Ataque

Morgan

Eran las 10:00 de la noche y seguía con mi pijamas de franela rayas, esperando a que vinieran a buscarme. No tenía hambre, porque había comido gracias a todos los guerreros en el camino. Mi madre sospechaba de que estaba prácticamente famelica y no podría hacer mucho, todavía me rondaban las palabras de Milca, donde me explicaba que madre no era mi madre real. Y eso todavía me había dejado aún más confundida, aunque en el fondo siempre supe que el odio de madre hacia mí no era sano y tampoco natural.

-¿estás segura de lo que dices?-le pregunté a mi loba.

-sí, no siento que ella sea tu madre, puedo sentir que el Alfa es tu padre pero tu madre no es la luna, esa mujer que vino no se siente como tu madre, no está el lazo que te une a tus padres-explicaba Milca.

-oh, eso explica algunas cosas-dije recordando las veces que madre se refirio a mi como la bastarda.

-la verdad no entiendo mucho, pero nosotros los lobos podemos sentir el vínculo con nuestros padres, pero tú no tienes ningún lazo, ningún vínculo con la loba de ella, por lo tanto ella no es tu madre, seguramente algo debe haber pasado, porque al igual que ella su loba te odia. Te odia tanto que te ha hecho todos los daños que ha podido hacer-explicaba Milca.

-sí, lo sospechaba, siempre sospeché que algo pasaba ¿qué hacer ahora? me va a entregar a un maldito Alfa golpeador de jóvenes, que hasta termina matando a todas sus anteriores compañeras, ¿que hare?-preguntaba para sí misma.

-creo que estás dando muchas vueltas al mismo tema, sinceramente no veo por qué tienes que hacerle caso y quedar esperando a alguien, que obviamente tú no quieres. ¿Por qué no huimos? ya que estamos cerca de la manada del Alfa Ammos, donde pensabas solicitar asilo. Eso es mucho mejor que quedarse a esperar un futuro incierto, es más fácil que escapes ahora de que escapes cuando estés bajo las garras de ese anciano- explicaba Milca. Y tuve que darle la razón por lo tanto me levanté, me vestí, cambiandomé de ropa y me puse algo mucho más cómodo, además preparé una pequeña mochila con lo indispensable para viajar y miré por última vez el reloj qué había en la pared.

Eran las 11:25 minutos, guau no pensé que me había demorado tanto, quiero salir por la puerta y estaba cerrada por lo que fui a la ventana de la habitación pero estaba bloqueada tambíen, m*****a sea, pensé.

-ve por el baño-me decía Milca.

-el baño es pequeño, no creo poder entrar-le explicaba a mi loba.

-disculpa Morgan pero ¿te has visto últimamente en el espejo? cómo estás en los huesos, pasarás por esa ventana, no te preocupes-decía mi loba. Le hize caso y fui al baño donde descubro, para mi asombro que no era una ventana pequeña, sino una ventana donde sí podría pasar, solo tendría que llegar hasta arriba para con mucho cuidado abrir la ventana.

Me subí a un banco para mirar por la ventana qué había fuera, pero no había nada, es más no se escuchaba nada, ni un pájaro, ni grillos, nada esto era de lo más sospechoso.

Sabiendo que era mi unica oportinudad para ser libre tiró mi mochila hacia afuera, cuando estoy a punto de sacar mi cabeza escucho un ciseo, unos ruidos que provenían del bosque, como la cabaña donde estaba tenia las luces apagadas, no hice ningún ruido. Si hubiera sido un lobo quien hizo ese ciseo, me hubieran encontrado con la mitad de mi torso hacia fuera, muy lentamente empecé a salir de la ventana cuando estaba casi casi al final escucho unos gritos, no presté atención porque asumí que habían sido otros compañeros predestinado que se había encontrado, pero los gritos continuaron, entonces aproveché esta distracción y me empujé con toda la fuerza hacia afuera. Pude salir del baño pero no aterricé muy elegantemente, ya que jamás había entrenado o hecho algún tipo de ejercicio, por lo tanto caí de cabeza al pasto, luego de sacarme el pasto y la tierra que había comido, me sacudí la ropa, me puse mi mochila y empecé a buscar una salida o una ruta de escape. Grande fue mi sorpresa cuando empezaron a aparecer de la nada un montón de cazadores, venían armados con flechas, traían entre ellos además, unos extraños monitores que podían saber la ubicación de los lobos, era como que enfocaban donde estaban los lobos y disparaban. Los guerreros que todavía estaban en pie, aún despiertos empezaron a defenderse, nunca había visto un cazador de cerca, jamás había estado en un combate, no sabía qué hacer. Desesperada me quedé escondida entre unas salientes de la cabaña donde acabada de salir.

