“Y cada paso que des puede significar un inicio o un final”
«¿Por qué?, ¿ Por qué me preguntaba eso?»
—Mamá, ¿qué quieres decir?
Soné más que insegura cuando hablé, mi madre que estaba fumando un cigarrillo lo tiró a un lado. Nunca fumaba, lo había dejado hace muchísimo tiempo. No lograba descifrar su expresión, ella estaba calmada, pero no apartaba la vista de mí.
—Tu padre nos dejó por tú culpa, tuve que firmar el divorcio o nos quitaría todo.
Me negaba internamente a creer en ello, mi papá no podría hacer eso. Una risa salió de sus labios.
—Si hubieses sido una buena hermana ella seguiría con vida, él estaría aquí y feliz. Destruiste a esta familia—. Algo dentro de mí se rompió, el corazón me dolía.
—Perdón— Susurré. Y en cuanto formulé esa palabra se escuchó un estallido. Mi madre había lanzado un jarrón al suelo y lloraba sin parar.
—Arruinaste nuestras vidas, no quiero verte—. El odio en sus palabras fue tan doloroso, estaba lleno de veneno, y éste terminó de matarme.
Le di una última mirada y corrí hacía mi habitación. Solo lloraba y trataba que mi corazón se calmase. Quería borrar el dolor.
Era imposible, no se exactamente cuanto tiempo pasé entre lágrimas, no fui conciente de nada. El frío de la noche se hizo presente, pero no se comparaba con el frío que sentía mi alma.
Al verme en el espejo sentí lástima, jamás había experimentado éste sentimiento, mis ojos estaban rojos e hinchados, el rostro pálido y notablemente cansado.
¿Porque sigues aquí?
Eidrian, Mónica, sus amigos, mis padres. Todos alguna vez me hicieron preguntar lo mismo, pero nunca me detuve a pensar ¿porque yo sigo aquí?
Respiré profundo, ¿cómo seguir cuando estás así de rota?, sonreí tristemente mientras veía mi reflejo, aquella chica que un día fue feliz, que no le importó desvelarse y estudiar hasta el cansancio para obtener una beca y salir adelante, ahora su mirada estaba perdida, sus ojos ya no brillaban, me había dado por vencida.
Me lavé la cara en el baño, al salir bajé al viejo y pequeño sótano de la casa, todo estaba en silencio, cuando cruce la sala vi a mi madre beber y fumar mientras sostenía un retrato de ella y mi padre en la playa.
Abrí la puerta y bajé los pocos escalones que daban hacía el interior, busqué entre las viejas cajas aquel objeto que recordaba. Esperaba que siguiese aquí. De no estarlo, quizá lo tomaría como una señal de la vida.
Después de mover algunas cosas encontré lo que buscaba, pequeñas y fugaces memorias llegaron ante mis ojos, aquellos viajes de campo, las cabañas y otros lugares que habíamos visitado, pero ningún buen recuerdo fue tan poderoso para borrar la idea de mi mente.
Regresé a mi habitación con la soga en mis manos. La colgué en un inservible ventilador que yacía en el techo.
Hice algunos nudos y estaba listo. No me preocupé por escribir alguna carta, por llamar a algún amigo o de más, ya nada tenía sentido, y ya no tenia a nadie. Esto era lo mejor para mí. Para todos.
Observé por última vez mi habitación y sobre todo la ventana que rutinariamente abría por las noches, lo hacía porque tenía la sensación de que todos mis males y preocupaciones escapaban por allí. De este modo me dejaban descansar, aunque por el día, entraban de nuevo.
Con ayuda de un banco quedé a la altura de la soga, la pasé por mi cabeza hasta que apretó la parte media de mi cuello.
Tomé el valor que nunca tuve. El que pude haber usado para detener a quienes me insultaban, el que pude haber usado para enfrentarme a la vida, a mis padres. Me impulse, dejé a un lado el banco, la gravedad me arrastró al suelo, sin embargo no alcanzaba a tocarlo, mis pies ya no tocaban ninguna superficie, se hizo una gran presión en mi garganta, el aire no me llegaba a los pulmones, luego de un rato sentía como mis ojos ardían, a la misma vez que mi garganta, la falta de oxígeno era irremediable, mis piernas pataleaban tratando de encontrar un centro de apoyo, pero éste nunca llegó. Sentía una sensación sofocante, horrible.
