¿Se lo esperaban? Vamos llegando a la ronda final, de esta historia. L@s leo.
Nadie en la sala se atrevía a decir una sola palabra. Todos tenían una mezcla de ideas que no tenían forma de ordenar. Denver se quitó los lentes y se levantó sin mediar palabra, Bishop se alejó de la silla donde se encontraba, la subdirectora no sabía ni siquiera a donde mirar, mientras Kael tenía grandes ganas de asesinar a Teagan. Podía sentir como la sangre corría entre sus dedos, sin embargo, solo pudo evocar sus días en Sintra. “—Envía a este lote al puerto, Cassian. Ellos irán a su etapa final y necesito que salgan hoy mismo— Boris lo hizo seguirlo por el extenso pasillo hasta los helicópteros—. Vas a estar frente al jefe por la mañana para recibir a los que reemplazarán a este grupo. Ese privilegio lo tendrás solo tú, por ahora. —¿Qué hice para ganarme tal honor? —el agente camufló su ironía, caminando con las manos en la espalda. —Agradece haber ganado tu nombramiento, cabrón— se giró hacia él—, pero no olvides los rangos. Entrenador no es menos que estudiante. —El helic
—Se lo planteé a Bishop, él lo consultó contigo y dos agencias más y la CIA dijo que sólo eran réplicas— Denver jamás echaba en cara los sacrificios, porque todos habían hecho peores que eso, pero la frustración y el enojo lo pusieron al limite. Mientras Natalia comprendió porqué dijo que había sido por el trabajo. Atila se puso a la defensiva, mientras Kael sólo veía la escena evaluando su próximo movimiento. —Pero no lo eran. No lo fueron jamás. —culminó furioso contra los agentes de la CIA. —No tenía comunicación con nadie. Buscamos por todas partes y no encontramos nada que las ligara a él. —mencionó el director de la otra agencia. —Estaba limpio en cuánto a nuestra investigación se refería. Obtuvimos información que ayudó al comando inglés, italiano y francés. El comando Alfa desmanteló una red mayor en Reino Unido porque sus datos nos llevaron a autorizar esa misión hace dos años. El comando Delta obtuvo… —¿Es lo que te repites para no sentir culpa, Teagan? —La voz del
—Contacta al Coronel de las fuerzas especiales mexicanas, al general de la fuerza naval brasileño y al sargento que trabajó conmigo en fuego fatuo—, ordenó Kael con la vista en la pantalla. —En un momento hago comunicación con ellos, Mayor. —Helena le pasó los nombres a Norma, la cuál se apresuró a buscar los contactos, aunque en poco tiempo Teagan tenía preguntas sobre ello. —No creo que involucrar a esta gente nos traiga más beneficios —exclamó mediante la comunicación. Lina bailaba mientras cocinaba, en lo que Kael trataba de concentrarse. —Dije a mi modo, sin cuestionamientos, pero esto lo voy a responder por si no se te ocurre considerar en lugar de preguntar—, se dio la vuelta para dejar de verla. —Las redes de tráfico de Oleg se movían por esos países y estos tipos, pese a lo temperamentales, pudieron interceptar grandes cargamentos en su tiempo. Si fueron activadas, ellos deben tener información. —Creí que buscarías a Boris Orlov —planteó Mylo Teagan. —¿Quién dijo que
Los ojos de Boris se movían en las pruebas de lo que había escuchado. Tuvo una esperanza de que fuera una equivocación, tal vez era su deseo de no volver a salir tan pronto a la luz. La tranquilidad no tenía esa esencia antes y ahora la quería conservar, pero todo parecía estar en contra de ello. No les parecía suficiente saber de lo que era capaz alguien cómo, debían volver a provocarlo. Al no planificar algo cómo solía hacerlo, no salía como deseaba. Pero alguien estaba imitando al imperio negro, alguien con poco cerebro, porque eso solo acabaría con él arrancando su columna vertebral con sus manos y unas tenazas. —Rex acaba de llegar, señor —avisó Yslen desde la puerta, ni siquiera asomó el rostro, esperando que no hiciera pregunta alguna sobre cómo iba la búsqueda. —Hazlo pasar, busca un reemplazo con las mismas capacidades del hacker anterior y cierra la puerta —tampoco él la vio, optando por cerrar todas las carpetas con imágenes que apoyaban la teoría de Vael. La mujer agr
