Capítulo 38: Una confesión

Kerrie y sus hermanos se encontraban en la casa de Hudson. Una casa que él había comprado hace un tiempo y no usaba, según las palabras de Luther. Luego de que aquella noticia se disparara por redes sociales, la prensa se volvió loca. Por suerte, Luther fue capaz de sacar a sus hermanos de la casa sin que esta lo notara. Kerrie se sentía mal por tener que huir de la prensa junto con sus hermanos, quienes no eran responsables de absolutamente nada.

―Esto es genial. ― Molly y Dylan admiraban la enorme pantalla plana que se ubicaba en uno de los muros de la sala. ―¿Podemos ver películas en línea?

―Claro, vean lo que sea que su hermana les permita ver. ―Hudson le dio el control remoto a Dylan y luego junto con su hermanita tomaron asiento en el sofá.

Kerrie los veía a una distancia prudente desde la mesa de la cocina. Se sentía culpable, se sentía enferma y preocupada. Todo esto se estaba volviendo una total locura no solo para ella, si no que también para sus hermanos. Agradeció a Hudson
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