Amaya Bezos
El sábado me sentía un poco mejor y aunque tenía que presentarme en la noche en el bar Infierno, de cierta forma me vibraba diferente con deseos de recuperar mi libertad, y mi antigua vida.
Estaba llena de una energía, de una fuerza que tenía que haber sacado mucho antes que comenzara toda esta sórdida situación con Marcelo.
Lo había estado pensando y moría por regresar a Miami, a las casa de mis padres. Ya no deseaba ni independizarme ni vivir sola. Para qué demonio necesitaba mi libertad si había sido libre desde que tenía uso de
Roy PhillipsNo me esperaba que la princesa se quedara en el interior del edificio todo el día, facilitándome el trabajo. Es sábado y las divas como ella no tienen nada que hacer en casa todo el día. Me parece un poco extraño, pero espero tranquilo escuchando música y comiendo Doritos. Pero ahí está, tan divina como la recuerdo, o quizás más. Vestida totalmente de amarillo es como el sol, del que solo quiero ver su luz, no importa las manchas o los defectos que tenga. Suelto el aire y domino mis sentimientos. Un automóvil se detiene y la veo bajar la pequeña escalinata para abordar.Siendo frívola como imagino que continúe siendo, imagino que así como viste vaya a uno de esos club exclusivos a donde van los estirados, solo espero que no vaya a la Ópera, porque entonces no me podré hacer pasar por mesero para colarme. Pongo el auto en marcha y sigo el coche en que viaja Amaya, pero sin acercarme demasiado. Lo peor que me podría pasar es alertar a esa bruja de piernas de infarto de m
Amaya BezosDespierto los ojos el domingo en la mañana con el rostro totalmente desfigurado por la inflamación de los golpes que me propinó Marcelo y la perra italiana con que debía disculparme. Aún no sé cómo pide salir de allí ante que las cosas se tornaran peores.Aún con los ojos abiertos puedo revivir cada momento de la noche, no dejo de recordar la asquerosa vagina que querían hacerme lamer. Sin duda una de las experiencias más oscuras de mi vida, al obligarme a hacer lo que no quiero. Por otra parte no todo fue tan terrible, al fin apareció un ángel, un muchacho que me sacó de allí sin importarle nadie más. Ese guardia de seguridad se llenó de valor para ayudarme, e incluso le disparó a Marcelo. Pobre de ese muchacho si Marcelo logra dar con él. ¡Marcelo!¡Por el amor de Dios! !Marcelo va a matarme!El timbre del teléfono que conecta con la recepción me pone los vellos de punta haciéndome abandonar la cama de un salto. ¿Y si se trata de Marcelo, que quiere subir? ¡Desgraci
Amaya Bezos.Me subí en ese avión Boing con destino a Miami hecha un manojo de nervios. Los miedos me cerraban la garganta y respiraba con dificultad, más no tenía más remedio que tragármelos uno por uno. Las manos sudorosas sostenían una pequeña bolsa de mano como único equipaje. Mis otras pertenencias eran totalmente desechables. Incluso mi vida en Cambridge también lo era. Lo único que se podía salvar de ese período de vida eran los títulos que me acreditaban cómo Doctora en Psicología. Un logro al cual no estaba dispuesta a renunciar. En un momento mi carrera había sido mi pasión, y ahora más que nunca quería enfocarme en ella. Miré al cielo pintado de rosado por las últimas luces de la tarde y ya en el aire, en aquel ocaso, sin decirle a nadie, y sin que nadie viera, eliminé de mi, todo lo que no me supiera a sueño. Llegaría totalmente por sorpresa, solo Liam David sabía que yo regresaría a Miami a finales de la semana, pues había sido necesario re programar la cita que te
Roy Phillips —¡Mariam! No seas tan berrinchuda y por una vez en la vida deja de meterte en mis asuntos— regaño a mi hermana con una sonrisa en los labios, mas ella me conoce lo suficiente para saber que no bromeo.—Pero es que... — Pero es que nada. Ya te expliqué que no tengo nada con mi patrona. Atenea y yo solo somos buenos amigos.—¿Ah si? ¿Y porque demonios te trata como si fueras suyo «de su propiedad»? — interroga exasperada. —¡Mariam!— grita mamá desde la cocina— No menciones al maligno, y mucho menos maldigas en esta casa— la reprende y Mariam hace la señal de la Cruz rodando los ojos. — Me habías prometido que irías— musitó en tono más calmado pero continuando con sus reclamos.—Mariam entiende que Atenea no sale los sábados de noche habitualmente. Este sábado lo hará... y me informó a última hora para que estuviera disponible. Lo siento Mariam pero tengo que trabajar.—¿Trabajar en una fiesta? Si claro, ¿Cómo no?— se burla de lo que acabo de decirle y niego con la cabez
