Andrea Rowe.Cuando las puertas del ascensor se abren, vuelvo a respirar. Es un milagro que haya podido aguantar los segundos que demoró en bajar esa caja metálica, sobre todo, porque la alteración que tengo debería ser un catalizador para mi fobia.Salgo del edificio con mi cuerpo temblando. Cierro mis manos en puños para poder controlarme, de lo contrario, terminaré teniendo un ataque de pánico en medio de la calle. Camino por la acera sin saber qué rumbo tomar, no sé a dónde me dirijo, solo que necesito alejarme de ese edificio, de él, de las estupideces que acabo de descubrir. Ni siquiera puedo prestarle un segundo pensamiento sin romperme del todo. Todavía no alcanzo a entender qué fue lo que pasó, de qué forma se jodió tanto mi vida por un malentendido.O quizás no debería decir que se jodió, sino que se arregló y que, aunque todavía no veo los beneficios de eso, algún día llegarán. Es mejor pensar en eso y no que estoy jodida, de por vida. Porque Christian Anderson me rompió
Andrea Rowe.Ya está hecho.Acepté. Ahora me toca enfrentar las consecuencias de mi decisión. Enfrentarlo a él día a día, como compañeros de trabajo que no tienen nada más en común que no sea la pasión por la justicia. Es irónico que defendamos la justicia, que busquemos el equilibrio que puede salvar a los demás, cuando nosotros mismos no supimos defender lo que una vez tuvimos. Pero qué vamos a hacerle a estas alturas. A pesar del dolor que sentí hoy, mientras él me hacía mierda una vez más, me siento libre. Ahora sé qué creyó. Ahora sé que no fui yo la que se equivocó. Al menos no en la parte que nos hizo trizas. Sé que pude gestionar de otra manera todo lo que llevó a Christian a ese punto en el que se mantuvo por cinco años, pero por qué no vino a mí, por qué no preguntar. Yo le habría dicho que Jackson era mi primo y que si no hablaba de él, era porque mi familia no conocía de su existencia. Porque Maddie no tenía idea que su nuevo amigo, era su hermano. Todo hubiera sido
Christian Anderson. Como cada noche últimamente, vuelvo a estar solo. Mirando la ciudad desde mi ventanal, con una copa de coñac en la mano y queriendo lanzarme del puto edificio cada vez que pienso en lo idiota que fui.Me gustaría pensar que sé cuál es el siguiente paso, me gustaría creer que tengo el poder sobre mí mismo, mis emociones. Pero todo sería una vil mentira. No tengo idea qué debo hacer ahora, más que aprender a lidiar con mis errores, que son muchos. Mi trabajo fue mi refugio todos estos años. Cada vez que mis pensamientos se movían de rango, hacia lugares, tiempos y personas que no quería recordar, me obligaba a producir el doble. Me obligaba a olvidar todo, perdiéndome en casos, contratos, estatutos. Cualquier cosa que me permitiera superar mi lapsus mental temporal. Pero ahora estoy de vuelta al principio. Me siento como lo estuve cinco años atrás. Sabiendo que era un inicio, ansioso por vivirlo, quizás, pero sin saber qué esperar de lo que estaba por venir. Porq
Andrea Rowe.Jackson vuelve a dejarme en la puerta del edificio. Esta vez, cuando volteo, espero encontrarme con Christian como mismo pasó ayer, pero no está por ningún lugar.En parte, suspiro con alivio, no creo que esté preparada para verlo tan temprano en la mañana. Pero también, hay algo que aparece en la boca de mi estómago y una presión diferente en mi pecho. ¿Nervios? ¿O será que de verdad esperaba encontrarlo y enfrentar esta situación de una vez?Eso último significaría que estas reacciones son producto de la decepción, pero eso no es posible. No puede serlo.Me lo repito sin cesar tantas veces puedo mientras entro al edificio con mi barbilla en alto y expresión tranquila.Hay algunos rostros que comienzan a hacerse familiares y aunque no los conozco, pronto lo haré. Ya la decisión está tomada y de aquí no me voy. A no ser que me saquen ellos mismos.Otra vez valoro la posibilidad de subir por las escaleras en mi camino al ascensor, pero eso me haría quedar como una loca. A
