Agatha Cobain, madre de Noah Cobain y Nia Cobain, era una mujer de carácter fuerte, una mujer terca, y una mujer a la que no le gustaba que alguien se atreviera a contradecirla. Quizás ese era el motivo por el cual su esposo, Nelson Cobain, mayormente la evitaba y prefería atender sus negocios internacionales personalmente, viajando casi todo el año. Habían rumores de que tenía amantes, pero nada confirmado, y a Agatha de todos modos no le interesaba demasiado, mientras fuera discreto y no la humillara, ella solo quería poder seguir viviendo con lujos y seguir llamándose la esposa de Nelson Cobain, pero lo que más le importaba era poder seguir cuidando de sus hijos, en especial de Noah. Nia era una chica lista que sabía cuidarse bien sola, siempre lo fue, pero Noah, aunque también era listo, tenía muchos problemas para controlar sus emociones, eso era algo que le pasaba desde la más tierna edad, y Agatha quería estar junto a él para asegurarse de que estuviera bien todo lo que p
A Areliz y Remy les tomó más de una semana descartar todas las enfermedades autoinmunes que podría tener Emma. —Es una lástima… —dijo Remy—. Siete días de trabajo sin parar y solo pudimos hacer una lista corta de unas veinte enfermedades que no podemos confirmar porque falta algún sintoma o las pruebas no respaldan que sea posible… —Bien, pero al menos tengo algunos candidatos, ya es un buen comienzo. —Le sonrió y él le correspondió con una sonrisa cansada. Ella lo observó atentamente, sorprendida aun de que por toda esa semana él no se hubiera quejado nunca de ayudarla a pesar de que tenía otros deberes como enfermero y además tenía pendiente lo de entrar a la universidad. La verdad que él era un hombre maravilloso, dedicado y con un corazón amable… de verdad desearía que su corazón se hubiera enamorado de alguien como él… pero quizás aun no fuera imposible… Quizás debería tomar el consejo de Nia ahora mismo… y el consejo de Fabia… y así proponerle la idea de salir… par
Noah lo escuchó. Escuchó que su ex esposa iba a salir con ese enfermero de quinta… esta vez en serio. Tenía el presentimiento de que la primera vez que los vio juntos ella estaba con ese enfermero de quinta únicamente para darle ce… eh, para molestarlo, pero por lo que escuchó ahora sí que salía con él con intenciones románticas… y demonios que eso lo estaba corroyendo por dentro. —¿Y ahora qué te pasa? —preguntó Teo al entrar a su oficina. —Si te lo digo te vas a poner de su lado como siempre haces, traidor. —Lo miró con rostro resentido desde su escritorio. —Ah, entonces se trata de la señorita Lizzy, no me sorprende. —Negó con la cabeza. —Cállate. —Bufó, negando con la cabeza. —¿Y ahora qué pasó entre ustedes? Vamos, dime la verdad, sabes que si no me dices ahora con tus filtros y pensando correctamente, me lo dirás después cuando no aguantes el estrés, te pongas a beber y beber hasta acabar muy borracho y entonces me dirás cada profundo y vergonzoso pensamiento. No
El día viernes cuando su paga le fue entregada, Areliz obtuvo unas buenas risas de ver a su orgulloso ex esposo disfrazado de elefante con todo y la trompa y las orejotas, pero su mirada asesina, aunque denotaba que sí se sentía humillado, escondía cierto toque de altanería que la hacía creer que estaba planeando algo. Conocía bien a Noah, sabía el significado de muchas de sus expresiones, y él no podía ocultarle esa cara maliciosa que hacía cuando planeaba hacer algo que sabía que no debería hacer. Mañana sábado saldría con Remy en su primera cita verdadera, con intenciones románticas reales, y no podía evitar pensar que la mirada maliciosa de su ex esposo algo tenía que ver con que por supuesto que espió su conversación con Remy. Al llegar a la casa y ocuparse de su niño esos pensamientos fueron dejados de lado, pero a la hora de dormir no pudo evitar que su mente volviera a ello, llenándose de preguntas de qué podría estar tramando Noah ahora. Ese hombre podía ser muy infanti
