Ciel se presentó en la puerta unos días después de la charla que tuvo Kerrie con Patrick. El joven llevaba los perfiles que ella necesitaba. Al abrir la puerta lo dejó pasar. Estaba sola en casa debido a la hora. Lo dejó pasar y ambos tomaron asiento en el comedor. Kerrie le ofreció un vaso con agua y luego se sentó frente a él.―¿Y?―Son varios perfiles. ―Le pasó las hojas mientras ella las observaba. ―Patrick me comentó lo que descubrieron. ¿No crees que es una locura?―Eso lo veremos. ―Kerrie buscó su computadora y luego comenzó a insertar los nombres de la lista en el internet. El primero Ed Harrison, 30 años, asesinado por un asalto. El segundo, Victor Vega, 28 años, suicidio. Tercera, Anna Kellson, 39 años, sobredosis. Y la lista seguía. Cada uno de esos hombres y mujeres habían muerto. Al llegar a la mitad de la lista, la puerta se abrió y Hudson entró junto con Luther. Cuando Kerrie los miró ambos se veían confundidos. Luther miró a Hudson e hizo una mueca.―Hola Kerrie.―Hola
―La madre de Johnson y la novia del chico vinieron por el cuerpo hasta tres días después debido a que no habían descubierto quién era el muchacho. ―Patrick tomó un trago de cerveza. Kerrie miró a Hudson con una mueca. El hecho de que su amigo estuviera bebiendo, no era buena señal. ―Se los dimos en bandeja de plata por así decirlo. El jefe de policía de West Land, Nico Nott, nos dijo que nos mantendría al tanto del entierro, además de que la investigación de su asesinato continuaría.―¿Y qué han descubierto hasta el momento?―No mucho, era un chico tranquilo, profesor de matemáticas en la secundaria Lebel West. Era muy querido por sus amigos y también por su familia y pareja. Un muchacho ejemplar.―¿Por qué alguien querría asesinarlo? ―Hudson tenía un punto. ¿Por qué querrían hacerle daño a un joven ejemplar?―No lo sé. Lo que logramos averiguar con la madre es que desaparecía de vez en cuando por las noches y luego volvía como si nada. Ella creyó que andaba en drogas, pero jamás se c
Necesitaba calmarse. ¿Por qué diablos se sentía tan molesta? Bueno, ella lo había rechazado. De palabra. Sus acciones eran contradictorias. Incluso se habían besado, pero eso no significaba nada, al menos no en el idioma de los chicos desde su perspectiva.Era frustrante porque nunca había tenido una relación con alguien. Era difícil comprender las señales y luego de lo sucedido la noche anterior con Patrick… simplemente se sentía mal. Por eso decidió salir hacia el pasillo. Una vez fuera vio las gradas que daban al segundo nivel y ni lo pensó dos veces para subirlas. Era en forma de caracol y en el descanso había una ventana. Se quedó ahí viendo hacia la calle o lo que podía ver en ella. Automóviles pasando, peatones, vivos, muertos. Solo esperaba que no alcanzaran a ver que ella podía verlos.Suspiró y pasó sus manos sobre sus ojos cuando escuchó que alguien la llamaba. Al alzar la vista se encontró con Ciel.―¿Qué haces aquí? ―El chico rio ante la pregunta de la joven. Se apoyó en
―¡Te volviste loca, Kerrie! ―Hazel le quitó su refresco. ―¿Cómo se te ocurre irte así del teatro?―¡Estábamos preocupado! ―Dante también se veía enfadado. Kerrie los miró a ambos y simplemente suspiró.―No suspires así nada más. ¿Por qué huiste así del teatro? Y luego nos llamas para decirnos que estás aquí en la cafetería del centro como si nada hubiera pasado.―Discutí con Hudson. ―Los dos la miraron.―¿Discutir? ¿Sobre qué? ―A Kerrie le causaba vergüenza admitirlo, pero había estado celosa.―Tonterías sin sentido. ―Iba a tomar su bebida, pero Hazel no lo permitió.―Kerrie…―Ahh. ―Colocó sus manos sobre la mesa. ―Bien yo… bueno… creo que estaba celosa y le dije tonterías y luego le pregunté por qué yo le gustaba y eso. ―Kerrie hizo una mueca y luego miró a sus amigos quienes se veían preocupados y al mismo tiempo disgustados.―Dios Kerrie. ―Dante suspiró.―Amiga, no deberías ser tan insegura. Escucha, entiendo… ―miró a Dante. ―Bueno entendemos tu punto de vista y todo linda, pero Hu
