―¿Te encuentras mejor? ―La joven miraba la mesa mientras pensaba en muchas cosas. Era la segunda vez que se dejaba vencer de esta forma frente a Hudson.―Eso creo. ― El muchacho jugueteó con el seguro del botiquín y luego suspiró.―Mi padre asesinó a mi madre. ―Kerrie lo miró con los ojos bien abiertos. Hudson seguía jugueteando con el seguro. ―Tenía ocho años, a nada de cumplir nueve, cuando mi padre decidió llenar nuestro pequeño cuarto de monóxido. Desperté debido a una pesadilla, sin embargo, estaba fuera de mí. Vi a mis dos padres ahí acostados, mi madre no respiraba, el carbón se quemaba al lado de papá. ―Kerrie escuchó cómo se le quebraba la voz mientras le contaba aquella tragedia. ―Mi mamá tenía muchos sueños y mi padre muchas deudas. El creyó que lo mejor era que muriéramos los tres, pero sabes, yo no fui en contra de sus deseos. ―Los brazos de ella lo rodearon con fuerza. Hudson dejó de jugar con el seguro, se quedó quieto. Ella intentaba transmitirle que todo estaría bien,
Los labios de Hudson estaban sobre los de ella. No sabía qué hacer al respecto. Estaba segura de que hubo algo de tensión entre ellos al estar cerca, pero ahora, su mente estaba en blanco. Hudson se alejó de ella y la miró avergonzado. ―Dios… Kerrie yo… ah…lo siento. ―Parpadeó varias veces intentando comprender qué era lo que había sucedido hace tan solo unos segundos. Se quedó ahí sentada mientras Hudson se alejaba un poco de ella. ¿Por qué huía él de ella si fue él quien la besó? Eso la fastidió un poco. ―Hudson. ―¿Sí? ―Sonó más alterado de lo normal. ―¿Qué fue eso? ― Lo miró con el ceño fruncido. Hudson suspiró y su semblante se volvió más serio. ―Yo… ―Creo que hay alguien adentro. ―La voz de un policía interrumpió su conversación. Kerrie tomó la mano de Hudson y tomó los documentos que pudo antes de salir hacia la salida trasera. Corrieron las escaleras con fuerza hasta el tercer piso y ya al abrir la puerta vieron su salida. Corrieron pasando entre la gente y se alejaron aun
―Te veo muy callada. ―Kerrie miró a Hudson y sonrió levemente. No se había dado cuenta que había estado en silencio pensando en las duras palabras de Hudson.―Solo… estoy cansada.―¿Quieres que te lleve a casa? ― Sus ojos verdes la miraron con preocupación. Tragó nerviosa pensando en que se estaba sintiendo mal por un chico que ni siquiera le gustaba. Ciel había sido tan amable de traerla a almorzar y ahora ella lo había arruinado.―Terminemos de comer, no te preocupes.―¿Segura?―Sí, segura. ― Mostró una pequeña sonrisa y luego siguió comiendo.―Por cierto, fue un alivio que llevaran disfraces, no seles puede reconocer la cara en las cámaras.―Es un alivio.―¿Cómo los atraparon?―Una de las cajas se cayó, supongo que el ruido fue muy fuerte.―¿Una de las cajas se cayó? ―Parecía sorprendido.―Si bueno, creo que un fantasma nos ayudó. ―El muchacho abrió los ojos de par en par y ella no pudo evitar soltar una pequeña carcajada. ―Descuida, no van a espantarte si es loque te preocupa.―No
Kerrie se encerró en la biblioteca. Hudson estaba trabajando y sus hermanos no regresarían hasta las cuatro. Tenía tiempo suficiente para poder comenzar a analizar la pista del caso R.E.D. Al sacar las hojas de la carpeta comenzó a leer. Se dio cuenta que se trataba de un robo, y no cualquiera, uno masivo.Según la información, se trataba del concierto de R.E.D. una banda local que tocaría en un Pub donde cabían al menos unas cien personas. El público en su mayoría se trataba de chicos entre 18 y 28 años. Según los testimonios el concierto había comenzado sin incidentes, de pronto un chico comenzó a hacer escándalo. Algunos decían que parecía drogado, este fue sacado del lugar por la seguridad del Pub. Lugo de eso el concierto siguió. Cuando terminó fue el momento en que todos notaron que les habían robado. Increíblemente ninguno había salido ileso, los bolsillos de sus chumpas, sudaderos o jeans se encontraba rasgados justo de la parte de abajo. Se llevaron desde una goma de mascar h