—Diga —atendió la llamada de Denver para dejar de verlas, jugando a la vez con la cadena gruesa que tenía dos figuras circulares que hacía que no se pudiera abrir del todo. —Tu nombre está en los medios —avisó con la nota que le envió. Kael veía su rostro plasmado en un periódico, haciendo mención a la supuesta burla que hacían algunos agentes con tener una placa. No aseguraba que había vuelto, sólo conjeturas de un mitomano que habían entrevistado para resaltar uno de los casos más importantes del FBI. “Operaciones oscuras de la agencia”, en las que él se veía implicado, resaltando el cambio de identidad al que estaban dispuestos a dar para cometer crímenes. —El mismo idiota de siempre. Quiere atención y si me cansa se la daré— indicó cambiando el teléfono de mano para guardar la cadena en el bolsillo de su pantalón. —Lee el párrafo seis —Kael ubicó el fragmento hasta llegar a la parte que suponía que se refería el director. “…cuerpos que aparecen en la morgue y desaparecen hora
Boris esperaba impaciente enfocándose en otros asuntos, mientras su esposa descansaba frente a la alberca. Casey comía una hamburguesa rogando internamente que a quién buscaba dejara de esconderse. Egoísta o no, de eso dependía su vida. —Está abordando un avión hacia Manhattan en este momento, señor—, avisó Rex con un periódico entre las manos y la espalda apoyada en una de las sillas, siendo uno más de los ignorados por todos. —Al parecer tiene prisa, porque eligió el que está por salir en unos minutos. —Sube al mismo vuelo— dispuso el portugués. —No le quites los ojos de encima. Si no sabe que estoy aquí, ¿a quién busca si su familia está en Lisboa? —¿Me encargo de ellos? —Ella sabía la ley de oro. Envía a tus hombres, pero nadie va a hacer nada hasta que mi orden no llegue—, Audrey marcaba un libro con pequeñas notas y esa fue su distracción momentánea. —Sin alboroto, Rex. Odio el desastre cuándo no es controlado. Se dedicó a hablar con sus cazadores de confianza durante l
—Por experiencia le digo que va a desquitarse. —murmuró Yago con la mirada llena de dolor, pero debía seguir hablando para mantenerse consciente. —Es una Crown, no tienes que decirme eso. Mi madre siempre decía que es más fuerte la determinación de una mujer que la mentalidad de un hombre y ella tiene ambos—, miró a través de la ventana. —No me sorprendería que me esté cazando. —Recibí el correo sobre el submarino, —llamó su atención— lo revisé con los datos que Yslen envió y fue ella quién lo hizo. Boris se giró en su puesto, había algo en su mirada cuando fijó los ojos en Yago. No era miedo ni desconcierto, sino una comprensión repentina y clara de lo que se había gestado. Su mandíbula se tensó por un momento, pero rápidamente recuperó la compostura, manteniendo una expresión neutral. —Me está cazando. Esa sangre es buena haciendo eso—, exhaló. —Creo que lo mejor será prepararme para lo que viene. Una jodida guerra en la que es mejor sacar mis mejores defensas. —¿No pensará e
Teagan mostraba con orgullo ante todos que había sido capaz de capturar a uno de los criminales más buscados de la década. Junto con otros agentes que custodiaban al portugués que llevaba unas esposas en las manos. El elevador los llevó hacia el sexto piso, en donde la mandíbula de muchos se descolgó al darse cuenta de la presencia del hombre que veía al frente en todo momento. Una sola vez se movieron sus ojos y un frío recorrió a todo mundo. —¿Qué hicieron con las víctimas? —Están siendo llevadas a un hospital para ser atendidas, luego serán interrogados —le informó uno de sus agentes. Teagan empujó la puerta, sentándolo a las malas, mientras lo limitaba con las cadenas adheridas a la mesa de acero en el centro de esa sala. El ruido del tren que circulaba afuera le dio un indicio de dónde se encontraba. Calculaba todo referente a ello con sólo agudizar su oído. —Esta vez las cosas no serán como las quieres, Orlov—, espetó saliendo del lugar para regresar un minuto después c