"Todos somos dueños de nuestras palabras pero no del daño que con ellas creamos".
El sonido de mi alarma junto la discusión de mis padres me hizo despertar.
Suspiré algo cansada y retomé la misma rutina de siempre.
Abrí la ventana de mi habitación y respiré profundo, tendría que aguantar otro día en el instituto, otro día de humillaciones.
Tomé una rápida ducha, me dispuse a vestir normal sin llamar la atención como era siempre.
Unos Jeans oscuros algo gastados y una camiseta color violeta con el estampado de una A en el centro, era mi vestimenta.
Me coloqué mis zapatillas deportivas, también me hice una coleta alta como peinado.
Bajé a desayunar, con cada escalón que descendía se oían más los gritos de mi madre y mi padre.
Estaban parados en medio de la sala.
Mi casa constaba de dos plantas, era pequeña y algo vieja pero acogedora.
—Buenos días—. Dije viéndolos con una sonrisa. Traté de sonar alegre pero ninguno se inmutó, resople y me serví algo de cereal para desayunar.
Cuando terminé me despedí de mis padres, claro estos no me tomaron en cuenta.
Mientras caminaba me ajustaba los audífonos, mi camino era tranquilo pues salía de casa mucho más temprano que otros, lo hacía para llegar antes al instituto.
Evitaría de esa forma las burlas de todos, al menos por la mañana. La única razón por la cual parezco su conejillo de indias es porque soy becada, ese instituto es uno de los más caros y famosos de Boston.
Uno de mis sueños es convertirme en médico veterinaria, adoro a los animales, claro que no siempre lo que deseamos se hace realidad.
Visualizo el edificio y un gran nudo en mi garganta se hace presente. No hay nadie aún por los alrededores, deben ser las 7:00am mientras la hora de entrada es a las 8:30am.
Usualmente utilizo el tiempo extra para estudiar.
Camino hacía la entrada y me dirijo a mi casillero, esta lleno de post-it donde escriben insultos y otras ofensas .
Arranco cada uno y los tiro a la b****a aunque saben que yo los retiro no paran de colocarlos, saco mis libros y me apoyo en el casillero.
No sé cuánto pueda soportar. Todo esto es culpa de Eidrian Hall, es él chico más popular, y justamente el que más dinero derrocha en este instituto, así como el que pone orden, nadie se mete con él, sin embargo él sí lo hace conmigo. Me molesta y humilla hasta el cansancio, nunca le hice algo para hacerlo enojar, no recuerdo alguna vez donde le haya contestado, cuando estoy cerca simplemente pierdo la voz y termino lastimada por sus palabras. Tiene algo en contra de mí, no sé, quizá el que no tenga el mismo nivel económico lo incomoda. Él resto del tiempo estudio un poco hasta que los chicos empiezan a llegar. Algunos me ven con pena, claro los que también son víctimas de acoso, hay otros que son buenos pero si intentan ayudar terminan igual. Los demás solo se burlan. La campana suena y es tiempo de ir a clases.
Camino con la mirada baja y lo más rápido que puedo. No quiero toparme con Eidrian o Mónica, su quedante, esa chica desde el primer día en el que me instalé no dejó de martillarme, no solo me humillan, ella me empuja, hace que caiga al suelo o simplemente cualquier abuso físico. Compartimos la mayoría de las clases, Eidrian es de último año al igual que yo, y uno de los mayores del lugar con veinte años .
Para mi mala suerte son lo primero que mis ojos ven cuando doblo a la derecha.
—Miren a quién tenemos aquí, la pobretona—. Ella es la primera en hablar, intento moverme pero un cuerpo alto y ejercitado se interpone en mi camino.
Es el chico de ojos azules y cabello negro.
—Eidrian—Susurro por lo bajo.
—Vamos, apenas estamos empezando becada, dime si eres tan pobre ¿por qué continuas aquí? no le veo el caso.
Todos empiezan a reír por el comentario de Mónica. De nuevo viene a mi ese sentimiento donde me siento poca cosa.
—Vamos Mónica déjala, que no vez que ya no puede con su propia alma, te hemos molestado por mucho tiempo y continuas aquí ¿qué no crees que ya debes rendirte? Solo le das una pésima imagen a esta institución. —Murmura con desprecio el chico de ojos azules.
Esta vez es él quien habla y los demás empiezan a cuchichiar ofensas y más.
¿Rendirme?, ¿acaso es una opción?
—Dicen que sus padres se van a divorciar por su culpa, que es tan mediocre que su padre no quiere seguir en la misma casa que ella.
Y ese comentario por parte de Aiter uno de los amigos de mi acosador me rompe, de verdad que lo hace. Sé perfectamente que mi padre no quiere seguir con nosotras por mí. Él piensa que soy insuficiente, siempre me comparó con su hija, ella era mi hermanastra, hasta que un día murió por una sobredosis de drogas.
Después de eso se arrepintió de haberse casado con mi madre y haberme tenido a mi.
Siento como las lágrimas resbalan por mi rostro y mis manos tiemblan, apenas puedo sostener mis pesados libros.