Mi corazón que ahora podía escucharlo débilmente como pitidos de auxilio iba más lento, y con un solo pensamiento de paz, la vista se fue convirtiendo en una capa de nostálgicos recuerdos siendo borrosamente arrancados por éxtasis de la muerte, llegó un instante, un segundo en el que dejé de sentir, en el que supe que la vida se me iba de las manos y así fue. Dejé de respirar, el corazón dejó de latir así como mi estadía en el mundo de los vivos había terminado esa noche, donde mis ojos se cerraron a la vista de la luna.
Muchos miran la muerte como el final de todo, pero quizá no es así, quizá el final solo es el comienzo de algo nuevo, de algo que para nosotros, es difícil de entender, de percibir, de comprender.
Sentía una brisa ligera y suave teñir las facciones de mi rostro, era una sensación de miles de caricias. Abrí mis ojos pero los cerré al notar una luz muy parecida a los rayos del sol cubrirme. Me puse de pie sintiéndome más ligera y algo aturdida. Estaba en un lugar extraño, no supe como llegué o aparecí, pero en el fondo sabía que ya no estaba viva. Me sentía tranquila, en paz, algo que en mucho tiempo no había familiarizado con mi existencia.
—Dela—. Una voz delicada y que pareciese invisible murmuró mi nombre poniéndome alerta, traté de buscar de donde provenía pero todo a mi alrededor estaba en soledad, era un lugar blanco pero había árboles pequeños cubiertos de hojas verdes.
Extrañamente hermoso.
—Por aquí Dela— Volví a escuchar esa voz ahora más cercana. Me giré en un rápido movimiento topándome con una mujer extremadamente hermosa, su cabello era corto y de un color rubio casi blanco, sus ojos claros, brillantes tal cual dos estrellas en la cima del cielo de la noche, con facilidad me sacaba una cabeza más de altura, baje la mirada observando su vestuario, traía consigo un vestido de tono marfil justo arriba de las rodillas con encaje en las mangas que cubrían sus largos brazos.
—¿Quién eres?, ¿Y en dónde estoy?—Musité observando una vez más a mi alrededor.
—Tranquila, estás en el sitio correcto, ahora acompáñame te mostraré cual será tu deber de Ángel— Fruncí el ceño.
«¿De ángel?»
Eso quería decir que efectivamente estaba muerta.
—No tengas miedo, todos al principio te sentirás confundida, tu cuerpo se acostumbrará.
Cuando llegué hasta dónde se encontraba, porque realmente caminaba muy rápido, me dejó ver un bulto en su espalda. Abrí mis ojos con asombro, pareció que notó la tensión. En mis huesos. Me miró sonriendo y expandiendo lo que eran dos enormes y hermosas alas.
—Tú también tienes las tuyas, como te dije, te acostumbrarás a ellas y ellas a ti— Abrí mi boca en una ligera “o”. Respiré profundo concertándome en mi cuerpo.
Alas
Miré detrás de mi espalda y así era, tenía dos alas no tan grandes como las de ella pero brillaban aun más, no sentía ningún peso o incomodidad.
—El brillo refleja tu pureza, y tu eres sumamente pura es por ello que brillan de esa forma— Se adelantó a decir. Asentí, me dio la mano y la tomé.
—Supongo que ahora las cosas cambiarán ¿no?— solté con algo de nostalgia, con algo de temor.
—Así es, el destino escogerá cuál será tu habilidad y estadía, por cierto mi nombre es Merteer, soy la encargada de guiar a los nuevos Ángeles, me es un placer darle la bienvenida al jardín del Edén.
Había descubierto que los Ángeles si existían y no solo eso, ahora yo era uno de ellos.
