Noah todavía recordaba el momento en el que su madre le dio la noticia de las palabras de Areliz, de su confesión respecto a la paternidad de su hijo. Su madre había llegado a su oficina junto con Nia, las dos viéndose bastante tristes, aunque su hermanita no dejaba de darle empujones a su madre para que se sentara frente a Noah y le diera la noticia. —Dile, madre, él merece saber la verdad que ella tanto se negó a decirle —dijo Nia con ojos tristes. —Lo sé, lo sé. —Su madre suspiro—. Escucha, Noah… Fu… fui a hablar con tu ex esposa y… —Agh, fuiste para pedirle que haga una prueba de paternidad, ¿no es cierto? Te dije que no quiero que intervengas, madre, no quiero una prueba inútil para algo que se ve a simple vista. —Pues tenías razón… —susurró su madre con voz queda y la mirada baja, dejándolo boquiabierto y confundido. —¿Qué?...—Fui a verla y… ella reconoció que tú no eres el padre, que el padre es su amigo ese de gustos raros… Dylan. Tenías razón. Y Noah se quedó congel
Areliz se sintió como si pudiera desmayarse, quiso salir corriendo, pero él alcanzó a tomar su muñeca y, en un parpadeo, la hizo caer hasta estar encima de su cuerpo en el sofá. La envolvió en sus brazos y la abrazó contra su cuerpo, haciendo que su respiración fallara y que su corazón empezara a latir como loco en su pecho. —Lizzy… —habló con voz baja y ronca, haciéndola estremecerse levemente y más cuando sintió sus manos acariciar sus brazos de forma que le revivía muchos recuerdos de su época de casados—. No te vayas, Lizzy… Quédate aquí conmigo.—N… Noah, estás demasiado borracho. —Negó con la cabeza, preocupada y apenas pudiendo pensar correctamente por su cercanía y los recuerdos que la estaban invadiendo ahora mismo, recuerdos demasiado íntimos que tenían su rostro convertido en un tomate gigante como si fuera una adolescente. —No estoy borracho, Lizzy, sabes que siempre te he querido a ti… Solo a ti. —La jaló y de pronto tuvo su rostro enterrado en su cuello, rastrillando
Noah no podía dejar de recriminarse por sus estúpidas acciones. ¿Cómo pudo emborracharse tanto como para ir a casa de su ex esposa tan ebrio que se quedó a dormir ahí y en su misma cama? Y cerca de su pequeño hijo, también. Y como si fuera poco hasta tuvo el valor de besarla mientras la creía dormida, pero sabía que ella estaba despierta desde antes, porque sintió ese movimiento inconsciente de sus labios, ese mismo que hacía cuando fingía que no quería nada con él, que nunca sentiría nada. Cuando él estaba desesperado por conquistarla, por ganarse su corazón, ella jugaba a que él no le interesaba, luego le confesó que siempre tuvo debilidad hacia él, pero a veces incluso le decía que podía intentarlo todo y nunca lograría enamorarla. A veces hasta le permitía besarla y le juraba que no iba a corresponderle, en esa época de “cortejo”. Y él la besaba con toda su pasión, pero no con desenfreno, más bien con dulzura, con lentitud, intentando lograr que sintiera su sinceridad, y e
Por suerte, Nick se puso mejor al cabo de una semana, por lo que Areliz decidió volver a trabajar el jueves y ya en la clínica Remy le dio la noticia de que Emma por fin cedió y dejaría que le hiciera los exámenes médicos. —Ay, ya era hora. —Areliz suspiró aliviada—. Aunque me imaginó que no quiere que los haga personalmente. —No, esa fue una de sus condiciones. —Su amigo enfermero le sonrió nerviosamente—. La Dra. Amber y los demás se encargaran, de seguro. —Sí, aunque será mejor que me ponga de acuerdo con ellos cuanto antes, porque quiero que me dejen revisar algunas cosas. —Creo que la Dra. Amber está en la habitación de la paciente. —Bien, iré a hablar con ella. Gracias, Remy. Se despidió y se dirigió a la habitación de Emma, pero al entrar no vio a nadie, nadie más que la propia Emma, que… estaba despierta, leyendo una revista de moda como si nada. Al verla, se estremeció con disgusto. —Ugh, ¿y a ti quién te dejó entrar a mi habitación privada? Areliz entrecerró los
