Christian Anderson. ¿Es posible ocultar todo lo que estoy sintiendo ahora mismo?La respuesta a eso es demasiado sencilla: No. Mucho menos a ella.Andrea me mira con incertidumbre, con nervios, puedo reconocer sus emociones mientras muerde su labio inferior. Sé que tuvo la necesidad de decirme eso porque mis palabras estaban superándola. Me siento mal por llevar la conversación otra vez a donde no debía. Pero me fue inevitable. Este contrato que hoy le ofrezco no es algo de un día, lleva tiempo preparado, esperando por ella. Mi padre siempre me lo dejó claro y si antes hizo una excepción que duró unos años, al final no pudo evitarlo y dio el paso, cuando le hizo la primera propuesta. Ella merece estar aquí, dar lo mejor de sí, ayudar a crecer más el bufete y defender el nombre que nos hemos creado. Ella más que nadie. —Christian, debo irme —dice, unos minutos después, cuando el silencio se está haciendo demasiado pesado—. Tengo una cita y ya estoy atrasada. La miro y asiento. Señ
Andrea Rowe.—Bueno, ya está hecho. Mañana toca la firma y tendrás tu casa —murmura Rangel, mientras conduce rumbo al apartamento de Jackson. Yo lo escucho y asiento, pero no dejo de mirar por la ventanilla, pensando y pensando en todo lo que supe hoy. En lo que vi en sus ojos, no los de Rangel, cada vez que me hablaba con el corazón en la mano.¿Tan idiota que soy que por unas palabras sensibles voy a bajar mis muros? Esto va más allá de solo dejar todo de una vez. Experiencia de sobra tengo con lo que pasa cuando se posponen conversaciones, cuando se evitan los temas dolorosos. Esto debería al menos darme un motivo de peso para comprender qué es lo está sucediendo conmigo.Pero yo también me conozco. Nunca pude negarme a lo que él era en mi vida, en mi rutina. Puro caos. Pero no de los malos, más bien, de los que se disfrutan.Ahora resulta que busca mi perdón, que quiere que convivamos en paz. Lo apoyo, creo que para de verdad poder soltar todo, dejar ir eso que nos queda atascad
Andrea Rowe.—Ya encontré apartamento —digo, para llamar la atención de Jackson—. De ahí vengo, Rangel me acompañó.Jack deja los platos en el fregadero y regresa conmigo. Su expresión es triste, pero resignada.—¿Sigues con esa idea?—Jack, sabes que no quiero molestar y ese nuevo apartamento queda a menos de cinco minutos del bufete. Si me extrañas, entonces puedes venir conmigo.Jackson apoya sus brazos sobre la encimera, justo frente a mí. Me mira con los ojos chinitos. Siento que se está preparando para decir algo importante, su expresión es de concentración total.Sin embargo...—Ahora no tendrás quien te cocine —susurra, inclinándose hacia adelante como si dijera un secreto.Yo me quedo tan impactada, que me cuesta soltar la primera carcajada. Pero luego no dejo de reír.—No puedes ser serio, definitivamente.Él, con su sonrisa radiante, se incorpora y me mira desde arriba.—Me gusta más ver cuando sonríes. Y te hacía falta.Da media vuelta, me deja con la palabra en la boca y
Andrea Rowe.Trabajar con Christian no es tan complicado cuando ambos ponemos de nuestra parte y dejamos de lado todo eso que nos atormenta el resto del tiempo.La junta con todo el personal sale bien, aunque no me pasa por alto que desde un principio deja claro, durante mi presentación, que no seré solo una colega más y que formaré parte de la junta de socios. En el momento en que lo dice, me muerdo la lengua y sonrío profesional, sus motivos tendrá para semejante aclaración. Y al primer momento de privacidad entre nosotros, me aclara el motivo.—Tenemos implementado un sistema bastante competitivo, Andrea. Cada uno acumula cierta cantidad de casos de alta relevancia en un período de seis meses. Al final de ese tiempo, solo uno de ellos sube el escalón, se convierte en abogado senior en nuestro bufete.Asiento, porque entiendo todo ahora. —Ya, comprendo. En el anterior bufete en que trabajé, no era tan competitivo, no todos tenían la oportunidad, pero tenían un sistema similar.—Nu