Areliz se sentó en el sitio de encuentro que habían acordado a esperar que Remy llegara para comenzar su cita, y mientras tanto miró a su alrededor. Areliz se encontraba ahora mismo esperando con a Remy en la nueva cafetería de la ciudad situada en una callejuela adoquinada, cuyo exterior tenía un encanto nostálgico que invitaba a entrar desde el primer momento, por lo que ella solo pudo felicitar mentalmente la elección y el buen gusto de Remy. Apenas llegar a la calle notó la fachada de ladrillo pintada en tonos cálidos que resaltaba con elegancia, mientras que grandes ventanales con cortinas de encaje blanco permitían a los curiosos echar un vistazo al interior acogedor. Macetas colgantes, repletas de flores coloridas, decoraban los aleros del techo, añadiendo un toque de vida y frescura al ambiente.Al traspasar las puertas de cristal apenas llegar, Areliz se encontró inmediatamente envuelta en una atmósfera de calidez y serenidad. El interior de la cafetería estaba bellamente d
Areliz y Remy pidieron cada uno un café cappuccino y medialunas, cosa que los hizo sonreír al tener los mismos gustos. Mientras esperaban su orden, Areliz le preguntó a Remy por su carrera universitaria, ya que aparte de trabajar como enfermero estudiaba la carrera para convertirse en doctor en unos años. —Bien, me está yendo mejor de lo que pensaba. Hace poco tuve exámenes y aprobé todos con buena nota, soy de los mejores de la clase. —Eso no me sorprende, siempre eres muy bueno en todo lo que te propones. —Le sonrió con ojos cálidos y él rio con nerviosismo, apartando un poco la mirada, cosa que la hizo sentir cierto toque de ternura. Remy era solo un par de años menor que ella, pero le recordaba mucho a sus primeras citas en la preparatoria, aunque esas citas nunca llegaron a nada, pero con él se sentía mucho más a gusto que con esos bobos adolescentes que a veces solían buscarla solo para que les hiciera la tarea al ser la más lista de la escuela. A los pocos minutos, les
Noah estaba furioso. Muy, muy furioso, tan furioso como hace mucho no estaba. Al principio, su plan de frustrar y arruinar la cita de su ex esposa con su amigo enfermero de quinta le estaba resultando todo a la perfección. Distraía a Areliz con el fantasma de su presencia, con pequeños detalle que le recordaran a él o indicios de que estaba cerca del lugar donde ella estaba, pero siempre sin dejar que lo viera ni por un solo instante, solo generando la ilusión de estar ahí para que ella no dejara de pensar en él a cada momento, lo cual era muy eficiente para que estuviera incómoda e irritada durante su cita con ese enfermero de quinta. Si, todo funcionó de maravilla... hasta que de repente dejo de funcionar. Ahora mismo, Noah se encontraba en un rincón del museo que estaban visitando Areliz y su cita de quinta, ya sin saber qué hacer para arruinar esta maldita cita ridícula, por que ya lo había intentado todo, pero en un punto sus estrategias simplemente... dejaron de funcionar.—
Remy acompañó a Areliz a su casa, los dos conversando animadamente, sonriendo relajados, hasta que llegaron a la puerta y llegó el momento de despedirse. —Hoy la pasé genial, me divertí muchísimo —exclamó Areliz alegremente, luego miró a sus manos unidas y sonrió con algo de ternura—. Sabes, Remy… quizás esto pueda funcionar… —Él la miró muy sorprendido y ella de pronto se sintió muy nerviosa y soltó su mano, guardándola detrás de su espalda—. Pe… pero… de… deberíamos ir… lento. —Carraspeó. —Cla… claro, eso está bien por mí. —Asintió una y otra vez—. No quiero presionarte ni en lo más mínimo, ya sabes lo que… lo que siento por ti a… así que… —Frotó su brazo con una mirada nerviosa—. Yo… en realidad no… no tuve muchas relaciones en mi vida. Una novia de muchos años me rompió el corazón hace tiempo, así que… también quiero ir con cautela. Areliz lo miró con sorpresa. —¿De verdad? Nunca… nunca supe que algo así te haya pasado. —Lo miró con pena. —No es algo de lo que me guste habla