Andrea Rowe.Jackson vuelve a dejarme en la puerta del edificio. Esta vez, cuando volteo, espero encontrarme con Christian como mismo pasó ayer, pero no está por ningún lugar.En parte, suspiro con alivio, no creo que esté preparada para verlo tan temprano en la mañana. Pero también, hay algo que aparece en la boca de mi estómago y una presión diferente en mi pecho. ¿Nervios? ¿O será que de verdad esperaba encontrarlo y enfrentar esta situación de una vez?Eso último significaría que estas reacciones son producto de la decepción, pero eso no es posible. No puede serlo.Me lo repito sin cesar tantas veces puedo mientras entro al edificio con mi barbilla en alto y expresión tranquila.Hay algunos rostros que comienzan a hacerse familiares y aunque no los conozco, pronto lo haré. Ya la decisión está tomada y de aquí no me voy. A no ser que me saquen ellos mismos.Otra vez valoro la posibilidad de subir por las escaleras en mi camino al ascensor, pero eso me haría quedar como una loca. A
Christian Anderson.Me queda un mal sabor de boca y no sé si estoy siendo demasiado pesimista al pensar lo peor. Tracy siempre ha sido una buscona, con la que cometí el error de follar solo porque estaba estresado y porque sus mamadas llegaban en el momento que más lo necesitaba. Pero hasta hoy nunca se había portado así de territorial, así de desubicada. Perra es poco para lo que ahora mismo la considero.Mi madre me enseñó a respetar a las mujeres, pero Tracy se gana a pulso lo contrario. Y cuando se trata de Andrea, debería aprender rápido que no voy a tolerar sus absurdos.No sé qué habrá pasado en el bufete, entre ellas, para que esta loca se haya atrevido a ofender a Andrea como si yo fuera a permitírselo. Y no porque sea solo por la presencia de Andrea, por lo que esto puede significar para mí, es que su actitud está completamente fuera de lugar.Antes de subir a mi auto para regresar al apartamento, dudo. Debería pasar por la oficina y verificar que todo está bien. Paso cerca
Andrea Rowe.No esperaba ver a Christian unos minutos después de haberme enviado ese mensaje. Pensé que tendría trabajo que hacer y que no habría oportunidad de que nos cruzáramos justamente hoy, que no volvería a la oficina, por lo que me dijo Connor.Pero vaya sorpresa que me llevé. Sobre todo, al escucharlo....Solo existe una y, ciertamente, no eres tú.Lo dijo lo suficientemente alto para que yo pudiera escucharlo. Fueron esas palabras las que me hicieron detener el paso. Y fue esa pausa la que la perra de su secretaria aprovechó para decir lo que dijo. No puedo decir que no me dio satisfacción escuchar su orden, su castigo por enfrentarme, por poner en tela de juicio su moral ante todos. Porque sí, sé que la mayoría nos está mirando y deben estarse preguntando quién carajos soy yo y por qué su jefe reacciona así. Desconozco si las palabras de antes tienen un nombre, esas que no dejan de darme vueltas en la cabeza. Pero no me importan, lo que le pedí, él lo cumplió. Y sé que lo
Christian Anderson. ¿Es posible ocultar todo lo que estoy sintiendo ahora mismo?La respuesta a eso es demasiado sencilla: No. Mucho menos a ella.Andrea me mira con incertidumbre, con nervios, puedo reconocer sus emociones mientras muerde su labio inferior. Sé que tuvo la necesidad de decirme eso porque mis palabras estaban superándola. Me siento mal por llevar la conversación otra vez a donde no debía. Pero me fue inevitable. Este contrato que hoy le ofrezco no es algo de un día, lleva tiempo preparado, esperando por ella. Mi padre siempre me lo dejó claro y si antes hizo una excepción que duró unos años, al final no pudo evitarlo y dio el paso, cuando le hizo la primera propuesta. Ella merece estar aquí, dar lo mejor de sí, ayudar a crecer más el bufete y defender el nombre que nos hemos creado. Ella más que nadie. —Christian, debo irme —dice, unos minutos después, cuando el silencio se está haciendo demasiado pesado—. Tengo una cita y ya estoy atrasada. La miro y asiento. Señ
