Era domingo, día de relajarse y salir con su hijo, por suerte para Areliz, que necesitaba urgentemente dejar de lado los pensamientos sobre su ex esposo, su trabajo, la maldita de Emma y muchas más razones para estar muy estresada. Ese domingo iba a relajarse, así que salió con Dylan y Nick al parque, aunque a último momento le cancelaron una cita a Fabia así que ella también se unió a su salida de paseo por el parque. —Uff, estos zapatos me están matando —comentó Fabia con voz llorosa, quitándose los bonitos zapatos de tacón alto que se había puesto para su cita—. No son aptos para caminar por el parque, todo el vecindario tendrá que verme los pies porque yo en esas cosas no me subo. —¡Gudano! —Nick se soltó de inmediato del brazo de Areliz y quiso agarrar los dedos de un pie de Fabia. —¡No es un gusano, señorito! —Dylan fue rápido en cargarlo en sus brazos, riendo divertido—. Sé que Fabi Fabulosa tiene dedos largos, pero tampoco son tan feos para que les digas gusanos. —¡Oye!
El lunes en el trabajo, Areliz terminó de estudiar todos los resultados de los nuevos estudios que le había mandado a hacer a Emma, acabando muy desconcertada. Tenía un nivel de glóbulos blancos levemente elevados, pero no mucho, y no se podía ver qué era lo que sus defensas estaban atacando, si es que siquiera estaban atacando algo, porque dudaba que su enfermedad fuera una simple infección, y los leucocitos bien podrían estar peleando con un resfriado común producto de las defensas bajas por otro motivo. Le comentó todo esto a Remy, ya que era un excelente enfermero que estaba estudiando para convertirse en doctor a futuro. —¿Tal vez sea una enfermedad autoinmune? —sugirió él, dudoso. —No podemos descartar eso, pero los síntomas no concuerdan con ninguna que yo haya estudiado. —Areliz frotó sus sienes, pensando y pensando, estrujando su cerebro al máximo—. Dolor de garganta, cansancio, debilidad muscular, dormir demasiado… provocar un aborto… No es suficiente, necesito más sí
Agatha Cobain, madre de Noah Cobain y Nia Cobain, era una mujer de carácter fuerte, una mujer terca, y una mujer a la que no le gustaba que alguien se atreviera a contradecirla. Quizás ese era el motivo por el cual su esposo, Nelson Cobain, mayormente la evitaba y prefería atender sus negocios internacionales personalmente, viajando casi todo el año. Habían rumores de que tenía amantes, pero nada confirmado, y a Agatha de todos modos no le interesaba demasiado, mientras fuera discreto y no la humillara, ella solo quería poder seguir viviendo con lujos y seguir llamándose la esposa de Nelson Cobain, pero lo que más le importaba era poder seguir cuidando de sus hijos, en especial de Noah. Nia era una chica lista que sabía cuidarse bien sola, siempre lo fue, pero Noah, aunque también era listo, tenía muchos problemas para controlar sus emociones, eso era algo que le pasaba desde la más tierna edad, y Agatha quería estar junto a él para asegurarse de que estuviera bien todo lo que p
A Areliz y Remy les tomó más de una semana descartar todas las enfermedades autoinmunes que podría tener Emma. —Es una lástima… —dijo Remy—. Siete días de trabajo sin parar y solo pudimos hacer una lista corta de unas veinte enfermedades que no podemos confirmar porque falta algún sintoma o las pruebas no respaldan que sea posible… —Bien, pero al menos tengo algunos candidatos, ya es un buen comienzo. —Le sonrió y él le correspondió con una sonrisa cansada. Ella lo observó atentamente, sorprendida aun de que por toda esa semana él no se hubiera quejado nunca de ayudarla a pesar de que tenía otros deberes como enfermero y además tenía pendiente lo de entrar a la universidad. La verdad que él era un hombre maravilloso, dedicado y con un corazón amable… de verdad desearía que su corazón se hubiera enamorado de alguien como él… pero quizás aun no fuera imposible… Quizás debería tomar el consejo de Nia ahora mismo… y el consejo de Fabia… y así proponerle la idea de salir… par