En el fondo de mi ser existía una gota de arrepentimiento, misma que se convirtió en una lágrima la cuál quité rápidamente. Lo hecho esta ¿no? Era momento de aceptarlo, di un paso hacia adelante dejando atrás todo aquello que me hirió, porque ahora yo, estaría bien. Y trataría de sanar.
La duda de lo que pasaría luego, aún estaba allí.
“Ten cuidado cuando te dejas llevar por un impulso, no todos saben controlarlos”Respiré con pesar cuando la chica de cabellos rubios se fue corriendo, si bien no era mi intención herirla tanto, solo quiero que se largue de éste instituto de una vez por todas, así ella se ahorra humillaciones y yo tener que aguar la fachada de acosador y sobre todo a Mónica.Entramos a clases, todo fue más que aburrido, la morena no dejó en ningún momento de mandarme notitas. Es realmente fastidiosa, ni siquiera se porque sigo con ella.Después de clases subo a mi motocicleta y arranco a mi casa.La vibración del celular interrumpe mi camino, sacó el móvil de la bolsa trasera de mi pantalón y contesto.—Tienes una pelea hoy a media noche en el mismo lugar— Era Rigerth de nuevo.—Allí estaré— . Aclaro y sin decir nada más, cuelgo. No tenia tiempo ni el interés como para preocuparme en ver quién sería mi contrincante. Yo era el ganador siemp
“Lo más difícil es confiar en alguien que grita desconfianza a su paso”Mert y yo seguimos caminando por el lugar hasta que tuve que usar las alas de mi espalda para pasar un pequeño lago, fue increíble. Cómo si no pesará nada, como si fuesen parte de mí. Me levantaron sin tambalear. De niña cuando miraba el cielo y observaba las parvadas de pájaros, siempre quise saber que se sentiría volar. Hacer del cielo tu hogar. — Bien, detrás de esos árboles está dónde habitan todos los Ángeles, me acompañarás para llevar el registro y ver en que categoría serás añadida—. Estaba algo nerviosa, todo esto era nuevo, es como si estuviera en otro planeta, uno hermoso por supuesto.En el camino no dejaba de observar a mi alrededor, había un sin fin de Ángeles, tenían alas de todos los tamaños, y de todos los brillos posibles. Llegamos hasta lo que parecía ser un escritorio enorme, estaba lleno de archivos donde todos corrían de un lado a otro con papeles en la mano. La mujer
“Lo imposible dejó de ser a simple vista aquello que no puedes creer, para convertirse en un quizá”Esto debía ser una broma, una maldita broma, me importa una mierda que ella se haya quitado la vida, lo que no logro entender es por qué siento esta culpa eminente dentro de mí. Yo no fui el único culpable, y no debería afectarme ya he matado a personas inocentes antes, sin embargo ella era más que inocente, era pura.No sé exactamente cuánto tiempo llevo golpeando el saco de boxeo, mis pulmones arden y una punzada en los nudillos crece con cada respiro.Veo su rostro en mi mente, esos ojos claros tan bellos, esas pestañas grandes y rizadas al igual que su cabello de un color rubio natural.— Mierda. Eres una tonta. ¡¿Por qué?!Un grito sale de lo más profundo de mi garganta. Tengo los músculos tensos.—No quiero saber que te puso de esa forma, pero debes dejar de golpear al pobre saco, solo te lastimas y con ello el material.— Rig no estoy p
"Eres parte de mi vida desde hoy en adelante, pero yo nunca dije que aceptaba serlo"No tenía la mínima idea de que era esto exactamente, estaba en el jardín que está por el campus. Conforme observaba a mi alrededor me sorprendía más, todo estaba lleno de flores, eran muy bellas, la mayoría de mis compañeros estaban vestidos de negro y sentados uno al lado del otro. Me di la vuelta y recibí la vista de una gran fotografía mía, la recordaba perfectamente, ese día Mónica me empujó por las escaleras y me rompí un brazo, fue haces meses.Mi madre y mi padre, podía verlos desde aquí, sus ojos estaban rojos y sus miradas perdidas.«¿Por qué todos están así?» Esa era la pregunta que realmente me hacía, ya había muerto, ya no estaba más la chica becada, tampoco la mala hermana ni hija.