—Vaya, parece que le ha dolido tu comentario, pero no mentimos, escuché que Cristin su hermanastra era hermosa y la más popular de su colegio, nunca se comparó con ésta basura— Me señala, pero la forma en que lo hace es con asco. Cada uno de los presentes rieron y perdí todas las fuerzas contra ello.
—¿Por qué no nos haces un favor y te largas?, así nos ahorras el trabajo de ver tu horrenda cara todos los días—Eidrian calla todos los comentarios con esa petición, no tenía que decirlo dos veces, tengo que irme o me caeré mentalmente frente a todos.
Salí corriendo de ahí, no podía más, no podía con el sentimiento de culpa y tristeza. Cuando estuve lo suficientemente lejos del instituto tomé una gran bocada de aire.
Paré en un parque y me senté en la banca más alejada.
Recordé por todo lo que había pasado, recordé a Cristin, lo feliz que ponía a mi padre siempre que sonreía, en toda ocasión la quiso más que a mí, incluso que a mi madre, cuando la suya murió lo único que le importó fue conseguir una nueva figura femenina para su hija y darle un hermano. Pero se llevó su felicidad cuando murió, se llevó toda la esencia de nuestro hogar.
Gran parte de la culpa cayó en mí, según él, yo era su hermana y por lo tanto debía saber que le pasaba, saber como ayudarla. Solo tengo 17 años, ella tenía 19 cuando murió.
Sonrío tristemente cuando pienso en volver a casa.
Me pongo de pie y camino de regreso.
Después de unos minutos entro y me sorprende que ya no se escuchen gritos ni discusiones, a esta hora mi papá debe haber vuelto del trabajo para almorzar.
El ambiente se siente tenso y pesado, recorro el lugar hasta la sala y no hay nadie, me desvío ha la cocina y observo varios papeles en la mesa, uno de ellos llama mi atención. Así que me acerco para ver de qué se trata.
«Acta de divorcio»
Respiro con dificultad y mi corazón late cada vez más rápido, estoy nerviosa, mi corazón late con mayor fuerza cuando veo las dos firmas de mis padres.
Se divorciaron.
Las lágrimas recorren mi rostro y siento tanto dolor dentro de mi.
—Ya estarás feliz.
Escucho la voz de mi madre y giro hasta estar frente a ella.
“Y cada paso que des puede significar un inicio o un final”«¿Por qué?, ¿ Por qué me preguntaba eso?»—Mamá, ¿qué quieres decir?Soné más que insegura cuando hablé, mi madre que estaba fumando un cigarrillo lo tiró a un lado. Nunca fumaba, lo había dejado hace muchísimo tiempo. No lograba descifrar su expresión, ella estaba calmada, pero no apartaba la vista de mí.—Tu padre nos dejó por tú culpa, tuve que firmar el divorcio o nos quitaría todo.Me negaba internamente a creer en ello, mi papá no podría hacer eso. Una risa salió de sus labios.—Si hubieses sido una buena hermana ella seguiría con vida, él estaría aquí y feliz. Destruiste a esta familia—. Algo dentro de mí se rompió, el corazón me dol&ia
“Ten cuidado cuando te dejas llevar por un impulso, no todos saben controlarlos”Respiré con pesar cuando la chica de cabellos rubios se fue corriendo, si bien no era mi intención herirla tanto, solo quiero que se largue de éste instituto de una vez por todas, así ella se ahorra humillaciones y yo tener que aguar la fachada de acosador y sobre todo a Mónica.Entramos a clases, todo fue más que aburrido, la morena no dejó en ningún momento de mandarme notitas. Es realmente fastidiosa, ni siquiera se porque sigo con ella.Después de clases subo a mi motocicleta y arranco a mi casa.La vibración del celular interrumpe mi camino, sacó el móvil de la bolsa trasera de mi pantalón y contesto.—Tienes una pelea hoy a media noche en el mismo lugar— Era Rigerth de nuevo.—Allí estaré— . Aclaro y sin decir nada más, cuelgo. No tenia tiempo ni el interés como para preocuparme en ver quién sería mi contrincante. Yo era el ganador siemp
“Lo más difícil es confiar en alguien que grita desconfianza a su paso”Mert y yo seguimos caminando por el lugar hasta que tuve que usar las alas de mi espalda para pasar un pequeño lago, fue increíble. Cómo si no pesará nada, como si fuesen parte de mí. Me levantaron sin tambalear. De niña cuando miraba el cielo y observaba las parvadas de pájaros, siempre quise saber que se sentiría volar. Hacer del cielo tu hogar. — Bien, detrás de esos árboles está dónde habitan todos los Ángeles, me acompañarás para llevar el registro y ver en que categoría serás añadida—. Estaba algo nerviosa, todo esto era nuevo, es como si estuviera en otro planeta, uno hermoso por supuesto.En el camino no dejaba de observar a mi alrededor, había un sin fin de Ángeles, tenían alas de todos los tamaños, y de todos los brillos posibles. Llegamos hasta lo que parecía ser un escritorio enorme, estaba lleno de archivos donde todos corrían de un lado a otro con papeles en la mano. La mujer