Christian Anderson.Me cuesta mucho concentrarme y quiero pensar que es porque estoy teniendo problemas para organizarme con la agenda y la forma en que Tracy llevaba el trabajo; que no tiene nada que ver con Andrea y la forma tan pausada en que todo está sucediendo entre nosotros.No sé cuántas veces en lo que va de día me perdí en mi cabeza solo viéndola. No tengo idea si ella lo notó o no, espero que no. Porque, aunque ahora estamos aparentemente bien, eso no dejaría de lado lo que estoy intentando demostrarle.Que puedo ser profesional, que puedo contenerme y que a pesar de todo el tiempo pasado y los errores cometidos, puedo ganarme su confianza una vez más. ¿Con otros fines? Ya quisiera poder tener esa oportunidad, pero al verla me doy cuenta que no será tan sencillo. Y que es probablemente, a estas alturas, algo imposible de conseguir.Pero eso no quita que yo vea sus ojos y no me zambulla en ese verde brillante que con tanto amor me miraban antes y ahora, hay más que recelo al
Andrea Rowe.Decir que me siento como la m****a, no es suficiente. No soy capaz de describir exactamente qué me pasa, de qué tipo son estos pensamientos que tengo y la razón de que mi pecho se sienta apretado.Tengo una constante tensión en el estómago y puedo sentir el pulso en mi garganta. ¿Qué carajos me está pasando? Me obligo a detener mis pies de su repetitivo rebote. Estoy molesta, agobiada, decepcionada y lo más significativo, arrepentida.Pero sigo sin saber el motivo detrás del arrepentimiento. ¿Por discutir con Rangel?, ¿por hacerlo delante de Christian y darle una especie de poder sobre mí si así lo quisiera?, ¿por verme otra vez en esa parte de una historia en la que mi convicción de avanzar se ve interrumpida por un ambiente tenso y tóxico?Rangel es un hombre maduro, hecho y derecho, pero acaba de quedar como el peor adolescente de todos. ¿En serio me puso a elegir?Me jode, me molesta mucho, que cada vez que decido dar un paso adelante algo me haga dudar, pero más me j
Christian Anderson.Cuando las puertas se cierran tal parece que me desplomo, la sensación es exactamente esa en la que piensas que has perdido hasta el habla. Todo el tiempo estuve pensando en la mejor manera para hacerle saber a Andrea que ahora somos vecinos. Todos mis intentos resultaron infructuosos y ya me estaba frustrando, creyendo que de alguna manera me estaban evitando una decepción. Pero después de valorarlo todo el camino de regreso, no pude tomar otra decisión. Debía decirle. Hace años atrás una omisión nos trajo hasta aquí, hasta este momento en que somos desconocidos, aunque llevamos mil cuestiones a cuestas. No puedo regresarnos a ese punto, ahora que tengo la posibilidad de hacer las cosas bien. ¿Qué iba a hacer para evitar que lo supiera?, ¿irme como si me fuera a casa y luego regresar y pasármela escondido? Demasiados dramas innecesarios. Entro a mi apartamento y mi primer impulso es ir a la terraza, pero me contengo. Quizás ella esté en su balcón, pensando en
Andrea Rowe.Las puertas del ascensor se cierran conmigo dentro. Me quedo en el mismo lugar intentando asimilar lo que Christian acaba de decirme.¿Que él vive en el piso superior?, ¿el que marcó a propósito para darme la noticia?La caja metálica se detiene en mi piso un segundo después. Se abren las puertas y si me obligo a salir, es porque de cerrarse otra vez, creo que entraría en pánico. Avanzo por el pasillo hasta mi puerta como si estuviera arrastrando mi pies, como si algo pesado estuviera atado a mis tobillos y no me dejara avanzar.Entro a mi apartamento, nuevo y precioso, pero ahora no veo lo mismo. Ahora solo puedo pensar que en el piso superior está él, que somos vecinos y que bendita, o maldita, la suerte que nos pone en el camino del otro después de tanto tiempo evitándonos.Dejo mis cosas del trabajo sobre el sofá y voy directo al balcón, pero cuando abro las puertas dobles, lo pienso dos veces. ¿Y si está asomado en su terraza? Se que encima de mí hay un balcón, deb