Sara respiró profundamente, intentando relajarse antes de abrir la puerta, al hacerlo, se encontró con Ann.—¡Hola! —dijo con la respiración entrecortada— ¿Y eso? —Hola, vine a verte, como me comentaste que tu mamá empezó a trabajar por más tiempo, decidí hacerte una visita y traje algunas cosas para comer, mientras conversamos. —OK, entra. La verdad que cuando llegue a casa, me sentí muy sola. Estaba acostumbrada a encontrarla aquí a esa hora.—¿Podemos ver alguna película y pedir pizza? —la chica propuso con entusiasmo.—Sí, estaría genial. —sonrió forzadamente. Sara había estado evitando encuentros a solas con Ann, aún recuerda la última vez que se vieron en el loft donde vivía su amiga y donde ocurrió algo inesperado, su amiga intentó besarla. Aunque luego se excusó diciendo que habían sido los tragos demás, entre ellas se creó un pequeño abismo. —Vamos a tu habitación —Sara lo dudó por un instante, pero entonces recordó la chaqueta de Ben, sobre su cama.—¡No! podemos v
—Ann ¿Qué te ocurrió? —pregunta perturbada, Amanda al encontrar a la mejor amiga de su hija, en la sala de emergencia.La chica al ver aquel rostro conocido, se quiebra y rompe en llanto.—Sra Amanda —tiende sus brazos, y Amanda la abraza, la chica se refugia en su pecho y llora desconsoladamente. —Cálmate por favor, Ann —le dice, acariciando su cabeza.— ¿Dime qué te ocurrió? ¿Por qué estás aquí? —preguntó confundida.Mas, la respuesta de Ann es innecesaria ya que la interrupción de los dos agentes policiales dentro de la extensa habitación, le dan una idea de lo que le pudo ocurrirle a la joven.—¿Srta Campbel podría reconocer a los hombres que la atacaron? —Pregunta la mujer rubia, vestida de oficial, ella niega entre sollozos.—No, no pude verlos. —¿Puede dejarnos a solas con la joven? —Le pide el oficial a Amanda.—Sí, oficial. Con su permiso. Vuelvo al rato, Ann. Trata de calmarte. —la chica asiente.Amanda sale de la habitación, va hasta la sala de descanso, busca en su
Durante su hora de almuerzo, Sara revisó su móvil y pudo escuchar co detenimiento uno a uno los mensajes de su madre, no podía creer lo que estaba oyendo. Su amiga Ann había sido atacada por unos hombres y a pocos metros de su casa. Comenzó a llamar a Amanda, quien apenas acababa de despertar y se encontraba en la ducha.Al no recibir respuesta de su madre, Sara deja su almuerzo a un lado y se dirige a contarle lo ocurrido a su jefe. Él no está en la oficina. La joven comienza a desesperarse con la situación, necesita saber sobre su amiga y calmarse, no en vano se sentía responsable de lo que había pasado con su amiga. Los remordimientos avanzaron tan rápido que fue inevitable sentirse culpable, culpable por no haber ido detrás de ella, culpable por no haberla detenido, culpable por haberla rechazado. Sara aguarda ansiosa el regreso de Ben, finalmente escucha los pasos aproximarse y su corazón late apresuradamente. El CEO mira de reojos hacia la oficina y Sara aguarda unos seg
La situación con Ann, permite que Sara continúe sustituyéndola durante esos días. Eliza se ocupa de trabajar con Davis como usualmente lo hacía antes de la llegada de los nuevos pasantes.La proximidad entre Sara y Ben, es cada vez mayor, un roce, una mirada, una excusa para que cualquiera de ellos cruce la puerta y se aproxime al otro. Ben está gratamente sorprendido por la eficiencia y rapidez con la que Sara cumple cada una de las tareas que él le pide hacer. La admiración por ella crece cada vez más; por lo que sentirse atraido por la pasante, resulta inevitable. Y cuando es el destino, quien juega sus cartas, todo sucede como por arte de magia. Esa mañana Ben recibe la confirmación de la cena que había propuesto la semana anterior a unos inversionistas franceses que deseaban invertir en Virtual Reality. Para ello, era indispensable la presencia de su asistente, al no estar Ann, Sara debía ocupar su lugar. —Srta Clark, acabo de recibir la confirmación para la cena de esta n
