suspiró profundamente—. Es un enfermero, así que puedo cobrar algunos favores para que sus horarios coincidan con los míos y así no tenga problema en acompañarme al entrar y salir… si es que accede a ayudarme con esto.

—Accederá —aseguraron Dylan y Fabia al mismo tiempo.

—Está loco por ti —afirmó Dylan—. Hará todo lo que le pidas, y si le aclaras que es un favor de amigos no se ilusionara (tanto) y no tendrás por qué sentirte culpable.

—Si lo dices así haces que me sienta peor… —Areliz frotó sus sienes, antes de suspirar, negar con la cabeza y tomar a su hijo en brazos—. Beban té y coman, ¿sí? Ya regreso, quiero acostar a Nicky.

Disfrutó de sentir su calidez al cargarlo, pasando las manos a través de su cabello rizado, viendo con ternura sus mejillas regordetas y sus pequeñas manos aferradas a la tela de su ropa.

Era tan lindo… y Noah lo había rechazado…

Se dejó cegar y ni dudo en irse con Emma, ni dudo en enredarse con ella en televisión incluso mientras seguían casados, y por eso ella no tenía porqué sentirse culpable de no querer ayudarlos.

Su lado de doctora le estaba dando unos pequeños pellizcos de culpa por no ayudar a un paciente necesitado, pero su lado de mujer acallaba esa culpa, porque ellos la humillaron y la trataron como a una estafadora en su momento más vulnerable, después de recién dar a luz y en una ciudad que apenas conocía, sin empleo, totalmente dependiente de Noah.

Ahora él venía arrastrándose para pedirle su ayuda, sin siquiera contemplar la posibilidad de que Nick fuera su hijo, de que ella no era una estafadora, solo porque su amante necesitaba atención médica.

Los dos podían irse al diablo, ¡no pensaba ayudarlos! Es más, iba a usar la estrategia de sus amigos, mantendría lejos a Noah mientras fingía salir con Remy, y él tendría que rendirse algún día.

Decidida, dejó a Nick en su cama, besó su frente y volvió con sus amigos.

—Vamos a hacerlo —dijo de inmediato—. Llamemos a Remy, él se unirá a nuestros planes.

Dylan y Fabia sonrieron, encantados de verla tan decidida.

Fue así como a la media hora Remy llegó muy confundido a su casa, solo confundiéndose más y poniéndose hasta nervioso cuando los tres empezaron a escanearlo con la mirada.

Remy era alto, con mucho músculo, aunque no exagerado, el cabello castaño claro peinado hacia atrás y facciones bastante atractivas y amables. Sin embargo, a pesar de tener cara de niño bueno, y de ser un niño bueno, él podía imponer mucho respeto, y nunca se dejaba intimidar por nadie por más dinero o poder que tuviera.

—Remy, necesito tu ayuda —dijo Areliz, intentando ignorar a su lado de doctora (que era su lado más honrado) diciéndole que era injusto meter a su amigo en este lío con su ex.

—Claro, Lizzy, estoy para lo que necesites. —Sonrió de forma radiante y servicial, sonrisa que hizo a Fabia y Dylan lanzar suspiros enamoradizos, mismos que Areliz miró con reproche.

—Es… un tema algo delicado… En realidad, yo…

—Lizzy necesita que finjan salir un tiempo —dijo Dylan, rodando los ojos al verla hablar tan lento—. Su ex esposo desquiciado y acosador quiere obligarla a ser doctora de su amante con quien la humilló en TV internacional y necesitamos que pases un tiempo acompañándola al salir y entrar del hospital para que no pueda acosarla tanto.

—¿Cómo dices? —Remy pareció escandalizado—. ¡Mejor metámosle una demanda! Una orden de restricción o algo así. O puedo golpearlo de una, lo que quieras.

—No, Remy, mi ex esposo tiene mucho dinero, hombres como él le pasan por encima a la ley. —Negó con la cabeza—. Mira, realmente no creo que sea peligroso, solo… no quiero enfrentarme sola a él. Si hubiera alguien conmigo, él no tendría tanta libertad para intentar sus típicas arrinconadas. Sería de mucha ayuda si pudieras acompañarme del hospital a mi casa y viceversa… pero entenderé si es mucho pedir.

—No, no, entiendo, me parece bien. —Remy asintió rápidamente—. No tengo ningún tipo de problema, estaré encantado de acompañarte, somos amigos. —Sonrió de forma radiante otra vez—. Aunque no sé si nuestros horarios en el hospital coinciden del todo…

—Yo puedo encargarme de eso, sabes que me deben algunos favores. —Le devolvió la sonrisa—. Realmente te lo agradezco.