La semana pasó y casi no vio a Hudson. El muchacho se iba temprano y regresaba cuando ella ya dormí. Sin embargo, era mejor para ella porque no sabía cómo enfrentarlo.―¿No irás hoy al teatro? ―Hazel se paró a su lado mientras caminaban hacia la salida.―No lo creo. Luther no me ha dicho nada.―Qué lástima. ―Hizo una mueca. ―Quería ver al hermoso chico de tatuajes. ―Kerrie sonrió divertida ante el comentario de su amiga. ―Por cierto, ¿aun no te habla Hudson?―Metí la pata Hazel.―Igual no es razón para ignorarte.―Me está evitando. No es que me ignoré por completo. Lo vi esta mañana y me saludó, pero ya iba de salida.―Está molesto entonces. ¿Has intentado disculparte?―No. ―Hazel suspiró.―Ay amiga. Los dos son tal para cual, unos idiotas inmaduros. ―Kerrie le dio un golpe en
Kerrie trató de lucir lo más calmada posible. Cuando besó a Hudson mientras él estaba ebrio, no estaba en sus cabales, evidentemente. Pero el sentimiento, el ambiente todo jugó en su contra y ahora estaba avergonzada. ¿Qué pasaría si él recordaba todo? ¿Y sí se lo echaba en cara? ¿Y si le decía que no le había gustado? Eso le carcomió la cabeza el resto de la noche hasta que se quedó dormida. Claro que le cobró factura porque despertó cuando dieron las doce del mediodía. Se levantó de su cama y corrió hacia el cuarto de Hudson encontrando al muchacho aun medio dormido. No quería molestarlo, así que decidió ir a hacer algo de comida.Casi una media hora más tarde, Hudson bajó las gradas con una cara de pocos amigos. Sin embargo, cuando vio a Kerrie se le iluminó un poco.―Has despertado.―Sí, buen día.―Buenas tardes. ―Entrecerró los ojos al sonreír y luego asintió. ―Claro, es mediodía. ―Se ubicó a su lado sintiendo el aroma a avena. Tenía hambre. Lo raro era que no se sentía mal a pes
Al llegar a tierra firme Kerrie se sintió libre. Debía ser honesta, viajar en avión no era una de las mejores opciones. Había sentido que su estómago se hacía pequeño con cada minuto que pasaba. Aun así, llegó sana y salva a la terminal.Los cuatro se dirigieron a tomar sus maletas. Del transporte a un hotel no tuvieron que preocuparse. Hudson y Luther tenían todo preparado para que los esperara un auto. Era una camioneta negra y Hazel no paró de soltar comentarios sobre lo increíble que era Hudson y que Kerrie era una chica con suerte. Claro que lo hacía solo para molestarla.Una vez dentro, Kerrie se tuvo que sentar al lado de Hudson. No es que se sintiera incómoda, estaba avergonzada. Y cada vez que lo miraba al rostro no podía olvidar el beso que le había robado.―¿Está todo bien? ―Preguntó el muchacho mientras apagaba su celular. La joven asintió despacio. ―¿No tienes hambre?―No. En el avión mi estómago se hizo chiquito. ―Confesó con vergüenza. Hudson la miró extrañado, pero le
Kerrie sentía que su corazón no paraba de latir luego de la ensoñación que había tenido. En su vida había tenido un sueño húmedo. Nunca había experimentado algo como eso. Lo atribuyó a un estado hormonal, pero en verdad no había pasado nada de eso.Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de su celular. Tomó el aparato y en la pantalla salía el nombre de Hazel.―¿Kerrie? ¿Estás en tu cuarto?―Sí, ¿por qué? ¿Sucede algo? ―Hazel soltó una sonrisa nerviosa.―Algo así, ¿en qué habitación estás? ―Kerrie le indicó el número de su cuarto y luego de eso su amiga cortó la llamada. No pasaron muchos minutos cuando tocaron a su puerta. Kerrie se asomó para poder abrirla. Hazel entró al cuarto con una expresión extraña, parecía avergonzada.―¿Qué sucedió? ― Hazel se acomodó en el sofá frente a la cama y luego miró a Hazel quien se encontraba de pie frente a ella.―Ah yo… no sé cómo explicarlo. Incluso puedes pensar que estoy volviéndome hormonal. Por favor, no me llames pervertida.