Sara disfruta de la compañía de Ben, verlo sonreír es algo para ella encantador. Parecía tan diferente al hombre de aquel primer encuentro, tosco, arrogante y déspota, ahora siente ternura por él, eso y un inmenso deseo de hacer realidad aquel sueño que no sale de su mente. —Esto es increíble Sara, esos dos empresarios son considerados los hombres más difíciles de convencer, y mira, todo pareció suceder tan fácil. —Ben le comenta entusiasmado, el tono de su voz es alegre y lleno de emoción. Ella le devuelve una sonrisa.“Sara” piensa ella y es inevitable que la chica de ojos verdes y cabello oscuro, no se emocione al oir su nombre en labios de su jefe. Ya no es la Srta Clark para él. ¿Se atrevería a cruzar aquel límite? Ella mira sus labios húmedos, cada vez que la bebida los humedece, Sara quiere sentir esa humedad en los suyos, en su piel, en su sexo. Ben, observa como ella evade su mirada y aquel brillo especial en sus ojos, es una señal para él imaginar que ella al igual que
Ben conduce hasta un prestigioso hotel, pide la elegante suite y sube acompañado de Sara, cuyo corazón no deja de latir con fuerza al verse al lado de aquel hombre tan atractivo, elegante y seductoramente apetecible. El pelirrubio abre la puerta, hace una reverencia y ella entra, él la sigue con la mirada, observando la estrechez de su cintura, la redondez de sus glúteos y su espalda delicada, salpicada por alguno que otro lugar que parecen estratégicamente colocados en la blanca espalda de Sara.Ella se queda maravillada con aquel lugar, sus ojos recorren el lugar sin pestañear, cada detalle de la habitación era más impactante que el anterior. —Wow! Es increíble este lugar. —él sonríe al verla tan sorprendida con todo aquello. Ella camina hasta el balcón cuya vista es perfecta para admirar las calles solitarias y nocturnas de Londres. Ben se acercó por detrás de ella, rodeó con uno de sus brazos la estrecha cintura y apoyó sus labios sobre sus hombros desnudos, mientras olfate
“Cómo camina una mujer que recién ha hecho el amor, en qué piensa...”Victor Valera MoraEsa noche estuvo llena de deseo contenido, de ganas de contenerse el uno en el otro, con sus sexos entrelazados, conectados. Ben parecia no querer salir de su ajustada vagina, y Sara, Sara tampoco deseaba separarse de su jefe; la pelicastaña deseaba quedarse, su cuerpo, su piel le suplicaban quedarse, seguir amándolo, sintiéndolo em lo profundo de su ser, sucumbir una y otra vez entre sus labios y sus manos, arder en infierno que emergía de sus adentros. Ben acaricia, la cintura curvilínea y estrecha de su amante, ella siente sus dedos deslizarse suavemente, encendiendo cada centímetro de su piel por dónde pasa, deseo voraz que crece al tenerlo tan cerca, tan real. El sueño se había cumplido cubriendo todas las expectativas de Sara, realmente era un perfecto amante, delicado, sutil pero apasionado. Nuevamente, sienten el deseo a flor de piel, ella besa sus pectorales y recorre con la punt
Sara se desviste, observa en el espejo su nueva versión, la versión mujer. Acaricia sus senos, el contorno de su cintura, su vientre y su sexo. Exhala un suspiro, luego se tiende sobre su cama, es tan pequeña, comprada con la King size donde pasó toda la noche dando vueltas, enrollada entre las sábanas y el cuerpo de Ben, sonríe al recordar la anatomía perfecta de su amante, y el enorme roble que emerge de su pelvis. Había cosas que aprender y mejorar. No era una experta en el arte del sexo, pero cree que hizo un buen trabajo esa noche. La forma en que Sara hace todas las cosas, la pasión y el deseo que pone en ellas, son parte de su manera de ser y de la ayuda de los astros, eso es indudable.De pronto, siente el ruido en su estómago, está hambrienta. Pero de sólo pensar en ver a los ojos a su madre nuevamente, le hace desistir. Recuerda la enorme mentira que le ha dicho a Amanda, ¿Debía hablar con Ann y ponerla sobre aviso? Decirle que respaldara aquella mentira, implicaba no sól