Mientras Noah desayunaba en su oficina acompañado de Nia, de repente recibió una llamada de Emma y contestó sin mucho pensar, poniendo el alta voz ya que ella y su hermana se llevaban muy bien. —¿Hola? No se esperó para nada que Emma hablara a los gritos desde el primer segundo que le contestó.—¡Noah Cobain! ¡Necesitas explicarme en este instante por qué tu ex esposa anda diciendo a todo el mundo que la besaste! —¿Pero de qué estás hablando, Emma? —Noah se levantó de golpe de su escritorio, estrellando las palmas en la madera, pálido como la nieve en la Antártida. —¡Es mentira! ¿No es cierto? ¡Dime que es mentira! ¡Dime que no la besaste, Noah Cobain! Noah se quedó en silencio, sintiéndose la peor basura en la tierra, porque su prometida enferma y frágil ahora estaba odiándolo por un tonto error de borracho. —Emma, no debes pensar esas cosas. —Nia, tan dulce y comprensiva como siempre, decidió ayudarlo y tratar de tranquilizar a su prometida—. Claro que Noah no besó a su ex mu
Al día siguiente, que era viernes, Areliz recibió los primeros resultados de las pruebas que la Dra. Amber y Remy le hicieron a Emma por pedido de ella, y estudió los análisis muy a regañadientes, intentando tragarse su odio por esa Arpi-Emma, como decía Dylan. Seguía muy molesta por lo que sucedió el día anterior y ahora más que nunca lamentaba estar trabajando para su ex marido y para colmo teniendo que atender a su preciosa prometida que tanto daño le hizo en el pasado cuando era ella la ex resentida, aunque se suponía que nunca ni siquiera tuvieron algo formal antes de su matrimonio. De cualquier manera, Areliz seguía muy enfadada con Noah, con su adorada Emma, con toda la clínica, con la vida y con ella misma por tener que aguantar todo este circo. Y hablando de circo, a la próxima entrega de su paga le pediría a Noah que se vistiera de payaso. Ja, eso seguro lo haría sentir muy humillado, ¡y vaya que se lo merecía ese cretino! Ya que obligatoriamente tenía que ver su cara
Apenas se sentó en su escritorio, Noah salió pisoteando y cerrando de un portazo, cosa que solo hizo que la Lizzy vengativa en ella se sintiera más complacida. Sin embargo, cuando se quedó a solas con Andrew y su sonrisa más coqueta y complacida que nunca antes, de repente la Lizzy mujer tomó control y empezó a regañarla por haber sido tan coqueta con ese casanova. ¿Y ahora que se suponía que debía hacer para quitárselo de encima? “¡Nada, no puedes hacer nada!”, le gritó la Lizzy mujer en ella, sintiéndose culpable por usarlo y por que además ya en la anterior ocasión donde también lo usó había tenido que abandonarlo a media cita y le había prometido que saldrían luego, así que sentía que se lo debía. Pero, por otro lado, Fabia estaría ocupada ese fin de semana, así que ahí tenía una buena excusa para zafar de esa cita… pero… se sentía demasiado culpable como para tomar esa excusa… Dios, a veces se odiaba a ella y a su maldito sentido de responsabilidad. —Andrew, umm… ¿q-qu
Luego de que Andrew se fuera, Areliz le invitó una limonada a Nia para tener su conversación, ya que parecía querer decirle algo.—Bueno, debo confesar que no vine solo porque pasaba por aquí —dijo Nia mientras observaba a Areliz servirle su propio vaso de limonada al pequeño Nicky—. La verdad… Ay, no quisiera ni decirte, Lizzy, sé que te vas a molestar y quizás también conmigo. —La miró con ojitos tristes que la hicieron sentir mal de solo pensar que ella pudiera creer eso. —Ay, claro que no, cómo crees, nunca me podría enojar contigo. Dime con confianza. —Le sonrió con cariño. —Bi… Bien, gracias por ser tan comprensiva. —Bebió con nerviosismo su limonada—. La verdad es que… mi hermano me envió aquí… Él quería que yo arruinara tu cita con Andrew… dijo que porque no quería que otro pobre diablo caiga en tus redes, pero yo creo que es porque es un hombre posesivo, la verdad. —Suspiro mientras las cejas de Areliz se torcían con molestia. Ese miserable entrometido de Noah Cobain… ¡rea