Andrea Rowe.—Bueno, ya está hecho. Mañana toca la firma y tendrás tu casa —murmura Rangel, mientras conduce rumbo al apartamento de Jackson. Yo lo escucho y asiento, pero no dejo de mirar por la ventanilla, pensando y pensando en todo lo que supe hoy. En lo que vi en sus ojos, no los de Rangel, cada vez que me hablaba con el corazón en la mano.¿Tan idiota que soy que por unas palabras sensibles voy a bajar mis muros? Esto va más allá de solo dejar todo de una vez. Experiencia de sobra tengo con lo que pasa cuando se posponen conversaciones, cuando se evitan los temas dolorosos. Esto debería al menos darme un motivo de peso para comprender qué es lo está sucediendo conmigo.Pero yo también me conozco. Nunca pude negarme a lo que él era en mi vida, en mi rutina. Puro caos. Pero no de los malos, más bien, de los que se disfrutan.Ahora resulta que busca mi perdón, que quiere que convivamos en paz. Lo apoyo, creo que para de verdad poder soltar todo, dejar ir eso que nos queda atascad
Andrea Rowe.—Ya encontré apartamento —digo, para llamar la atención de Jackson—. De ahí vengo, Rangel me acompañó.Jack deja los platos en el fregadero y regresa conmigo. Su expresión es triste, pero resignada.—¿Sigues con esa idea?—Jack, sabes que no quiero molestar y ese nuevo apartamento queda a menos de cinco minutos del bufete. Si me extrañas, entonces puedes venir conmigo.Jackson apoya sus brazos sobre la encimera, justo frente a mí. Me mira con los ojos chinitos. Siento que se está preparando para decir algo importante, su expresión es de concentración total.Sin embargo...—Ahora no tendrás quien te cocine —susurra, inclinándose hacia adelante como si dijera un secreto.Yo me quedo tan impactada, que me cuesta soltar la primera carcajada. Pero luego no dejo de reír.—No puedes ser serio, definitivamente.Él, con su sonrisa radiante, se incorpora y me mira desde arriba.—Me gusta más ver cuando sonríes. Y te hacía falta.Da media vuelta, me deja con la palabra en la boca y
Andrea Rowe.Trabajar con Christian no es tan complicado cuando ambos ponemos de nuestra parte y dejamos de lado todo eso que nos atormenta el resto del tiempo.La junta con todo el personal sale bien, aunque no me pasa por alto que desde un principio deja claro, durante mi presentación, que no seré solo una colega más y que formaré parte de la junta de socios. En el momento en que lo dice, me muerdo la lengua y sonrío profesional, sus motivos tendrá para semejante aclaración. Y al primer momento de privacidad entre nosotros, me aclara el motivo.—Tenemos implementado un sistema bastante competitivo, Andrea. Cada uno acumula cierta cantidad de casos de alta relevancia en un período de seis meses. Al final de ese tiempo, solo uno de ellos sube el escalón, se convierte en abogado senior en nuestro bufete.Asiento, porque entiendo todo ahora. —Ya, comprendo. En el anterior bufete en que trabajé, no era tan competitivo, no todos tenían la oportunidad, pero tenían un sistema similar.—Nu
Christian Anderson.Me cuesta mucho concentrarme y quiero pensar que es porque estoy teniendo problemas para organizarme con la agenda y la forma en que Tracy llevaba el trabajo; que no tiene nada que ver con Andrea y la forma tan pausada en que todo está sucediendo entre nosotros.No sé cuántas veces en lo que va de día me perdí en mi cabeza solo viéndola. No tengo idea si ella lo notó o no, espero que no. Porque, aunque ahora estamos aparentemente bien, eso no dejaría de lado lo que estoy intentando demostrarle.Que puedo ser profesional, que puedo contenerme y que a pesar de todo el tiempo pasado y los errores cometidos, puedo ganarme su confianza una vez más. ¿Con otros fines? Ya quisiera poder tener esa oportunidad, pero al verla me doy cuenta que no será tan sencillo. Y que es probablemente, a estas alturas, algo imposible de conseguir.Pero eso no quita que yo vea sus ojos y no me zambulla en ese verde brillante que con tanto amor me miraban antes y ahora, hay más que recelo al