“Lo imposible dejó de ser a simple vista aquello que no puedes creer, para convertirse en un quizá”Esto debía ser una broma, una maldita broma, me importa una mierda que ella se haya quitado la vida, lo que no logro entender es por qué siento esta culpa eminente dentro de mí. Yo no fui el único culpable, y no debería afectarme ya he matado a personas inocentes antes, sin embargo ella era más que inocente, era pura.No sé exactamente cuánto tiempo llevo golpeando el saco de boxeo, mis pulmones arden y una punzada en los nudillos crece con cada respiro.Veo su rostro en mi mente, esos ojos claros tan bellos, esas pestañas grandes y rizadas al igual que su cabello de un color rubio natural.— Mierda. Eres una tonta. ¡¿Por qué?!Un grito sale de lo más profundo de mi garganta. Tengo los músculos tensos.—No quiero saber que te puso de esa forma, pero debes dejar de golpear al pobre saco, solo te lastimas y con ello el material.— Rig no estoy p
"Eres parte de mi vida desde hoy en adelante, pero yo nunca dije que aceptaba serlo"No tenía la mínima idea de que era esto exactamente, estaba en el jardín que está por el campus. Conforme observaba a mi alrededor me sorprendía más, todo estaba lleno de flores, eran muy bellas, la mayoría de mis compañeros estaban vestidos de negro y sentados uno al lado del otro. Me di la vuelta y recibí la vista de una gran fotografía mía, la recordaba perfectamente, ese día Mónica me empujó por las escaleras y me rompí un brazo, fue haces meses.Mi madre y mi padre, podía verlos desde aquí, sus ojos estaban rojos y sus miradas perdidas.«¿Por qué todos están así?» Esa era la pregunta que realmente me hacía, ya había muerto, ya no estaba más la chica becada, tampoco la mala hermana ni hija.
Lo único que deseaba en estos momentos era alejarme de esa chica, estaba muerta.¿Cómo era capaz de ser mi Ángel?Simplemente era absurdo.Divisé mi vista hacía atrás y ella venía volando, perdí el equilibrio por un momento pero está me empujó para que pudiese seguir con el control.No sabía que pensar, en esos momentos lo único que quería era terminar con la amenaza de Pantom, el muy hijo de puta cree que puede vencerme con malas jugadas, ya lo veremos.Aceleró y me estacionó entre calles, veo de reojo a Dela y está tiene una cara de confusión. No le presto la mínima atención y me dirijo hacia la entrada del local. Uno de los hombres de Pantom me obstruye el paso.—Sal de mi camino.Le gruño pero éste solo ríe hace una seña y tres hombres más se acercan hasta donde estamos.—¿Qué es lo que buscas sólo Eidrian? Lo miro con rabia, sabe que puedo noquear fácilmente a sus matones.—¿Tu jefe cree que puede jugar con
“Es complicado curar nuestras heridas pero siempre habrá alguien dispuesto a sanarlas por nosotros”¿Él me estaba pidiendo disculpas?No comprendía a donde quería llegar, no entendía cual era su objetivo.—¿Qué fue lo que dijiste? —No pienso repetirlo Dela.Sonreí, lo hice porque me sentía mucho mejor interiormente.Me acerqué a Eidrian y por alguna razón una capa de paz me envolvióMe junté aún más quedando a unos centímetros.Estaba nervioso, el ambiente era tenso e inabordable .Una enorme necesidad por tocarlo me evadió por completo, lo roce con las manos y él la aparto drásticamente.—¿Qué fue eso?— me había preguntado lo mismo yo. Repetí la acción durando un poco más.Recuperé un poco de mi fuerza, miré mis manos y estás brillaban más.Fijé la vista en Eidrian el también estaba tan impresionado como yo.—Vuelve hacerlo.Tomé firmemente su mano, brillo, era lo que emanaba
“¿Burlarme de la muerte?, No, no necesito hacerlo, es mi mejor amiga y cuando yo quiero me hace favores”Eidrian Hall.El agua caía por todo mi cuerpo, me sentí relajado de inmediato, simplemente era más que difícil aceptar que en tu habitación te estuviese esperando tu Ángel guardián, y sobre todo ese misterioso individuo fuese la chica que se quitó la vida gracias a ti.Por primera vez en muchísimo tiempo sentí un poco de dolor, no era físico si no emocional. Quería que ella me tuviese rencor, odio, pero al contrario se mostraba serena, como si nada de lo que pasó le haya afectado.Cerré la la llave y salí envuelto en una toalla por la cintura, la busqué con la mirada, estaba viendo mi espejo fijamente. Pero ella no tenía ningún reflejo, en cambio éste me reflejaba mi cuerpo solamente, se di la vuelta y agachó la mirada, no entendí por qué, hasta que recordé como me encontraba, me vestí rápidamente ni siquiera supe la razón por la cual no quería incomod