-tranquila, quedémonos acá, no estamos en condiciones para salir a luchar-me decía Milca.

-no me digas, justo cuando agarro confianza y quiero huir de las garras de madre, los cazadores atacan, la diosa luna definitivamente está en mi contra-decía mordazmente a mi loba.

-esto no tiene que ver contigo, esto es netamente un ataque, muy bien pensado y para que sepas la diosa luna si te ama, recuerda Morgan todo pasa por algo-respondía mi loba.

-¿a qué te refieres?-pregunté a mi loba.

-fíjate que los cazadores vienen en grupos de cinco y uno tiene ese tipo sensor, quizas de temperatura y los otros están armados con flechas y rifles, nos están atacando bien organizados, sabían que estaríamos aquí-dijo Milca-quedémonos escondidas, la casa no es segura, es el único lugar es está saliente, te protegerá de cualquier sensor, ya que estamos prácticamente metidos dentro de la pared.

Desconozco el tiempo que estuve escondida, pude escuchar gritos, ruidos, disparos, pude olfatear la sangre tanto de lobos como de cazadores en el aire, algunos cazadores habían empezado a retroceder y se metieron en el bosque tratando de escapar. Pude ver cómo muchas patas y colas de lobos salían tras de ellos, los iban a cazar.

No sé cuánto estuve de pie, solamente sabía que mis extremidades estaban paralizadas, respiraba prácticamente muy lento para no llamar la atención a nadie, a lo lejos se escuche que alguien gritaba, otros llamaban a su madre, pero aún así no puede hacer nada. Cuando finalmente puede empezar a mover los dedos, los brazos y pude respirar con más normalidad, me coloqué la mochila y empecé a moverme a través de la casa, siempre bajo la oscuridad.

Lo que vi jamás, ni en mis peores pesadillas me lo hubiera imaginado, había cuerpos de lobos, algunos conocidos, de nuestra manada, guerreros con los que había compartido, la misma guerrera que me dio el sándwich en el baño, su cuerpo estaba despedazado, frente a mí su mirada sin vida clavado en un punto al más allá. También habían cazadores parte de ellos, cuerpos desmembrados o aún agonizantes, había gente que se lamentaba, vi unos pequeños niños lobos asustados, llorando junto los cuerpos de sus padres, era un caos total.

Todavía quedaban cazadores que luchaban, a mis padres no pude verlos, no sabía qué hacer. Hasta que de repente escucho un grito de auxilio que me apreto el corazón.

-vamos a ayudar, alguien nos necesita-dijo Milca-siento que debemos ir.

Corrí hacia el lugar donde se escuchaba el lamento, pude ver a un lobo muy grande, luchando con dos cazadores, lo habían lastimado feo en una de sus patas y en ese preciso momento, uno de los cazadores tenía el arma apuntando directamente a su cabeza. No sé qué pasó por mi cabeza, realmente no soy así, pero de alguna manera muy práctica y de algo que jamás había hecho, agarro una de las flechas, que estaba incrustada en uno de los cuerpos de los lobos, miro hacia los cazadores, apreto la flecha en mi mano y la lanzó con solo movimiento, dando el justo en el blanco, en el centro del pecho del cazador que estaba apuntando con el rifle a la cabeza del gran lobo. Esto le permitió al gran lobo herido atacar a otro cazador y desmembrarlo rapidamente. Cuando terminó de acatar al cazador, él me mira y gruñe, puede ver el verde de los bosques en su mirada, el suelo tembló, algo hizo que dentro de mí floreciera y me sentía muy atraida por ese lobo.

Me dio terror experimentar algo más,  por lo tanto cerre  el vínculo, no quise saber absolutamente nada de lo que podría significar estos nuevos sentimientos y corrí lejos, escuché como el lobo gruñía llamándome no podía moverse rápidamente, debido a su herida, yo solo quería correr, huir de ese gran lobo que había salvado y que me causaba extrañas sensaciones.

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