Noah lo escuchó. Escuchó que su ex esposa iba a salir con ese enfermero de quinta… esta vez en serio. Tenía el presentimiento de que la primera vez que los vio juntos ella estaba con ese enfermero de quinta únicamente para darle ce… eh, para molestarlo, pero por lo que escuchó ahora sí que salía con él con intenciones románticas… y demonios que eso lo estaba corroyendo por dentro. —¿Y ahora qué te pasa? —preguntó Teo al entrar a su oficina. —Si te lo digo te vas a poner de su lado como siempre haces, traidor. —Lo miró con rostro resentido desde su escritorio. —Ah, entonces se trata de la señorita Lizzy, no me sorprende. —Negó con la cabeza. —Cállate. —Bufó, negando con la cabeza. —¿Y ahora qué pasó entre ustedes? Vamos, dime la verdad, sabes que si no me dices ahora con tus filtros y pensando correctamente, me lo dirás después cuando no aguantes el estrés, te pongas a beber y beber hasta acabar muy borracho y entonces me dirás cada profundo y vergonzoso pensamiento. No
El día viernes cuando su paga le fue entregada, Areliz obtuvo unas buenas risas de ver a su orgulloso ex esposo disfrazado de elefante con todo y la trompa y las orejotas, pero su mirada asesina, aunque denotaba que sí se sentía humillado, escondía cierto toque de altanería que la hacía creer que estaba planeando algo. Conocía bien a Noah, sabía el significado de muchas de sus expresiones, y él no podía ocultarle esa cara maliciosa que hacía cuando planeaba hacer algo que sabía que no debería hacer. Mañana sábado saldría con Remy en su primera cita verdadera, con intenciones románticas reales, y no podía evitar pensar que la mirada maliciosa de su ex esposo algo tenía que ver con que por supuesto que espió su conversación con Remy. Al llegar a la casa y ocuparse de su niño esos pensamientos fueron dejados de lado, pero a la hora de dormir no pudo evitar que su mente volviera a ello, llenándose de preguntas de qué podría estar tramando Noah ahora. Ese hombre podía ser muy infanti
Areliz se sentó en el sitio de encuentro que habían acordado a esperar que Remy llegara para comenzar su cita, y mientras tanto miró a su alrededor. Areliz se encontraba ahora mismo esperando con a Remy en la nueva cafetería de la ciudad situada en una callejuela adoquinada, cuyo exterior tenía un encanto nostálgico que invitaba a entrar desde el primer momento, por lo que ella solo pudo felicitar mentalmente la elección y el buen gusto de Remy. Apenas llegar a la calle notó la fachada de ladrillo pintada en tonos cálidos que resaltaba con elegancia, mientras que grandes ventanales con cortinas de encaje blanco permitían a los curiosos echar un vistazo al interior acogedor. Macetas colgantes, repletas de flores coloridas, decoraban los aleros del techo, añadiendo un toque de vida y frescura al ambiente.Al traspasar las puertas de cristal apenas llegar, Areliz se encontró inmediatamente envuelta en una atmósfera de calidez y serenidad. El interior de la cafetería estaba bellamente d
Areliz y Remy pidieron cada uno un café cappuccino y medialunas, cosa que los hizo sonreír al tener los mismos gustos. Mientras esperaban su orden, Areliz le preguntó a Remy por su carrera universitaria, ya que aparte de trabajar como enfermero estudiaba la carrera para convertirse en doctor en unos años. —Bien, me está yendo mejor de lo que pensaba. Hace poco tuve exámenes y aprobé todos con buena nota, soy de los mejores de la clase. —Eso no me sorprende, siempre eres muy bueno en todo lo que te propones. —Le sonrió con ojos cálidos y él rio con nerviosismo, apartando un poco la mirada, cosa que la hizo sentir cierto toque de ternura. Remy era solo un par de años menor que ella, pero le recordaba mucho a sus primeras citas en la preparatoria, aunque esas citas nunca llegaron a nada, pero con él se sentía mucho más a gusto que con esos bobos adolescentes que a veces solían buscarla solo para que les hiciera la tarea al ser la más lista de la escuela. A los pocos minutos, les