Lo único que deseaba en estos momentos era alejarme de esa chica, estaba muerta.¿Cómo era capaz de ser mi Ángel?Simplemente era absurdo.Divisé mi vista hacía atrás y ella venía volando, perdí el equilibrio por un momento pero está me empujó para que pudiese seguir con el control.No sabía que pensar, en esos momentos lo único que quería era terminar con la amenaza de Pantom, el muy hijo de puta cree que puede vencerme con malas jugadas, ya lo veremos.Aceleró y me estacionó entre calles, veo de reojo a Dela y está tiene una cara de confusión. No le presto la mínima atención y me dirijo hacia la entrada del local. Uno de los hombres de Pantom me obstruye el paso.—Sal de mi camino.Le gruño pero éste solo ríe hace una seña y tres hombres más se acercan hasta donde estamos.—¿Qué es lo que buscas sólo Eidrian? Lo miro con rabia, sabe que puedo noquear fácilmente a sus matones.—¿Tu jefe cree que puede jugar con
“Es complicado curar nuestras heridas pero siempre habrá alguien dispuesto a sanarlas por nosotros”¿Él me estaba pidiendo disculpas?No comprendía a donde quería llegar, no entendía cual era su objetivo.—¿Qué fue lo que dijiste? —No pienso repetirlo Dela.Sonreí, lo hice porque me sentía mucho mejor interiormente.Me acerqué a Eidrian y por alguna razón una capa de paz me envolvióMe junté aún más quedando a unos centímetros.Estaba nervioso, el ambiente era tenso e inabordable .Una enorme necesidad por tocarlo me evadió por completo, lo roce con las manos y él la aparto drásticamente.—¿Qué fue eso?— me había preguntado lo mismo yo. Repetí la acción durando un poco más.Recuperé un poco de mi fuerza, miré mis manos y estás brillaban más.Fijé la vista en Eidrian el también estaba tan impresionado como yo.—Vuelve hacerlo.Tomé firmemente su mano, brillo, era lo que emanaba
“¿Burlarme de la muerte?, No, no necesito hacerlo, es mi mejor amiga y cuando yo quiero me hace favores”Eidrian Hall.El agua caía por todo mi cuerpo, me sentí relajado de inmediato, simplemente era más que difícil aceptar que en tu habitación te estuviese esperando tu Ángel guardián, y sobre todo ese misterioso individuo fuese la chica que se quitó la vida gracias a ti.Por primera vez en muchísimo tiempo sentí un poco de dolor, no era físico si no emocional. Quería que ella me tuviese rencor, odio, pero al contrario se mostraba serena, como si nada de lo que pasó le haya afectado.Cerré la la llave y salí envuelto en una toalla por la cintura, la busqué con la mirada, estaba viendo mi espejo fijamente. Pero ella no tenía ningún reflejo, en cambio éste me reflejaba mi cuerpo solamente, se di la vuelta y agachó la mirada, no entendí por qué, hasta que recordé como me encontraba, me vestí rápidamente ni siquiera supe la razón por la cual no quería incomod
“Empezamos juntos, terminaremos juntos”Eran miles de sensaciones, emociones y recuerdos juntos, sentí dolor, era un dolor inmenso, un dolor emocional y no físico.Tenía el impulso de ver su pasado, de entenderlo mejor, sobre todo saber por qué era tan agresivo, y se había convertido en ese chico peligroso y desafiante. Todos tenemos una historia un por qué en nuestra vida.No lo pensé dos veces, me aproximé hasta dónde se encontraba y lentamente coloqué mi mano extendida sobre su pecho, sentí su corazón latir, lo miré directamente a los ojos.Escena tras otra, recuerdo tras otro, todo en un mismo nivel, todo al mismo tiempo. Fue como si hubiese leído un libro de física con quinientas páginas en menos de un minuto. Era una sensación horrible. De repente un recuerdo duró más tiempo que los otros, éste era más grande, con más sentimiento y una energía triste. Era un niño frente a una mujer recostada en una cama, alrededor de éste solo percibía arrep