Debes mentir

Areliz tenía un mal presentimiento, un muy mal presentimiento desde el día de ayer, desde su encuentro con Agatha y Noah en uno de los jardines de su exageradamente bella clínica.

No podía explicar este mal presentimiento, simplemente lo sentía.

De hecho, Noah ni siquiera se había aparecido ayer para darle su malteada del día, y ella no había tenido ganas ni de reclamarle. De hecho, de lo que no tenía ganas era de verlo.

Fue a la clínica a trabajar normalmente luego de dejar a su hijo con Fabia (que le preguntó por su rostro preocupado, pero le dijo que hablarían luego).

Estuvo trabajando mayormente tranquila, sin cambios, hasta que salió a almorzar y tuvo el presentimiento de estar siendo observada.

No vio a nadie en particular mirándola, así que encogió los hombros y después de almorzar volvió a su oficina, donde ya se sintió más tranquila.

A este punto ya estaba comenzando a llegar al fin del análisis de todos los síntomas y el historial médico de Emma, pronto sería hor
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