Amaya Bezos Desde el preciso momento que Liam me presentó su proyecto de ayuda a mujeres víctimas de violencia tanto doméstica como en otras circunstancias, accedí encantada. Ellas eran mi reflejo, yo más que nadie conocía sus dudas y sus miedos. De algún modo era como hacer algo por mi misma, al hacer algo por ellas. Por fuera parecía fuerte, pero mi corazón y mi mente continuaban en continua reparación.Tan pronto como me instale en Miami del todo, mi amado padre me había sorprendido gratamente al contribuirme con un moderno consultorio para que ejerciera mi profesión. Poco a poco, paso a paso con mis propios méritos iba ganando prestigio entre la asociación de Psicología del estado. Al cabo del tiempo, de estar trabajando en conjunto con Liam, atendiendo sus casos dos veces por semana, un buen día de apareció en compañía de una mujer deslumbrante en todos los sentidos. Atenea Aray, tenía de todo menos de débil o común. Me sorprendió su manera de ver la vida, le temía a todo,
Amaya Bezos ¿Ridicula? ¿Desencajada? Si... sin dudas. Quisiera tener más fluidez para coquetear, peor aún me cuesta. Pase de ser una mujer totalmente deshinibida a ser una que le cuesta hasta respigar cerca de un hombre. No puedo dejar de sentir una extraña sensación que me recorre y me causa un cosquilleo que hace mucho no sentía. Hormigas me caminan desde los pies a la cabeza dejándome ansiosa. Camino embelesada sin apartar mis ojos de esa espalda ancha e imponente que va dos pasos por adelante de mi. Ese cabello negro y esa estatura lo hacen lucir como un príncipe, esos de cuentos de Hadas que me inventaba mi abuela cuando era niña. Si aura no inspira miedo... solo que es sumamente confiable. Cómo si en él no viviera ningún secreto.Atenea me observa divertida como si me hubiera convertido de la noche a la mañana en su experimento científico , estudiando mis expresiones faciales como si de un hecho extraño se tratara. Yo solo quiero acercarme a él, estar más cerca del chico par
Amaya Bezos Me siento molesta, frustrada, fracasada, decepcionada, ignorada... y todos los posibles adjetivos terminados en A-D-A. Tan frustrada como quien no tiene un desahogo hace año. Me tomo otra copa de un solo golpe y Roy me mira impávido. Si, esa soy yo, la que no sabe lo que es el sexo hace años. Ni siquiera me he masturbado en todo este tiempo para no avivar mis deseos insatisfechos. A pesar de que Atenea se haya pasado la noche jugando a los escondidas, ha sido una noche tranquila. noche ha sido tranquila. No sé a qué le teme más, si encontrarse con Liam de frente o a toparse con Mara, su futura suegra. Ya me las imagino, tanto a una como a la otra cuando eso ocurra. Atenea en su turbio estado mental, también ha consumido buena cantidad de alcohol, y pasta este momento se ríe absolutamente de todo. Yo por mi parte voy como por la décima copa, perdí la cuenta cuando me cansé de insistirle a Roy porque bebiera algo más. No hubo modo. Parece una estatua en el mismo sitio, s
Roy Phillips Justo cuando estoy por tomar a Liam para llevarlo al Lobby, este levanta la cabeza. Posa su mirada directamente en Amaya, que es la única del grupo que se retiró el antifaz.—¡Guapa!, ¿pero estás aquí?, pensé que no habías venido— receloso lo veo acercársele y besarle la mejilla. Observo sus movimientos y los analizo. Liam no parace borracho, mucho menos drogado. En esta historia algo no encaja. Me mantengo atento ya callado en mi sitio, como de constumbre esperando ver cómo se desenlaza esta situación. —Amaya hermosa, ¿Dónde está Atenea?, hoy mi diosita se olvidó de mi. Me dejo solito— Atenea est súper nerviosa, pero no delata su presencia. Aunque de algún modo extraño estoy seguro que Liam sabe que ella está aquí. — Ya se fue a casa querido, tuvo un día largo en la empresa, se sentía cansada—. Amaya miente, y lo hace jodidamente mal. No sé porque creí que era una mentirosa más experimentada, al contrario, no sabe hacerlo con destreza. —Se sentía cansada y es muy