El concierto continuó sin inconvenientes. Kerrie y Hudson aun cuando no conocían las canciones brincaban y gritaban junto al público. Se olvidaron por un momento de los fantasmas, de los asesinos, de las responsabilidades y de sus pasados. Simplemente eran dos jóvenes disfrutando de la música.Kerrie incluso había tomado la mano de Hudson para que alzara sus brazos y la acompañara en el vaivén del ritmo. Fue un momento mágico. Kerrie sintió las suaves palmas de Hudson pegadas a las suyas y electricidad recorrió su cuerpo. Al sentir eso, se detuvo y miró a Hudson. El muchacho no tardó en devolverle la mirada, aun cuando aquella peluca de cabello negro y gorra lo cubrían, no podía evitar verlo igual de apuesto.Ese momento fue como si el mundo se detuviera a su alrededor y la música de los Edson resonara al fondo. Hudson la miró, analizó cada detalle de su rostro mientras el corazón de Kerrie latía con fuerza. Entonces hizo algo que nunca creyó hacer. Su mirada cayó en los labios de Hu
Una vez en casa, ambos jóvenes tomaron asiento en el sofá de la sala. Hudson se había deshecho de su peluca y gorro, además de su chaqueta. Kerrie se sentía ofuscada, tenía demasiadas dudas que no podía con tanto. ¿Qué tenía que ver R.E.D. con los robos? ¿Quién fue el culpable de eso? ¿Dónde estaba Harry Owens ahora? ¿Y cómo era posible que muriera la gente de ese incidente sin que nadie lo notara?―¿Estás bien? ―Hudson la regresó a la realidad. La chica asintió levemente mientras se recostaba en el sofá.―Hay demasiadas incógnitas Hudson y es obvio que nuestras vidas están en peligro.―Lo sé. Creo que no deberíamos seguir con esto Kerrie yo…―No, si no lo hacemos nosotros no solo destruirá tu carrera. Hudson, esa cosa te asesinará. No hablamos solo de una persona malvada, hablamos de algo más allá que nosotros no comprendemos. Desde que decidimos buscarlo nos pusimos en peligro sin saberlo. Tiene en la mira a quienes nos rodean y… ―Kerrie comenzó a sentirse aterrada. Pensó en sus her
―Entonces, ¿quieres un perfil de quienes entraron a ese lugar en 1985, precisamente del 4 de septiembre? ―Kerrie hizo una mueca sabiendo que eso no sonaba lógico.―Sé que es algo muy específico Patrick, pero necesito saber si esas personas murieron en verdad.―Bien, dijiste que encontraste la carpeta en el estante 6 al final del archivero ¿no? ―Kerrie asintió.―Los perfiles deben estar ahí, aunque no todos.―¿Es eso un sí? ―El hombre la miró y luego asintió.―Haré lo posible. ―Kerrie sonrió ampliamente. Eso le quitaba un peso de encima.―¡Mira Kerrie Eduard hace burbujas con su saliva! ―Patrick y Kerrie miraron al pequeño niño en su carriola el cual se encontraba haciendo el espectáculo para sus hermanos. Patrick soltó una pequeña carcajada y luego con un pañuelito limpió la boca de su hijo.―Es un niño muy lindo. ―Kerrie le apretó suavemente las mejillas. ―¿Qué otras palabras ya dice?―Muchas, ¿no es así Ed?―¡Sí! ―exclamó aplaudiendo. Molly sonrió ampliamente.―¿Puedo cargarlo? ―Pre
Ciel se presentó en la puerta unos días después de la charla que tuvo Kerrie con Patrick. El joven llevaba los perfiles que ella necesitaba. Al abrir la puerta lo dejó pasar. Estaba sola en casa debido a la hora. Lo dejó pasar y ambos tomaron asiento en el comedor. Kerrie le ofreció un vaso con agua y luego se sentó frente a él.―¿Y?―Son varios perfiles. ―Le pasó las hojas mientras ella las observaba. ―Patrick me comentó lo que descubrieron. ¿No crees que es una locura?―Eso lo veremos. ―Kerrie buscó su computadora y luego comenzó a insertar los nombres de la lista en el internet. El primero Ed Harrison, 30 años, asesinado por un asalto. El segundo, Victor Vega, 28 años, suicidio. Tercera, Anna Kellson, 39 años, sobredosis. Y la lista seguía. Cada uno de esos hombres y mujeres habían muerto. Al llegar a la mitad de la lista, la puerta se abrió y Hudson entró junto con Luther. Cuando Kerrie los miró ambos se veían confundidos. Luther miró a Hudson e hizo una mueca.―Hola Kerrie.―Hola