Christian Anderson.Me queda un mal sabor de boca y no sé si estoy siendo demasiado pesimista al pensar lo peor. Tracy siempre ha sido una buscona, con la que cometí el error de follar solo porque estaba estresado y porque sus mamadas llegaban en el momento que más lo necesitaba. Pero hasta hoy nunca se había portado así de territorial, así de desubicada. Perra es poco para lo que ahora mismo la considero.Mi madre me enseñó a respetar a las mujeres, pero Tracy se gana a pulso lo contrario. Y cuando se trata de Andrea, debería aprender rápido que no voy a tolerar sus absurdos.No sé qué habrá pasado en el bufete, entre ellas, para que esta loca se haya atrevido a ofender a Andrea como si yo fuera a permitírselo. Y no porque sea solo por la presencia de Andrea, por lo que esto puede significar para mí, es que su actitud está completamente fuera de lugar.Antes de subir a mi auto para regresar al apartamento, dudo. Debería pasar por la oficina y verificar que todo está bien. Paso cerca
Andrea Rowe.No esperaba ver a Christian unos minutos después de haberme enviado ese mensaje. Pensé que tendría trabajo que hacer y que no habría oportunidad de que nos cruzáramos justamente hoy, que no volvería a la oficina, por lo que me dijo Connor.Pero vaya sorpresa que me llevé. Sobre todo, al escucharlo....Solo existe una y, ciertamente, no eres tú.Lo dijo lo suficientemente alto para que yo pudiera escucharlo. Fueron esas palabras las que me hicieron detener el paso. Y fue esa pausa la que la perra de su secretaria aprovechó para decir lo que dijo. No puedo decir que no me dio satisfacción escuchar su orden, su castigo por enfrentarme, por poner en tela de juicio su moral ante todos. Porque sí, sé que la mayoría nos está mirando y deben estarse preguntando quién carajos soy yo y por qué su jefe reacciona así. Desconozco si las palabras de antes tienen un nombre, esas que no dejan de darme vueltas en la cabeza. Pero no me importan, lo que le pedí, él lo cumplió. Y sé que lo
Christian Anderson. ¿Es posible ocultar todo lo que estoy sintiendo ahora mismo?La respuesta a eso es demasiado sencilla: No. Mucho menos a ella.Andrea me mira con incertidumbre, con nervios, puedo reconocer sus emociones mientras muerde su labio inferior. Sé que tuvo la necesidad de decirme eso porque mis palabras estaban superándola. Me siento mal por llevar la conversación otra vez a donde no debía. Pero me fue inevitable. Este contrato que hoy le ofrezco no es algo de un día, lleva tiempo preparado, esperando por ella. Mi padre siempre me lo dejó claro y si antes hizo una excepción que duró unos años, al final no pudo evitarlo y dio el paso, cuando le hizo la primera propuesta. Ella merece estar aquí, dar lo mejor de sí, ayudar a crecer más el bufete y defender el nombre que nos hemos creado. Ella más que nadie. —Christian, debo irme —dice, unos minutos después, cuando el silencio se está haciendo demasiado pesado—. Tengo una cita y ya estoy atrasada. La miro y asiento. Señ
Andrea Rowe.—Bueno, ya está hecho. Mañana toca la firma y tendrás tu casa —murmura Rangel, mientras conduce rumbo al apartamento de Jackson. Yo lo escucho y asiento, pero no dejo de mirar por la ventanilla, pensando y pensando en todo lo que supe hoy. En lo que vi en sus ojos, no los de Rangel, cada vez que me hablaba con el corazón en la mano.¿Tan idiota que soy que por unas palabras sensibles voy a bajar mis muros? Esto va más allá de solo dejar todo de una vez. Experiencia de sobra tengo con lo que pasa cuando se posponen conversaciones, cuando se evitan los temas dolorosos. Esto debería al menos darme un motivo de peso para comprender qué es lo está sucediendo conmigo.Pero yo también me conozco. Nunca pude negarme a lo que él era en mi vida, en mi rutina. Puro caos. Pero no de los malos, más bien, de los que se disfrutan.Ahora resulta que busca mi perdón, que quiere que convivamos en paz. Lo apoyo, creo que para de verdad poder soltar todo, dejar ir eso que nos queda atascad