—Es un placer. —Hizo una dramática reverencia, haciendo reír a los tres.

Al día siguiente, Remy llegó a recogerla en su auto directo a la puerta de su casa.

—¡Tío Remy! —Nicky se lanzó a abrazarlo apenas lo vio, haciéndolo reír.

—¡Qué grande estás, Nicky! ¡Es increíble como creces en solo unas semanas!

—Gracias por venir por mí. —Areliz dejó su maleta en el asiento de atrás—. Ah, y debo llevar a Nicky con Fabia. ¿Está bien? Te pagaré la gasolina extra, claro.

—Ay, descuida, sabes que ganó bien. Vamos, suban. ¡Y de paso cruzaremos por el puente para ver a los patos!

—¡Hurra! —Nicky de inmediato se volvió loco de alegría.

Areliz rio enternecida y subió al auto, sentando a su hijo en su regazo.

A las pocas cuadras de arrancar, se dio cuenta de que alguien los estaba siguiendo.

Y por supuesto que era el mismo auto lujoso que vio estacionado frente al hospital el día anterior…

Ugh… realmente Noah Cobain era fiel a su fama de ser el hombre más insistente del mundo.

Por suerte, no intentó hablar con ella cuando salió a dejar a Nicky con Fabia, pero al bajar frente al hospital no tuvo tanta suerte.

Su auto se estacionó frente al auto de Remy, y de allí salieron Teo y Noah, los dos con caras muy serias.

—Areliz, hablemos.

—¿Este es tu ex? —Remy de inmediato se puso delante de ella, cruzando los brazos y tratando de intimidar a Noah con su altura, aunque los dos medían casi lo mismo.

—Veté, Noah, no quiero hablar contigo, menos ahora que debo trabajar. —Tomó el brazo de Remy para guiarlo hacia el hospital.

—Deberemos hablar tarde o temprano, así que ¿por qué no ahora? —Se puso en su camino para no dejarla avanzar.

—¡No hay nada de qué hablar! ¡Ya te dije que no quiero tener nada que ver contigo!

—Hay mucho de qué hablar, ni siquiera has escuchado qué es lo que tiene Emma.

—¡No me interesa!

—¡Al menos lee su expediente! —Sacó una carpeta de su maletín y se la puso casi en la cara, pero en ese momento Remy tomó su muñeca.

—No la molestes, ella dijo que no quiere. —Lo miró con ojos entrecerrados.

Noah le devolvió la mirada con los ojos llenos de rabia contenida, tensando por completo cada músculo en su rostro.

La tensión era tan alta que todos comenzaron a mirarlos, incluso a filmarlos, y Areliz no supo qué hacer.

Miró a Teo, que tenía una mano metida en algún bolsillo interno de su traje, quizás preparándose para sacar un arma o un taser, pero entonces la miró y ella negó con la cabeza, suplicándole con la mirada que no hiciera nada contra Remy.

Por suerte, Teo se apiadó de su mirada y alejó la mano de su chaqueta, acercándose a Noah y colocando una mano en su hombro.

—Sr. Cobain, no es recomendable que intente hablar con la señora ahora, mejor volver después —le susurró al oído, aunque lo suficientemente fuerte para que Areliz y Remy escucharan.

—Remy, suéltalo —pidió ella, tomando su brazo con rostro preocupado.

Finalmente, Remy lo soltó y retrocedió varios pasos.

Noah lo miró fijamente, para luego mirarla a ella solo un segundo, antes de bufar y darles la espalda.

—Consigue todos los guardaespaldas que quieras, Areliz, no te libraras tan fácilmente de mí.

Dicho eso, el miserable se marchó pisoteando hasta su auto.

Areliz por fin pudo respirar tranquila, posando su cabeza en el hombro de Remy, aunque en ese momento volvió a sentir la mirada de Noah y rápidamente alzó la vista.

Sus ojos se encontraron y ella pudo notar el odio, la rabia y el rencor que le tenía, y eso solo la hizo devolverle la mirada con los mismos sentimientos desbordando de su ser.

Si él la odiaba, entonces ella lo odiaba mucho más, y le demostraría que su odio se quedaría corto al lado de todo el odio que ella le tenía.

Él fue el que le dio la espalda, y se merecía todo lo malo que pudiera pasarle ahora, nada iba a convencerla de lo contrario.

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